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Home Escala Crítica Federalismo, dispersión o centralismo; en educación y salud, la batalla que viene

Federalismo, dispersión o centralismo; en educación y salud, la batalla que viene

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 Escala Crítica/Columna diaria

*Se revierte un proceso fallido iniciado con Miguel de la Madrid
*Sólo se fortalecieron cacicazgos regionales; ¿salida correcta?
 *La batalla que viene: Coordinadora, SNTE y control de plazas
  
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL SISTEMA educativo será nuevamente federalizado, que para efectos del modelo mexicano significa que el gobierno federal reasume sus responsabilidades en la materia; esto es, centraliza nuevamente las decisiones financieras, operativas, normativas, etcétera. Lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador para Michoacán, pero seguramente será válido para todo el país. Algo similar a lo que está sucediendo, o anunciaron que sucederá, en el sector salud.
En los años ochenta se juzgó necesario y un paso democratizador –así como un proyecto para la eficiencia- el descentralizar funciones de un Estado que el modelo neoliberal consideró obeso e improductivo. Curiosamente, los defensores de un federalismo avanzado y de las ideas liberales republicanas también lucharon –aunque en otro sentido- por la descentralización. 
Lamentablemente ocurrió lo que en términos periodísticos fue calificado como “feuderalización” o “feudalización” del país: los cuantiosos recursos y el poder político transferido a los estados hizo que se crearan feudos de gobernadores y grupos regionales en donde, por lo general, la corrupción y el desorden fueron moneda común. 
Desde el inicio de la nueva administración federal encabezada por AMLO se propuso como una política de combate a la corrupción y el despilfarro, la implantación de un nuevo modelo que, me parece, aún está en proceso de definición y de construcción. No está aún claro para calificarlo. Lo más visible en el sector educativo es la batalla pública entre grupos de facto como el SNTE y la Coordinadora, contra su estratégico aliado lopezobradorista en los comicios del 2018. En salud pública y en la burocracia ocurre otro tanto. Gobernar obliga a reacomodos.
REPARTIR OFICINAS O FUNCIONES
COMO usted sabe, uno de los planes del gobierno de López Obrador fue mudar a los estados las secretarías de su gabinete, combatir con esto la excesiva concentración en la Ciudad de México y lograr una derrama económica en las entidades. Así, por ejemplo, a Tabasco se traslada la Secretaría de Energía y a Campeche la Dirección de Pemex. Este programa de “desconcentración” se confundió con uno de “descentralización”, que -como explicaba ya el teórico Maurice Duverger- son esquemas distintos.
Abusando de su paciencia, y sin meternos mucho en honduras, recordemos que la desconcentración administrativa implica llevar del centro a la periferia oficinas, personal, recursos; es lo que planteó AMLO con el traslado de las secretarías a diversos estados de la República. Fue lo que sucedió con el INEGI (Instituto Nacional Estadística, Geografía e Informática) creado en 1983 pero que en 1985 sus oficinas centrales fueron trasladadas a Aguascalientes. También Caminos y Puentes Federales (Capufe) cambió sus oficinas centrales a Cuernavaca, Morelos en 1985.  Pero la desconcentración se frenó, sin embargo…
Precisamente con Miguel de la Madrid como Presidente de la República se comenzó a aplicar un proceso de descentralización, anunciado desde el inicio de su gobierno (que fue cuando en Tabasco se creó la Secretaría de Educación, adelantándose en 1983, y en 1986 dieron lugar a los Servicios Coordinados de Educación). Los sismos de 1985 apresuraron la transferencia de competencias a los estados, creándose el Comité de Descentralización. Como le decía líneas arriba, este traslado de responsabilidades –no sólo de oficinas- a las entidades federativas fue notorio en los casos de educación y salud; los sectores que consumían el mayor porcentaje del presupuesto federal.
Existió también un fondo político, sobre todo en lo que se refiere al sector educativo: desmantelar la fuerza del SNTE, un sindicato nacional que le disputaba el poder a la Federación y que además registrada una creciente oposición interna con la Coordinadora (CNTE). No es casual que a partir de los años ochenta surgieran en el país varios sindicatos locales en este ámbito. 
Antes de que terminara el sexenio de De la Madrid se concluyó que la desconcentración era costosa y sólo se mantuvo la descentralización de algunos servicios. Curiosamente lo que se concentró fue el control de la recaudación, base del poder y control desde el Ejecutivo Federal. Lo que sí se reforzó fue otro procedimiento típicamente neoliberal: la “desincorporación” de empresas y bienes públicos, por venta o disolución. En Tabasco fue notorio durante el gobierno sustituto de Manuel Gurría. 
En Zacapu, Michoacán, López Obrador anunció que para acabar con los problemas que se registran en la educación, especialmente para el pago de maestros, “estamos dispuestos (…) para que se federalice todos el sistema educativo. Significa que la Federación se hace cargo de todo lo que tiene que ver con la educación en Michoacán”.
Otras entidades donde es notorio el conflicto gubernamental con los profesores son Oaxaca y Chiapas, especialmente por el activismo de la Coordinadora. La gran interrogante es cuál será la actitud del SNTE ahora que el grupo de Elba Esther Gordillo retorna por sus feudos de poder.
 
AL MARGEN
SE CONMEMORARON los 60 años de la fundación de la Escuela de Medicina Humana en la actual universidad estatal (UJAT), ahora como División de Ciencias de la Salud. El evento central estuvo encabezado por el gobernador Adán Augusto López y su esposa Dea Estrada. Allí se recordó a algunos médicos prominentes. Sin duda en Tabasco, por sus condiciones climatológicas, el trabajo de los doctores en medicina es fundamental. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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