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Home Escala Crítica PAN, Anaya y su Frente: puentes dinamitados y las apuestas contra el “enemigo común”

PAN, Anaya y su Frente: puentes dinamitados y las apuestas contra el “enemigo común”

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 Escala Crítica/Columna diaria

* Cuenta regresiva para una alianza de facto cada vez más lejana
* Contradicciones panistas ante el sistema: socios enemistados
* De la ruptura Morena-PRD, a la fractura PAN-Calderón
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
A MENOS de un mes de las elecciones comparto con los lectores una revisión, así sea parcial, de cómo percibo que llegan los tres principales aspirantes a la Presidencia de la República: José Antonio Meade Kuribreña, Ricardo Anaya Cortés y Andrés Manuel López Obrador . Aunque entiendo que cada proceso electoral estatal tiene su propia dinámica, me parece que el curso de las campañas presidenciales influirá en las contiendas estatales. Habrá 30 procesos locales, entre ellos nueve para la gubernatura, incluida la de Tabasco.
En mi entrega anterior me referí a Meade Kuribreña (PRI-PVEM-Panal), cuya coalición no se refrendó en todos los estados que relevarán gobernadores. Hoy repasaré brevemente el caso de Ricardo Anaya Cortés de la alianza Por México al Frente, la cual tendrá su correspondiente tripartita en seis entidades; pero en otras dos irán separados del PRD y en una cada partido presenta su propio abanderado a la gubernatura.
Tabasco es uno de los estados donde el Frente de Anaya sí construyó la alianza tripartita, sólo que con un candidato a la gubernatura surgido del PRD. El ex dirigente del PAN, como se sabe estuvo el fin de semana en Villahermosa como parte de su campaña a la Presidencia.   
 
 
CARRERA CONTRA RELOJ
EL PAN y su alianza Por México al Frente (PRD y MC) llegan a junio con tres pendientes a resolver entre otros: 1) la dificultad de su candidato, Ricardo Anaya, para abordar a fondo un tema central de la campaña: la corrupción, esto por las insistentes acusaciones del PRI sobre enriquecimiento inexplicable –señalamientos que complican cualquier perspectiva de asociación coyuntural; 2) la extraña mezcla ideológica que aún no arraiga en forma de aceptación masiva, puesto que muchos actores políticos del Frente (gobernadores, senadores, diputados) mantienen abierto su camino hacia el PRI, y en algunos casos hacia Morena; 3) la oportunidad no aprovechada del segundo debate presidencial. Aunque se afirma que fue ganado por el queretano, no con la contundencia que requería para desplazar definitivamente a Meade.
Anaya resiente, en forma de escrutinio público, una nueva visita a sus cuentas financieras personales y familiares. Ocurre un día sí y otro también por parte de sus adversarios y críticos.
La reciente encuesta electoral del diario Reforma (mayo 30) sitúa a Anaya en descenso: pasó de 28% a 26% de las preferencias, un 26% debajo de AMLO que aparece con 52% (y que aumentó 4 puntos), mientras que José Antonio Meade (Todos por México) rasca el 19% (su incremento fue de dos puntos). Apenas ayer, el diario El Financiero ofreció otros números: López Obrador es colocado con el 50% de las intenciones del voto; Anaya con el 24 (antes le reportaban el 26) y Meade pasó a 22 puntos (contra 20 previos). ¿Se está configurando el escenario de la alianza de facto? Pero una cosa son los números, otra las resistencias e intereses.
Hay optimismo en el equipo de Anaya, pero pareciera que disminuyen las posibilidades de remontar. Queda el tercer debate del domingo 12 de junio, 23 días de intensa campaña y las negociaciones. El último debate no parece la herramienta detonante, pues se ha medido históricamente que los cambios porcentuales luego de un debate son de un máximo de 3 puntos. 
 
PROBLEMA DE LA IDENTIDAD 
¿CÓMO se llegó a la mezcla presidencial PRD/PAN, con la izquierda post 88 y la derecha calificada por sus adversarios de empresarial y conservadora? Por los éxitos estatales en comicios intermedios, cosechados desde 2009 y repetidos en 2015. Las cuentas cuadraron y la discusión ideológica pasó a segundo plano. Pensaron las dirigencias que los experimentos estatales podían replicarse a nivel federal y se sumó el color naranja de Dante Delgado. 
Cierto que el PAN domina la alianza Por México al Frente, construida expresamente por Anaya para lanzar su candidatura presidencial. Se necesitó una ruptura interna del PRD –con la salida de Cuauhtémoc Cárdenas y López Obrador-, prácticamente sin cuadros luego de ser por dos décadas una organización política combativa. Después de la alianza con Anaya (¡figura central en el 28 aniversario del PRD!), las cartas políticas del sol azteca tienen oportunidad en la CDMX y Tabasco. 
En esta feria de camisetas y conflictos internos, dos ex presidentes del PAN militan ya con AMLO en 2018: Germán Martínez y Manuel Espino, sin contar la ruptura y fallida aventura de Margarita Zavala y los calderonistas cada vez más cerca de Meade.
Anaya volteó hacia la cúpula empresarial para propiciar un acercamiento con Peña Nieto. Ante la necesidad de enfrentar al puntero López Obrador con todo el poder del sistema, hubo una petición empresarial de declinación, no atendida por Anaya y Meade. Curioso: se lo preguntaron al presidente Peña y no al candidato de la coalición priista. Un sector de la cúpula empresarial decidió abrirse contra lo que denominan “riesgo del populismo” y se fue al extremo de tal forma que recibió una llamada de atención por parte del INE.
¿Qué tanto ayuda a Anaya este jaloneo? Misterio. En Tabasco, el abanderado frentista sostuvo que “con el PRI no se va por el camino correcto, ha habido mucha corrupción, y eso nos indigna”. Los puentes con el tricolor están maltrechos, mientras tanto los estrategas de López Obrador hacen guiños al morador de Los Pinos. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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