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Home Escala Crítica Culiacán, Wall Street, Santiago: los síntomas de grave enfermedad; el despojo como método

Culiacán, Wall Street, Santiago: los síntomas de grave enfermedad; el despojo como método

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 Escala Crítica/Columna diaria

*Reconocen los jerarcas financieros: este sistema es insostenible
*Corrupción, drogas, lucro, violencia como ingredientes explosivos
*Obstáculo al bienestar la concentración salvaje de la riqueza
 
Víctor Manuel Sámano Labastida
 
EL EXCESO de ganancias –y su concentración en pocas manos- degradan el nivel de vida. Es un “descubrimiento” que hicieron los magnates de las instituciones financieras internacionales más importantes, reunidos en septiembre en Washington. Le decía ayer que el representante del banco JP Morgan, quinta esencia del capitalismo acumulativo, dijo: “Hemos equivocado el camino. Las ganancias a toda costa, las ganancias que no producen bienestar para personas de carne y hueso, son el agujero negro del sistema. Tenemos que frenar tamaña inmoralidad”. 
Esto se ha venido diciendo desde la izquierda y desde el flanco progresista, no sólo de los llamados globalifóbicos o “resentidos” como llaman los privilegiados del sistema a los pobres. Como le decía, no estamos sólo ante una conducta inmoral, sino insostenible económica y socialmente. Lo comentamos aquí a propósito del proyecto que plantea Andrés Manuel López Obrador y por una larga entrevista concedida a El País por el ex presidente español Felipe González.
Parecería que exagero, pero opino que lo sucedido en Culiacán, Sinaloa, no puede ser constreñido sólo al ámbito de la criminalidad; habría que verlo en el contexto de la degradación y corrupción de las instituciones bajo el yugo del lucro. Esto incluye el creciente tráfico de armas desde Estados Unidos, cuya economía está sostenida en la maquinaria de guerra y fabricación de armamento…y el consumo de drogas.
 
LA ECONOMÍA ¿MORAL?
 
EL RECONOCIMIENTO de los jefes del capitalismo sobre la “equivocación” del lucro a toda costa se debe contrastar con el esfuerzo que hacen pueblos y a veces gobiernos para construir una economía alternativa. Por lo menos eso es lo que se plantea en Bolivia –donde Evo Morales busca un cuarto periodo-, y ahora en México. Hay quienes sostienen que es sólo discurso. 
En nuestro país, resulta significativo el Proyecto de Nación que propone López Obrador, a contracorriente del neoliberalismo menguante. La “economía moral” que prepara AMLO en un libro, según adelantó, pretende ser una propuesta distinta para cambiar la ecuación: primero las personas, no las ganancias. Muchos políticos y funcionarios de instituciones financieras, miran a México con interés y sana curiosidad. No es gratuito: quizás aquí se juega la viabilidad de un nuevo modelo de desarrollo social. Y de estabilidad.
Por supuesto que los opositores de AMLO no creen en las buenas intenciones, mientras la terca realidad muestra las dificultades para cambiar sin que todo siga igual. 
            
LOS MONEDEROS FALSOS 
LA CANCIÓN del dinero es el fondo musical de la modernidad. Un símbolo que se originó para propiciar el intercambio dinámico de productos entre artesanos, se adueñó del sentido del mundo. El novelista Timothy Harris lo expresó con crudeza: “el dinero es el sexo de nuestro tiempo”. 
En el libro Fragmentos, del francés George Steiner (2012), el capítulo 5 se titula “Canta dinero a la Diosa”. El recorrido es significativo: hay críticas ilustres al dinero, pero la mayoría se sitúan del siglo XIX hacia atrás. El siglo XX entonó a coro la elegía de los monederos falsos (André Gide). El siglo XXI se mueve con la ley del dinero, ahora en diversos formatos (metálico, papel, plástico, digital). La ley de la calle (del crimen organizado) sólo reconoce la ley del dinero. No importa la vida. Los extremos se tocan. Lo estamos viendo y viviendo.
Escribe Steiner: En el capitalismo tardío, el dinero es todopoderoso. Es, propiamente, el ‘Todopoderoso’. Mientras pregona el director de Microsoft, Bill Gates: ‘Soy el primer hombre en la historia de la humanidad con empleados que son multimillonarios’. El trabajo, la condición ética del dinero, se sustituye por la ostentación. Hoy, los tesoros del dinero son pornográficos. Millones de trabajadores viven y mueren por el dinero (otros matan), sin escuchar la réplica sarcástica de Gilles Deleuze: “Yo no me vendo: me alquilo”. O, desde la esquina irónica, plantea Joaquín Sabina: “el dinero no trae la felicidad: la compra hecha”.            
Lo que resulta delicado, para la moral social, es el exceso y el desperdicio. La ostentación reafirma el parámetro/dinero: “¿Qué son mil millones para quienes dilapidan treinta millones de libras en una boda o cien millones de dólares en un cuadro; para quienes piden una botella de vino que cuesta mil euros?”, las interrogantes podrían continuar, con criterios acumulativos que son el pan y la sal de los poderosos del mundo. 
Este consenso simbólico hacia el Patrón/Dinero produjo el ‘mea culpa’ de Washington, referido líneas arriba. El gesto de reversa se agradece, pero de poco servirá si no va acompañado por acciones que cambien el funcionamiento de las instituciones financieras, buscando igualdad social y disminución de la pobreza. 
La impunidad de los gestores financieros es asunto clave. Steiner lo aborda en plano de realismo cruel: “Cuando un negocio fracasa, miles de personas se quedan sin empleo o endeudadas; en cambio, sus directores se escabullen llevándose millones en bonos y en fulgurantes apretones de manos”. La bancarrota tiene sus preferidos. 
AL MARGEN
HOY VEMOS en México críticas de la élite empresarial en torno a nuevas medidas fiscales que juzgan persecutorias. Por supuesto, el debate es saludable y el trato parejo es vital en sentido jurídico. Pero no debe olvidarse que venimos del desastre económico y social por adorar al Dios Dinero. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )
 
 

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