www.ventanasur.com

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente
Home Escala Crítica Terremotos sacuden el presupuesto; no sólo son los fenómenos naturales

Terremotos sacuden el presupuesto; no sólo son los fenómenos naturales

E-mail Imprimir PDF

 Escala Crítica/Columna diaria

*A revisión el Paquete Económico 2018; Tabasco, a la espera
*Los hoyos negros por donde se fugan los recursos públicos
*Riesgo de la permanente exposición a la violencia y sus imágenes
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL TEMA ha sido tratado con discreción pero resulta innegable que las recientes catástrofes derivadas de los terremotos del 7 y 19 de septiembre obligarán a reajustar el presupuesto federal. No son buenas noticias para estados como Tabasco y Campeche que esperaban una asignación de emergencia frente al impacto de la crisis petrolera. Todos los estados, pero en especial en aquellos donde las penurias económicas se acrecientan, tendrán que acudir a acciones imaginativas y eficaces.
Poco antes de que el gobierno federal entregara a la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto para 2018, los funcionarios de la Secretaría de Hacienda anotaron en los conocidos “precriterios” para la elaboración del reparto de recursos: “Se estima que en 2018 se requerirá un ajuste en el gasto programable pagado incluyendo la inversión de alto impacto económico y social por 43 mil 800 millones de pesos con respecto al Presupuesto 2017, equivalente a 0.2 por ciento del PIB”.
Aunque se ha insistido en que México tiene que hacer frente a una catástrofe no derivada de fenómenos naturales –como el modelo económico-, la creciente escasez de recursos ha llevado a una secuela de recortes presupuestales que han afectado más a los estados de bajo desarrollo.
Recientemente el titular de Hacienda y aspirante a la candidatura presidencial Meade Kuribreña reconoció que “es probable” que se ajuste el Paquete Económico 2018 como resultado de las necesidades urgentes por los terremotos. Aunque señaló que era posible el incremento al Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales (Fonden), que este año se tenía previsto en 9 mil millones de pesos, puede adelantarse que habrá más rubros que tendrán que revisarse. 
En el caso de los fenómenos naturales, a partir del segundo semestre de este año nuestro país se ha visto afectado por intensas lluvias y huracanes –la temporada aún no concluye-, así como por los terremotos y sus réplicas.
Aunque como le decía líneas arriba no sólo estamos ante fenómenos naturales, sino que este fin de año y el próximo todavía resentiremos los efectos de las medidas económicas.
 
¿A DÓNDE VA EL DINERO?
 
LE COMENTABA ayer que los gastos superfluos no sólo están en los procesos electorales y en lo actividad “política”. Hay enormes agujeros por donde se van los recursos públicos, tan necesarios ahora que más de dos millones de personas padecen directamente por los terremotos, sin contar a los otros millones que sufren las consecuencias indirectas.
Una buena parte de los recursos públicos se fugan hacia el pago de una enorme deuda pública. Tan sólo en el primer cuatrimestre de este año el gobierno federal pagó 128 mil 479 millones de pesos en intereses. Es –se afirma- el más alto que se haya registrado desde 1990.
Pero un gobierno –y un país- que vive de prestado, del crédito bancario no cuida al máximo la disposición de sus recursos, como sería lo razonable. Ejemplos hay muchos. Tan sólo ayer el diario Reforma nos ofreció uno de tantos.
En 2014 la todavía paraestatal Pemex registró la empresa ProAgroindustria para adquirir la planta Agro Nitrogenados por un total de 274 millones de dólares. El crédito se saldó con los gastos de PMI, otra filial de la petrolera. 
De acuerdo al reporte periodístico, sustentado en documentos, ProAgroindustria “no tenía activos ni empleados, por lo que PMI le autorizó un crédito de 480 millones de dólares sujeto a obtener recursos posteriores de un banco como Nafin y le inyectó 120 millones de dólares de capital”. En total 600 millones de dólares.
Ahora Pemex tiene un plazo perentorio para pagar 390 millones de dólares “por una planta chatarra en Cosoleacaque, Veracruz, que no tiene ingresos”. Desde julio pasado el diario Reforma advirtió que la planta estaba sin producir urea para fertilizantes y apenas llevaba el 60 por ciento de su rehabilitación. 
No es la primera vez que el gobierno federal “rescata” una empresa sin beneficio para el país y a muy altos costos.
 
UNA SOCIEDAD COLAPSADA
 
COMO es lógico, los afectados directamente por la catástrofe de los terremotos requerirán auxilio psicológico. 
Escribió el psiconalista Roberto Vargas Arreola en el portal de Expansión (cnnespañol.com), que la palabra colapso “tiene dos significados: por un lado, paralización o disminución importante del ritmo de una actividad; por el otro, destrucción o ruina de un sistema o estructura. En todos los sentidos, el centro del país colapsó a raíz del sismo del pasado 19 de septiembre”.
Explica: “La ayuda no se hizo a esperar, podría pensarse incluso en una ayuda enloquecida, maniaca, desbordada, furiosa, anhelante, con esperanza. Muchos cuerpos queriendo contribuir en el rescate de las personas atrapadas entre los escombros, muchas manos apoyando de manera directa o indirecta en la causa de rescatar vidas”.
Se entiende que hay efectos directos, por lo general imprevistos para quienes están expuestos a la catástrofe. Pero hay otros impactos que también deberían preocuparnos porque tienen un costo social y es posible que resulten en daños individuales y familiares. Efectos indirectos que se podrían evitar y prevenir, como la exposición permanente a las imágenes de los medios audiovisuales. Hay ansiedad, angustia, incertidumbre, derivada lamentablemente del morbo.
Esta es una cuestión que debería preocupar aún más en un país donde la percepción de inseguridad es alimentada por hechos reales, pero también por una sobreexposición a la violencia. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar