www.ventanasur.com

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente
Home Cultura Lito/eral EL CÁRTEL NEGRO, PERIODISMO PROFESIONAL Y VALIENTE

EL CÁRTEL NEGRO, PERIODISMO PROFESIONAL Y VALIENTE

E-mail Imprimir PDF

Víctor M. Sámano Labastida (*)

Me complace poder invitarlos a leer el producto de un trabajo profesional y valiente, que utilizando las herramientas del periodismo de investigación y del reporterismo, los instrumentos de acceso a la información, pero también con un hondo sentido nacionalista y un compromiso social, nos muestre algunos –muchos- de los mecanismos por los cuales la llamada delincuencia organizada se apropia de un recurso de los mexicanos, los hidrocarburos.

Cuando Alfredo Hernández me invitó a presentar este libro tuve sentimientos encontrados. De pesar y de satisfacción. Por un lado de mucho pesar, porque lo que se narra en El Cártel Negro no es producto de la imaginación, no es ficción, es algo que sucedió y está sucediendo en México. Y también en Tabasco. Ya hablaremos de esto.
Pero también de satisfacción y agradecimiento. Agradezco a Ana Lilia Pérez que en este libro rinda merecido homenaje a quien fue y sigue siendo a pesar de muerte, un maestro y amigo, Miguel Ángel Granados Chapa. A él lo recuerda Ana Lilia en unas breves pero conmovedoras líneas, aunque sabemos que como telón de fondo de su obra está el ejemplo de Miguel Ángel.
Me complace poder invitarlos a leer el producto de un trabajo profesional y valiente, que utilizando las herramientas del periodismo de investigación y del reporterismo, los instrumentos de acceso a la información, pero también con un hondo sentido nacionalista y un compromiso social, nos muestre algunos –muchos- de los mecanismos por los cuales la llamada delincuencia organizada se apropia de un recurso de los mexicanos, los hidrocarburos.
Es en cierto sentido una continuación de su libro Camisas azules, manos negras, de la misma forma que la penetración de las bandas criminales sólo podría explicarse como continuación de un deterioro, de una corrupción en Pemex que se ha vuelto estructural.

UNA MADEJA AZUL

En enero de 2009, la periodista Ana Lilia Pérez tuvo que permanecer oculta, porque un juez de Guadalajara ordenó su arresto en respuesta a una denuncia del empresario gasero Jesús Zaragoza López, colaborador de la campaña de Felipe Calderón. La revista Contralínea denunció que la intención era castigar a la periodista por la investigación en la que salieron a relucir los contratos petroleros ilegales firmados por Juan Camilo Mouriño.
Posiblemente ustedes recuerden al fallido y fallecido delfín de Calderón.
Las amenazas no espantaron a Ana Lilia, quien en 2010 logró ver publicado su libro “Camisas Azules, Manos Negras”, resultado de una investigación que inició en torno a Marta Sahagún, la esposa de Vicente Fox, y sus hijos, por sus negocios en Pemex.
Quienes han practicado el periodismo de investigación, como muy bien lo realiza Ana Lilia, saben que basta jalar una madeja, hacer una pregunta en el sentido adecuado y estar decidido a seguir preguntado, para hallar historias.
Así, la investigación sobre los hijos de Marta la llevó a descubrir la trama en la que estuvieron involucrados Mouriño y César Nava, quien luego fue dirigente nacional del PAN.
Las graves denuncias contenidas en aquel libro, llevaron a la Cámara de Diputados a instalar una comisión especial de investigación. El diputado David Penchyna reconoció que en el trabajo de Ana Lilia se presentaban 56 pruebas documentales públicas sobre el saqueo a Pemex. Se dijo, hace ya un año, que los diputados solicitarían información Pemex, a la Función Pública, a la Auditoría Superior y a las entidades federativas involucradas.
Bien se dice que cuando no hay interés en que algo se solucione, se integra una comisión.
Pero el hecho mismo de que los diputados hayan vuelto su vista hacia el libro anterior de Ana Lilia, nos da una idea de la fuerza, de la importancia de la investigación periodística.
Y cuando los diputados aún están esperando conocer quiénes eran los directivos involucrados en la firma de los contratos, Ana Lilia entrega a la publicación una investigación más inquietante aún.
Nos dice, no sólo las autoridades y los políticos, así como algunos empresarios están saqueando a Pemex, también lo están haciendo, con la complicidad o indiferencia de los primeros, las bandas del llamado crimen organizado.

DINERO CORROSIVO

En el comienzo del libro, encontramos nombres conocidos, lugares fácilmente identificables por quienes viven, vivimos, en Tabasco.
Nos cuenta, por ejemplo, en el capítulo uno, el milagro de cómo en un pequeño despacho de la colonia Tamulté quedó albergado un consorcio de empresas que repentinamente ganaron licitaciones internacionales.
Una de estas empresas obtuvo un contrato de casi 260 millones de pesos; otra un contrato de 420 millones de pesos; otra por 200 millones de pesos, y así hasta llegar a un total de doce empresas.
Doce empresas ubicadas en modestos locales, en una de las colonias más pobres de Villahermosa. Estas empresas obtuvieron en total –según la información consignada por Ana Lilia-, un mil 600 millones de pesos en contratos.
Es apenas uno de los ejemplos más cercanos.
Hace algunos años, cuando tuvimos oportunidad de participar en un foro sobre la contaminación, comentábamos que por los ductos de Pemex corría un elemento corrosivo mucho más dañino que el ácido: el dinero aparentemente fácil, el caldo de la corrupción.
Un campesino obtenía menos de un salarios mínimo. Ese mismo trabajador, arrancado de sus cultivos o expulsado de su tierra, empujado por la necesidad o atraído por la riqueza. Como jornalero de la industria petrolera triplicaba o cuadruplicaba, sino es que más, sus ingresos. Pero todo eso era temporal, si bien le iba mientras durara el boom petrolero.
El doctor Firdaus Jahbvala hizo un estudio sobre la distribución del ingreso en Tabasco  partir de la irrupción de la economía o las finanzas petroleras. Es un estudio técnico, pero del que se pueden derivar conclusiones sociales, antropológicas, conductuales.
Sin entrar en la profundización de ese estudio, porque nuestra materia es la del excelente trabajo de Ana Lilia Pérez, les diré que he llegado a la conclusión de que existe una adicción más letal que la de las drogas: la adicción al dinero fácil y abundante, por supuesto. Pero es además un a adicción tolerada, fomentada, y premiada institucional y socialmente.

El Cártel Negro es un libro que quema las manos, pero que no puede dejar de leerse. Se lee como una novela, pero no lo es en el sentido de la ficción. Es la radiografía de una punzante realidad.
Alguna vez comentábamos con un funcionario, ante la expansión del llamado crimen organizado, que lamentablemente primero se corrompieron las estructuras del sistema mexicano. Que la venta de protección, el pago por derecho de piso, la ordeña de recursos públicos, sólo cambió de manos.
Cuando el libro de Ana Lilia fue presentado recientemente en la Ciudad de México, el experto en seguridad e investigador Edgardo Buscaglia recordó que la trama de la delincuencia, del tráfico llega a tales niveles que varias personas ligadas al ex presidente estadounidense George Bush fueron  detenidas por tráfico de gasolinas. Sólo cumplieron seis meses de arresto domiciliario.
En la obra de Ana Lilia se habla de más de una decena de delitos, muchos más, desde la integración de compañías fantasmas y el conocido tráfico de influencias, hasta la ordeña de ductos, la venta de gasolina adulterada, la red de franquicias que sirven como fachada al lavado de dinero, el cobro de derechos de piso y venta de protección, el secuestro de técnicos y empleados de Pemex, los negocios de los altos directivos, el financiamiento de campañas políticas.
Todo esto, como les decía, con una red de protección en las complicidades de un sector oficial.
No es poco lo que sucede. Recordemos, que Pemex aporta el 40 por ciento si no es que más, al presupuesto nacional.
Hay entidades de la República en las que el 80 ó 90 por ciento de sus recursos provienen de los excedentes petroleros.  Somos oleodependientes.
Recientemente el presidente Calderón anunció que la reposición  de las reservas petroleras llegó al ciento por ciento. Que tenemos petróleo para muchísimo tiempo más. Lo mismo se dijo en la época de José López Portillo cuando se anunciaron reservas para más de 200 años. Así le fue al país.
Ahora la situación es mucho peor.
En el libro Gomorra, Roberto Saviano documentó la expansión de la mafia napolitana.  Cuando Saviano reflexionaba sobre la mafia italiana expresó algo que me parece ilustrativo: dijo que no todas las sociedades son fácilmente penetradas por las mafias. En Italia hubo comunidades y gobiernos que resistieron, porque tenías y tienen estructuras institucionales y redes comunitarias más resistentes a este tipo de contaminación. No podemos decir lo mismo de la mayor parte de México. No podemos decir lo mismo de Tabasco, donde la adicción al petróleo ha debilitado las defensas comunitarias.
Es necesario rescatar Pemex, al Estado, rescatar al país, rescatarnos como ciudadanos.
Vuelvo a lo expresado por Buscaglia: la labor que tendría que ser realizada por fiscales especializados la tienen que hacer en México ciudadanos, por periodistas valientes como Ana Lilia Pérez, arriesgando su vida. Una manera de solidarizarnos y conocer lo que sucede en la industria petrolera es, sin duda, la lectura de El Cártel Negro, de cómo el crimen organizado se ha apoderado de Pémex. (Editorial Grijalbo, 2011)
Periodista. Texto de la presentación del libro El Cártel Negro, en Villahermosa, Tabasco, bajo los auspicios de Sindicato de Trabajadores Administrativos y de Intendencia de la UJAT, Frente Sindical, Campesino, Indígena, Social y Popular, Comité Nacional de Estudios de la Energía. Miércoles 28 de marzo, 2012.

 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar