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Home Escala Crítica La cuarta transformación…del PRI; quienes lo hundieron están a resguardo

La cuarta transformación…del PRI; quienes lo hundieron están a resguardo

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 Escala Crítica/Columna diaria

*El tamaño del cambio a nivel de su derrota, dice René Juárez
*Una desarticulación que comenzó con los llamados tecnócratas
*En los foros para la paz y la seguridad, se requieren expertos
 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
 
EL CAMBIO que requiere el Partido Revolucionario Institucional (PRI), tiene que ser del tamaño de su derrota, afirmó el guerrerense René Juárez Cisneros, al anunciar su renuncia a la dirigencia que asumió a principios de mayo, en plena campaña de José Antonio Meade.  Autocrítico ahora, reconoció que su partido “no escuchó” las voces que exigían cambios en 1968, 1988, 1994, 2000, 2006 y en años recientes. Demasiados avisos.
Paradójicamente, tanto Juárez Cisneros como Enrique Ochoa Reza, el anterior dirigente, tienen asegurada una diputación en el próximo Congreso federal. Otro líder priista de la era Peña Nieto, el mexiquense César Camacho, aunque fue anotado a la cabeza de la fórmula para el Senado, se quedó en el camino.
Recordemos que la derrota del tricolor en las elecciones estatales del 2016 llevó a la renuncia de Manlio Fabio Beltrones, en . En aquella ronda, el PRI perdió 7 de las 12 gubernaturas. Otro aviso no atendido. 
 
NO SE EXTINGUE, SE ACHICA
COMENTAMOS aquí la semana pasada: “Mucho se dice sobre las razones del triunfo morenista. Dejemos por ahora el tema ganador. Hay otras explicaciones pendientes. Una tiene que ver con la debacle del PRI, que obtuvo 16% de los votos en la contienda presidencial y no ganó ninguno de los 32 estados. Aunque Roberto Madrazo en 2006 también los llevó al tercer lugar, cosechó 22% de los votos. Como símbolo de su desastre electoral, en Edomex -enclave del PRI- tendrán un diputado en el congreso estatal. Perdieron incluso en Atlacomulco, el terruño más preciado de la mitología priísta, con el clan Hank en proceso de extinción”. (El nuevo Titanic: una debacle mayor a la prevista).
Es cierto que desde hace años los enterradores del priismo vienen pronosticando la extinción de ese partido. No hay tal, si algo ha demostrado el priismo es su capacidad para reagruparse. Aunque cada vez en condiciones más críticas porque en el camino de la sobrevivencia perdió identidad. Sin duda que una de las rupturas más impactantes del ex partidazo fue la salida en 1987-88 de corriente encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, una expresión de un quiebre más profundo que inició a principios de los años ochenta con el inicio de la hegemonía neoliberal encabezada por Carlos Salinas de Gortari. 
Una muestra de la inestabilidad de del tricolor a nivel nacional es el hecho de que en cuatro años ha tenido tres dirigentes, cuatro si incluimos ahora a Claudia Ruiz Massieu quien estará al frente hasta agosto de 2019. Sin contar a los encargados provisionales. En los estados la situación ha sido de mayor abandono. En Tabasco los militantes y cuadros medios pueden dar testimonio del virtual abandono. ¿Cuántas veces acudieron esos dirigentes a dialogar con sus bases? 
El tricolor, que en las elecciones presidenciales del 2012 logró para Peña Nieto un 38% de los votos –contra 32.61% de Andrés Manuel López Obrador-, ha hecho un diagnóstico equivocado si nos atenemos a lo expresado por Beltrones Rivera después del descalabro del 2016 y que obligó a su renuncia: se trata –dijo “tropiezo electoral, no (de) una derrota política”.
Sin embargo, algo intuyeron quienes en la asamblea de agosto de 2017 eliminaron los “candados” para permitir que un no militante (Meade Kuribreña) fuera su candidato a la Presidencia, al tiempo que ampliaron su apertura a los aspirantes externos. Un diagnóstico que se acercaba a la realidad –el PRI como marca ya no era suficiente-, pero con una medicina equivocada al ceder a los intereses del grupo peñanietista. Ahora tendrá que entrar en terapia intensiva.
Se levantaron voces como las de Ivonne Ortega, César Augusto Santiago, Ulises Ruiz, Francisco Labastida, previo a la asamblea de agosto pasado. Se les cuestionó su falta de credibilidad, pero lo que estaba en juego era el pragmatismo. En el olvido quedó la lección del año 2000 cuando antes de las elecciones tuvieron una asamblea de aquelarre con José Murat, César Augusto, Manlio Fabio Beltrones, Ricardo Monreal, Víctor Cervera Pacheco y Ulises Ruiz. 
El PRI requiere caras nuevas, dicen. En realidad requiere otras prácticas. El relevo generacional no es por edad física, sino de mentalidades…y objetivos. 
 
AL MARGEN
 
COMENTAMOS aquí que expertos y personalidades internacionales fueron invitados a los foros hacia un plan de pacificación y seguridad del gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador. Estas consultas iniciarán el 7 de agosto, pero contrario a lo que se había adelantado no participará el Papa Francisco de quien la organizadora de los Foros, Loretta Ortiz, había anunciado una video conferencia. Un vocero del Vaticano aclaró que no existe tal compromiso.
Como sea, la asistencia de personajes que han trabajado en programas efectivos contra la violencia y por la reconciliación en varios países será de mucha ayuda. Una participación presencial o a distancia, no importa.
Y aunque son circunstancias distintas, pero en el mundo podemos encontrar protagonistas de mediaciones exitosas: el ex presidente finlandés Martti Ahtisaari en el conflicto de Aceh, Indonesia; Lazaro Sumbeiywo, en Sudán; Álvaro de Soto, en El Salvador; Andrea Riccardi y Matteo Zuppi, en Mozambique; George Mitchell, en Irlanda del Norte. No digo que los mencionados estén en la agenda de los foros en México, pero sí que podemos encontrar hábiles conciliadores, como sucedió en Colombia o en Sudáfrica. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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