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Home Escala Crítica Los jóvenes, terremotos y votaciones; acción solidaria y participación política

Los jóvenes, terremotos y votaciones; acción solidaria y participación política

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 Escala Crítica/Columna diaria

*Como en 1985, ¿los sismos impulsarán más acción juvenil?
*Partidos y organizaciones políticas buscan el “voto rebelde”
*Rescate de víctimas, los otros damnificados del sistema 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LOS TERREMOTOS, como todas las catástrofes, sacaron lo mejor y lo peor de las comunidades y las personas. En la Ciudad de México, territorio privilegiado por los medios, decenas de miles de personas aparecieron quitando escombros, rescatando víctimas, ayudando. Pasó en otras localidades menos expuestas a los reflectores: Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, etcétera. Hombres y mujeres de la más diversa condición social y de todas las edades.
Llamó la atención la actitud solidaria de la juventud frente a los sismos. Uno de los más entusiastas en destacar la participación de lo que  llaman “generación millennials” fue el historiador Enrique Krauze (Acá estamos, Reforma, 24/IX/2017). Inicia su texto: “¿Dónde están los jóvenes?, nos preguntábamos hasta hace unos días, lamentando su aparente desidia ante la vida pública. Y ahora los jóvenes nos han refutado de una manera magnífica: “Acá estamos”, nos dicen, con sus actos de anónima heroicidad. “Acá estamos”, no en la grilla miserable, no en la comparsa de cualquier propaganda”.
Reflexiona Krauze: “No sé si esta marea de solidaridad bajará al paso de las semanas o meses. Ojalá encuentre formas de perdurar, no sólo en el ámbito social sino en el político. Ojalá ellos mismos creen organizaciones civiles permanentes. Absolutamente todos los partidos son indignos de esta nueva generación de héroes anónimos que han tenido su bautizo existencial y social en este terremoto”. 
 
VENCER EL ABSTENCIONISMO
 
POR DEMÁS está decir que la juventud no es permanente. Pero vayamos a otros datos: se calcula que el año próximo estarán en posibilidad de votar más de 25 millones de jóvenes de entre 18 y 29 años. Casi la tercera parte del padrón electoral. Sin embargo, es en este sector donde del 2000 a la fecha se ha registrado el más alto nivel abstencionismo: en promedio el 60 por ciento no acude a las urnas. 
Un estudio del INE (2014) registró que el 52 por ciento de los jóvenes no se identificaba con ningún partido político. Aunque a decir verdad los partidos tampoco tienen mejor valoración entre la población abierta: el 72 por ciento considera que sus opiniones no interesan a los políticos. 
En los procesos electorales recientes los jóvenes, sobre todo de las grandes ciudades, han tenido posiciones contradictorias. Aún recuerdo que en los años 70 y 80 la expresión radical de la juventud era de rechazo a las elecciones porque las consideraban fraudulentas: entonces controladas totalmente por los gobiernos. Una herencia de la rebelión de 1968. Vinieron después una serie de reformas electorales que coincidieron con circunstancias sociales y económicas.
Es por eso que ahora algunos analistas buscan paralelismos entre lo que sucedió posterior al terremoto de 1985 y lo que puede suceder en los comicios del 2018.
Se recuerda, por ejemplo, que en septiembre de 1985 miles de jóvenes se sumaron a las tareas de rescate y organización social durante y después de los sismos. Unas expresiones que se transformó en participación política fueron la Asamblea de Barrios y la del Consejo Estudiantil Universitario de 1986 (CEU), de donde surgieron varios activistas sumados a la insurgencia cívica de 1988. Los derrumbes y grietas del terremoto se vieron reflejadas en las grietas del sistema político.
 
RADICALISMO Y PODER
 
UN IMPORTANTE segmento en 1994 se orientó hacia el denominado movimiento zapatista apoyado en el EZLN pero que no tuvo expresión electoral.
En 2012 surgió un denominado Movimiento 132, de corte estudiantil pero que sumó a jóvenes de diversa procedencia que desde la capital se extendió por todo el país. Tanto en 1988 como en 2012 los beneficiarios fueron los candidatos de izquierda.
Previamente, en 2009, particularmente los jóvenes apoyados en sectores intelectuales promovieron el voto nulo, de escaso impacto en el resultado de las elecciones.
Ahora, hacia el 2018, la interrogante es si el coyuntural y focalizado “empoderamiento” de los jóvenes al asumir tareas de rescate y ayuda a los afectados por los terremotos logra convertirse en una expresión política. No necesariamente partidista pero que imponga una agenda nueva a los candidatos, líderes partidistas y gobiernos.
Quienes esperan canalizar el descontento juvenil para fines electorales son los promotores de las candidaturas independientes, pero también –como sucedió con el Movimiento 132-, lo está haciendo desde hace varios años el equipo de Andrés Manuel López Obrador.
No resulta casual que según reporte de Bloomberg, publicado en julio reciente por El Financiero “Cambridge Analytica, la gran firma de datos que asesoró al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en su exitosa campaña electoral, está recurriendo a México en busca de un nuevo candidato presidencial”.
Según sondeo realizado entonces por la empresa Pig.gi, asociada a Analytica, “cuyo grupo demográfico es joven, mexicanos de clase media, López Obrador fue favorecido por 49 por ciento de los 3 mil 666 encuestados, seguido muy por detrás de Margarita Zavala, con 18 por ciento”. Hay que tomar en cuenta que sólo Morena tiene pre candidato definido.
AL MARGEN
UNA INTERROGANTE más en torno a este tema, porque ahora la tecnología aplicada a las redes virtuales como Facebook, Twitter, Whatsapp, demostró que puede ayudar a salvar vidas en un terremoto y por medio de la cual los jóvenes se organizaron, ¿podrá trasladarse esta participación a los procesos electorales del 2018? ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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