Escala Crítica/Columna diaria
*El PRI, un aparato con ramificaciones en todo el país
*El mexiquense, fuerza de imagen y riesgos al competir
*Felipe Calderón participa en la guerra de las encuestas
Víctor M. Sámano Labastida
PARA LA CAMPAÑA de los candidatos presidenciales, la fuerza de Josefina Vázquez Mota se basa en el poder presidencial y en un partido compacto; las posibilidades de Andrés Manuel López Obrador descansan en la movilización ciudadana y en un largo proselitismo de por lo menos doce años; la oportunidad de Enrique Peña Nieto depende de uno de los equipos y estructura más experimentada para operar en las contiendas electorales.
Seguramente para algunos lectores el párrafo anterior simplifica los factores que juegan en las elecciones presidenciales, sin embargo en estas entregas buscamos un acercamiento a los que actuarán –y actúan- en las campañas del 2012. Pasamos revista a los componentes de las unidades de Vázquez Mota (PAN) y López Obrador (Morena-PRD); hoy nos detendremos brevemente en el equipo que acompaña a Peña Nieto (PRI).
UNA LARGA CAMPAÑA
DESDE PRINCIPIOS del 2000, poco después de que el PRI perdió la Presidencia de la República, uno de los más poderosos grupos dentro del tricolor –el asentado en el Estado de México-, se propuso disputar el liderazgo. Para las elecciones del 2006, el ex gobernador Arturo Montiel no logró obtener la candidatura y casi inmediatamente el entonces gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto fue encaminado a ser factor importante para los comicios del 2012. Ya es candidato, sólo faltan las formalidades legales.
Si Vázquez Mota tiene en su círculo cercano a ex colaboradores del presidente Felipe Calderón y López Obrador a un grupo de tabasqueños y otros exfuncionarios del gobierno del DF, Peña Nieto se apoya en primer término en quienes lo acompañaron Edomex. Un puesto clave, el de coordinación de la campaña, está en manos de Luis Videgaray.
Señaló un reporte de El Universal (02/19/2012): el “virtual candidato del PRI a la Presidencia de la República, ha dejado en su círculo privado la responsabilidad sobre el contenido de sus discursos, su agenda, la logística de sus eventos, traslados y asistencia a actos y su seguridad”.
Carole Simonnet, a la que he citado en entregas anteriores, destacó en un análisis de los equipos de los aspirantes que Peña Nieto “tuvo que renunciar a su intención de armar un equipo compuesto exclusivamente con los cuadros que ha operado desde su mandato en Toluca” (Enfoque/Reforma, No. 928)
También –señaló- “la caída del ex dirigente del PRI Humberto Moreira, más la pugna por las candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados en los estados, obligaron al ex gobernador mexiquense a repartir cuotas y sellar compromisos con la integración de un comité de campaña variopinto”.
Fue así como tuvo que ofrecer cargos en su equipo a quienes no lograron candidaturas, con la promesa de posiciones futuras el un eventual gobierno federal. Pero también aprovechó la salida de Moreira –circunstancia que mostró algunas debilidades del tricolor que veremos en lo más candente de la contienda-, para colocar en la dirigencia del PRI nacional a sus allegados: Miguel Osorio Chang, Luis Vega Aguilar, Ricardo Aguilar y al tabasqueño Benito Neme, en la coordinación jurídica.
Pero también, con el nuevo dirigente nacional priísta Pedro Joaquín Coldwell se abrieron las puertas para la gente cercana a Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes y Emilio Gamboa, la vieja guardia del tricolor.
La campaña de Peña Nieto se ha caracterizado por un permanente manejo de imagen para mantenerlo en los primeros lugares de la percepción en las encuestas, por lo menos hasta antes de que fuera declarado candidato único del PRI.
Apuntó Simonnet: “La imagen del candidato (Peña Nieto) y la realización de spots quedaron a cargo de Aurelio Nuño, ex coordinador de asesores de Videgaray en la Cámara baja, en coordinación con priístas e integrantes del Partido Verde Ecologista de México cercanos a las televisoras (Televisa y TV Azteca). Del área de redes sociales se hace cargo la ex directora comercial de Televisa Interactive Media, Alejandra Lagunes”.
Sin embargo la verdadera fortaleza de Peña Nieto es el aparato partidista tricolor y el control que ejerce en más de la mitad de los gobiernos estatales.
ENCUESTITIS
CADA vez que hay alguna elección o que estamos en un proceso electoral, sucede la llamada guerra de encuestas. En la ley electoral vigente, se prohíbe publicar encuestas ocho días antes de las votaciones. Con esto se reconoce que los resultados de los sondeos representan un tipo de propaganda electoral.
Aunque falta poco más de un mes para que comiencen formalmente las campañas, en nuestro país empezó la guerra de encuestas inclusive con la participación del presidente Felipe Calderón.
El mandatario de origen panista afirmó ante un grupo de banqueros que sólo había una diferencia de cuatro puntos entre Enrique Peña Nieto, del PRI, y Josefina Vázquez Mota, del PAN. A López Obrador, del PRD, lo colocaba 20 puntos abajo.
Por su parte, la empresa Mitofsky reportó que la diferencia entre Peña Nieto y Vázquez Mota es de 16 puntos a favor del priísta.
Otra encuestadora, la firma Covarrubias, colocó en primero y segundo lugares a Peña Nieto del PRI y a López Obrador del PRD; en tercer sitio a Vázquez Mota, del PAN.
Según la empresa Covarrubias, Peña Nieto cayó al 36 por ciento de intención del voto y López Obrador un 26 por ciento.
Algo similar ocurre en Tabasco donde algunas encuestas dan ventaja al PRI y otras al PRD.
Se trata, como le decía, de una guerra de propaganda en la que los datos recabados en las encuestas son utilizadas para mejorar la percepción que se tiene de determinado candidato y deteriorar la del contrario.
Si bien las encuestadoras han demostrado serias fallas –la última puede observarse en las estimaciones de la contienda interna del PAN-, es todavía muy pronto para tomar como definitivos los resultados de los sondeos más serios. Estamos en una etapa previa a las campañas formales, aunque la propaganda ya comenzó por otros medios.
AL MARGEN
LA SEMANA próxima será de intensa actividad en el PRI, formalizará la nominación de su candidato al gobierno y emitirá la convocatoria para aspirantes a alcaldes y diputados locales; el PAN tendrá en ochos días la elección de su candidato. El PRD definirá senadurías y diputaciones. (
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