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Home Escala Crítica Los pobres, esos incómodos invitados; la estructura de marginación y violencia

Los pobres, esos incómodos invitados; la estructura de marginación y violencia

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 Escala Crítica/Columna diaria

*Erradicar la pobreza: una década, 200 años, o nunca
*Ochenta de cada cien mexicanos en condición vulnerable
*Tabasco y la hecatombe socio económica, desastre construido
 
Víctor M. Sámano Labastida 
EL PRESIDENTE Enrique Peña Nieto afirmó en su V Informe de Gobierno que es posible erradicar la pobreza extrema en México “en menos de una década”. En 2015, el Consejo Coordinador Empresarial ofreció un diagnóstico menos optimista: si se mantiene el ritmo que hasta ahora han tenido los programas para mejorar las condiciones de vida, nos tomaría ¡doscientos años! contar con menos pobres. Hace unos días, el gobernador Arturo Núñez sostuvo que estados como Tabasco han vivido una verdadera “hecatombe socioeconómica” reflejada en el desempleo y el aumento de la pobreza.
Los pobres son y han sido los incómodos invitados en todas las fiestas oficiales. Fueron también motivo de varias revoluciones, entre ellas las de la Independencia y la de 1910. Hace 25 años se creó la Secretaría de Desarrollo Social con el declarado objetivo de reducir el número de pobres. Eran los tiempos de Carlos Salinas de Gortari y se instalaba en el país un modelo bautizado como neoliberalismo o “liberalismo social”. En realidad era la consolidación de la tecnocracia que…produciría una riqueza cada vez más concentrada y una pobreza más distribuida.
DESENCANTO POR LOS VOTOS
NINGÚN sistema, mucho menos la democracia, se justifica si no tiene como objetivo real y resultado medible un reparto más equitativo del poder, pero sobre todo del poder para subsistir. El descrédito por la democracia no es –como se insiste- sólo por la frivolidad de los políticos, sino por algo más tangible: los agujeros en los bolsillos.
En mayo de este año, cuando se conmemoró un cuarto de siglo de la creación de Sedesol,  el diario Reforma publicó que la dependencia: “ha erogado más de un billón 514 mil millones de pesos en programas sociales, pero hoy existen prácticamente los mismos niveles de pobreza que hace 25 años”.
Con datos oficiales refería: “en 1992, el 53.1 por ciento de la población vivía en pobreza de patrimonio; es decir, 43.1 millones de mexicanos (con una población total de 81.2 millones) carecían de ingresos para adquirir los alimentos, bienes y servicios indispensables para alcanzar un nivel de vida digno”.
Pero en 2014 “el 53.2 por ciento de la población tenía ingresos inferiores a la línea de bienestar; es decir, 63.8 millones de mexicanos”.
Evidentemente algo se está haciendo muy mal, o muy bien. Muy mal si nos atenemos a la declaración de construir un país más justo, muy bien si lo que se considera son los objetivos de un capitalismo salvaje.
 
CICLO Y SIGLO DE VIOLENCIA
 
RECIENTEMENTE  la organización Acción Ciudadana Frente a la Pobreza estimó que en nuestro país, durante el último cuarto de siglo la pobreza ha afectado al 53 por ciento de la población; pero el “gasto social” –que no inversión, según observamos - se triplicó en términos reales. Pero aún más, de acuerdo a esta federación de ONGs: hay 64 millones de mexicanos en pobreza, 11 millones más que hace 25 años.
Estudios de la Cepal y de otros organismos especializados, anotan que una de las grandes enfermedades sociales en nuestro país es la desigualdad: 12 millones de personas -el 10 por ciento de la población-, se quedan con la mitad del ingreso; otros 108 millones se reparten el restante 90 por ciento. Ni siquiera una economía de subsistencia, sino de sobrevivencia. ¿De dónde viene el encono social y el ciclo de la violencia?
Comparativo de Acción Ciudadana: un millón 200 mil personas gana lo mismo que 72 millones. Y la brecha se convierte en abismo.
Veamos lo que publicó el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval): “de los 117.3 millones de habitantes que tenía el país al cierre de 2012, apenas 23.3 millones (19.78% del total) son catalogados como no pobres ni vulnerables, mientras los 94 millones restantes, esto es, el 80.22 % del total de la población se registra como pobres y vulnerables”. 
Ochenta de cada cien mexicanos viven, vivimos, en condición de vulnerabilidad. Los años recientes lo confirman: hay una destrucción económica y cultural de la clase media, al mismo tiempo que se dinamitan los mecanismos de movilidad y ascenso social. He aquí un cabo suelto por el que podríamos asomarnos a la tragedia de un país en donde el crimen se convirtió en experiencia cotidiana. 
Otra vez Coneval: “En 1992 el 53.1% de los mexicanos eran considerados pobres de patrimonio, lo que se tradujo en poco más de 46 millones de personas. Treinta años más tarde, dicho porcentaje es de 52.3%, lo que significa que más de 61 millones de personas se encuentran esa situación de pobreza”. Bajo las aguas de este puente han pasado costosos y fabulosos programas: Pronasol (1988), Progresa (1995) y Oportunidades (2000 y 2006), Cruzada nacional contra el hambre (2013). Esta denominación última es sintomática: vivimos una situación de emergencia, no se trata de progresar sino de no morir. La inseguridad tiene otro rostro.
DETENER EL DERRUMBE
DIJO el gobernador Núñez al referirse al más reciente reporte del Coneval en donde Tabasco aparece con un incremento en la pobreza y pobreza extrema de 2014 a 2016 (a pesar de un avance entre 2013 y 2014) que lamentablemente esta entidad y su administración se han movido en estos últimos años en medio de “una verdadera hecatombe socio económica”.
Explicó el mandatario que al estado le ha impactado especialmente “el derrumbe de la economía petrolera de la que depende esencialmente nuestra estructura productiva”.
Pero ese derrumbe de la economía petrolera no es obra de la casualidad. Se aceleró con los efectos de la reforma energética en una estructura vulnerada y vulnerable. Las catástrofes no son naturales. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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