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Home Escala Crítica Barrer la corrupción, eje de gobierno: cinco escaleras contra una escoba

Barrer la corrupción, eje de gobierno: cinco escaleras contra una escoba

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 Escala Crítica/Columna diaria 

* En busca del tesoro: los 500 mil millones del diezmo 
* Poder Ejecutivo, responsabilidad y áreas de supervisión
* Tigre y potros: México votó por ver; necesaria transparencia
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
FRENAR la corrupción no es mero objetivo ético del futuro gobierno. Es meta estratégica en sentido financiero: 500 mil millones del presupuesto federal, para inversiones varias, dependen de ponerle bozal a ese potro desbocado de la historia nacional. Se comprende el énfasis obradorista anticorrupción, clave en la oferta electoral 2018. Ahora es promesa gubernamental. México votó por ver. 
Es el combate a la corrupción lo que deberá atender primero López Obrador, entre todas su propuestas, de acuerdo a una encuesta del diario Reforma (25/07/2018), seguido de mejoras salariales y creación de empleos. Para la primera 35%, la segunda 31%; reducir la violencia se colocó en tercer lugar con 19%.
AMLO sabe que la austeridad republicana es un discurso ético anticorrupción y antidispendio. Sus acciones van en esa dirección. Se rebajó su salario presidencial en 60% y anunció que su equipo más cercano de asesores trabajará sin remuneración. 
¿Cuáles son los escenarios reales de la corrupción en México? Fino problema: casi todo ocurre por debajo del agua y sin papeles. Que no quede huella, es la norma de administración paralela en México. Se recuerda cómo, por los años 80, un legislador de oposición acusó de corrupto a un legislador del régimen. El aludido subió a tribuna sin acalorarse: “Pruebe su dicho”. El opositor contestó con una frase que en su llaneza visualiza la complejidad del problema: “Lo acusé de corrupto y ladrón, no de pen…”, así que este potro ha galopado con cinismo en la pradera. Tiene hábitos arraigados y será duro de amansar. Con todo y patadas, hay que ponerle bozal. México votó por ver.               
ESCOBAS Y ESCALERAS 
LA METÁFORA de la corrupción como potro indomable requiere un ajuste: son manadas de potros que pastan en las escaleras de la corrupción. Me detengo en las escaleras: ¿cuántas escaleras de corrupción hay, y cuántas puede barrer el Presidente de la República en un sistema político con división de poderes? El investigador Javier Tello, en mesa de análisis con Leo Zuckerman (La hora de opinar, canal 22 de Televisa, julio 27), dijo que son 5 escaleras de corrupción que se tienen que barrer: 1) La del poder ejecutivo y su gabinete; 2) la del Congreso de la Unión (poder legislativo); 3) la de los jueces y la Suprema Corte  (poder judicial); 4) la de los partidos políticos y el Instituto Nacional Electoral (INE); 5) la de los gobiernos estatales. El problema, según Tello, es que “AMLO como presidente sólo podrá barrer la escalera que depende de él: el poder ejecutivo y su gabinete. Las otras escaleras requieren otras escobas. El poder ejecutivo no puede barrer con su escoba las otras escaleras”. De entrada, suena lógico. 
AMLO no podrá barrer con su ‘escoba ejecutiva’ la corrupción de otras áreas de gobierno, so pena de que lo acusen de autoritario. Ya se quejaron tres gobernadores por los 32 representantes únicos del poder federal ante los estados. ¿No quieren que llegue la escoba federal a la escalera estatal? Eso parece, aunque esgrimen un aspecto legal y republicano: la autonomía del poder estatal.    
Veamos qué pasa en las otras escaleras y cómo pueden efectuarse estas tareas de limpieza. Recordemos el punto de partida, premisa higiénica y política que López Obrador ha mencionado una y otra vez: las escaleras se barren de arriba para abajo.    
TRAPEADOR Y RECOGEDOR 
ES CIERTO, como plantea Tello, que AMLO sólo tiene una escoba y las escaleras son cinco. Quizás, para complicar el diagnóstico, faltaría la escalera empresarial en conexión con obras gubernamentales y permisos de operación. La tarea es formidable. ¿Qué hacer? Ya se apuntó que México votó por ver. Este problema, de raíces históricas, tiene que enfrentarse sí o sí. Aunque López Obrador no está solo del todo. En la escalera del Congreso de la Unión (senadores y diputados) la mayoría de Morena con sus alianzas puede ser un muro de contención contra chanchullos legaloides. En esto, se supone AMLO no tiene injerencia (sería intromisión, no división de poderes), sino que depende de la responsabilidad y honestidad de la bancada morenista al Proyecto de Nación, más la activación real de los órganos de control. La escalera del poder judicial tiene sobre sí la responsabilidad jurídica de limpiar a fondo: para eso aplican leyes y son instancia suprema. La presión de los otros dos poderes, trabajando sin potros indomables, debe ser contención para ministros y jueces: el dato duro del cambio real. 
Quedan las escaleras de los partidos políticos (con el INE, que dispone de presupuesto sobrado) y los gobiernos estatales. Aquí la contención puede correr a cargo de las asignaciones federales de recursos y la fiscalización. Ya alguna vez se habló del “presupuesto base cero”.
Finalmente, las escaleras necesitan limpiarse con regularidad. De poco serviría supervisar un año y después aflojar el paso. Fue la rifa del tigre para frenar al potro de la corrupción. Hará falta la voluntad del liberal Vicente Riva Palacio, que ante la preocupación de Benito Juárez por pagarle el sueldo pendiente de 2 años, contestó: “A la patria se le sirve, no se le cobra”.
AL MARGEN
En una entrevista publicada en este diario el investigador universitario Javier Herrera sostuvo que el mejor antídoto contra la corrupción es la transparencia. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
 
Última actualización el Jueves, 23 de Agosto de 2018 22:36  

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