Escala Crítica/Columna diaria
*La concentración de la unidad, dignidad y paz en Tijuana
*Oportunidad para poner en práctica el “gobierno en movimiento”
*Van 6 mil guardias a la frontera sur; las vencidas comntinúan
Víctor M. Sámano Labastida
UN PARTIDO en movimiento es lo que hizo Andrés Manuel López Obrador como dirigente tanto del PRD (estatal, en 1989 y nacional de 1996 a 1999), como líder de Morena (partido desde 2014); un gobierno en movimiento es el que encabezó como Jefe de Gobierno en el Distrito Federal (2000-2005) y el que sin duda mantiene como Presidente de la República. No resulta extraño, entonces, la convocatoria que hizo para movilizar a la sociedad en el contexto de la presión arancelaria del estadounidenses Donald Trump.
“López Obrador es ante todo un estratega, más que un político”, me comentaba un amigo del mandatario federal y cercano colaborador. Yo recuerdo a AMLO combinando la intransigencia con la flexibilidad. Estira la cuerda sin romperla. Como era de esperarse, el anuncio hecho por el presidente mexicano para el acto que se realizará el sábado próximo en Tijuana, Baja California, ha provocado una reacción en sus adversarios, pero también un entusiasta apoyo entre sus simpatizantes. Y quizá más, porque AMLO está apelando a uno de los sentimientos más arraigados: el patriotismo, más fuerte aun frente a Estados Unidos.
Pero no es sólo su negativa a acudir a la reunión del G20, es también la carta enviada a Trump, el plan presentado por Alicia Bárcena de la Cepal, la misión encabezada por Marcelo Ebrard y ahora la propuesta de enviar seis mil elementos de la nueva Guardia Nacional a la frontera con Centroamérica. El objetivo es frenar, por varias vías, el flujo de migrantes. Un estira y afloja.
GANAR SIN COMBATIR
CUANDO se habla de estrategas, el modelo más contemporáneo es el de Winston Churchill. La práctica y la teoría clásica nos remite casi siempre a Sun Tzu, el tan citado -pero menos leído y comprendido-, autor del “El Arte de la Guerra”.
Según el general y filósofo chino la clave de un buen estratega es someter a sus enemigos necesidad de librar combate (un gasto mínimo de fuerzas); el choque como último recurso. Sería la primera cualidad. Otras: ser rápido y racional en la toma de decisiones; ser moderado y no impulsivo; flexible en la ejecución de sus planes sin abandonar su objetivo; tener capacidad de adaptación a las circunstancias para destruir las alianzas del adversario. Hay otro elemento central: una fortaleza moral y claridad en las decisiones (facultades intelectuales).
A la luz de los acontecimientos, Donald Trump sería todo lo contrario: prefiere el choque, confiando en su fuerza…un cálculo que puede resultar equivocado. Porque hasta ahora, si bien ha logrado avanzar en sus caprichos, el costo para los norteamericanos es enorme.
López Obrador, quien había confirmado que no acudirá a la reunión del Grupo de los 20 (G20), en Japón a finales de mes evitar una “confrontación directa” en materia de aranceles y guerra comercial, señaló que prefiere encabezar un “acto de unidad nacional” en la frontera mexicana con Estados Unidos. Es, apuntó, para defender la dignidad del país y a favor de la amistad con el norteamericano. Mientras se discute qué tan oportuno puede ser este evento en el marco de las negociaciones que encabeza el canciller Ebrard, las invitaciones comenzaron a correr para los representantes de los tres Poderes de la Unión; así como para gobernadores y diputados locales, dirigentes de todos los partidos políticos, líderes sociales, empresariales y religiosos.
AMLO ha recibido, de Trump, un excelente motivo para moverse en el terreno que mejor conoce: el político.
UN BALAZO EN EL PIE
EL PLAZO establecido por Donald Trump para comenzar a aplicar impuestos crecientes a las importaciones procedentes de México es el lunes 10 de junio. Aunque AMLO insiste en que prefiere una solución pacífica y basada en la razón y el diálogo, también considera “todas las opciones”. Cuando se habla de “todas las opciones” es importante recalcar que no se trata necesariamente de respuestas directas sino de alternativas comerciales y diplomáticas.
El impulsivo mandatario de EEUU encontró ya la oposición de los propios empresarios norteamericanos. Así lo hicieron saber la Bussines Roundtable y la National Association of Manufacters, las cuales temen el impacto en la propia economía estadounidense. Esta última organización advirtió que los aranceles de castigo a México “podrían tener consecuencias devastadoras para los fabricantes en EU y para los consumidores estadounidenses. (…) No podemos permitirnos poner en riesgo los medios de subsistencia de millones…”
La intención de Trump generó una oposición bipartidista; legisladores republicanos y demócratas repudiaron la medida. El republicano Chuck Grassley, presidente del Comité de Finanzas, advirtió sobre un “mal uso” de la autoridad presidencial sobre comercio internacional por parte de Trump; la presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi (demócrata), acusó al mandatario gringo de cultivar el caos en la frontera.
“Para Estados Unidos, el aumento de los aranceles provocaría desabasto en los inventarios de las empresas, aumento de precios y ruptura del encadenamiento industrial de las empresas intrafirma”, se lee en un documento del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios (LACEN-UNAM). Quienes terminan pagando son los consumidores en EEUU; suponiendo que se aplicara el más alto gravamen, los efectos en México (desocupación y quiebras) provocarían una mayor migración nacional hacia el país del norte. Resultados contrarios a los que Trump dice buscar.
AL MARGEN
MIENTRAS tanto en la aldea…”algo va a ocurrir en este pueblo”. (
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)
