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Home Colaboraciones La nueva edad del hielo II /Por Marco Lamoyi

La nueva edad del hielo II /Por Marco Lamoyi

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 En 1832 el Dr. Justus Friedrich Karl Hecker publicó "La muerte negra", una investigación documentada en las fuentes de esa época y que ha servido como testimonio impecable acerca del tema. En ella narra la asombrosa cantidad de fenómenos físicos que tuvieron lugar en la superficie del planeta previo a los años de pandemia, y que en su opinión afectan el movimiento y el carácter de las epidemias.

Leamos algunos fragmentos de este excelente texto traducido para ustedes:
"La plaga se propagó con mayor furia, ya que se comunicaba entre los enfermos y los sanos, como el fuego entre el combustible seco y el aceitoso, e incluso el contacto con la ropa u otros artículos que habían sido utilizados por los infectados, parecía inducir la enfermedad. A medida que avanzaba, no solo los hombres, sino los animales se enfermaron y expiraron en poco tiempo, si habían tocado cosas pertenecientes a los enfermos o muertos. Así, el propio Boccacio vio dos cerdos en los trapos de una persona que había muerto de peste, después de tambalearse por un corto tiempo, caer muertos como si hubieran tomado veneno. En otros lugares, multitudes de perros, gatos, aves y otros animales, fueron víctimas del contagio; y se presume que también se produjeron otros epizootes entre los animales, aunque los escritores ignorantes del siglo XIV guardan silencio sobre este punto".
 
Para nosotros habitantes del siglo XXI, los servicios sanitarios, el popular papel de baño, las costumbres higiénicas, son formas cotidianas casi obligadas. Sin embargo, para el hombre de esos siglos las condiciones de habitación, limpieza y costumbres higiénicas eran deplorables. La falta de saneamiento significaba gérmenes, con bacterias, que depositaban entre ellos o en la comida. La esperanza de vida era muy breve y estaba en función de su dieta, el clima, ubicación, riqueza relativa, etc. Más de un tercio de los recién nacidos sucumbía antes de los cinco años y un porcentaje significativo de las mujeres morían en asociación con el parto. Si la persona lograba salir de la infancia, le esperaban las guerras, hambrunas y enfermedades en general. Así pues, la esperanza de vida promedio no excedía los cuarenta años. La esperanza de vida de una mujer era la mitad que la de un hombre, entre los 14 y los cuarenta años.
 
Pero continuemos con la lectura del texto del Dr Hecker: "Desde China hasta el Atlántico, los cimientos de la tierra se sacudieron: en toda Asia y Europa, la atmósfera estaba en conmoción y en peligro por su influencia perniciosa, tanto en la vida vegetal como en la animal. La sucesión de estos grandes eventos comenzó en el 1333, quince años antes de que estallara la peste en Europa: aparecieron por primera vez en China. Allí comenzó una sequía seca, acompañada de gran hambruna, en la extensión del país regada por los ríos Kiang y Hoai". 
 
"Es notable, sin embargo, que simultáneamente con una sequía e inundaciones frecuentes en China, en 1336, se observaron muchos fenómenos atmosféricos poco comunes, y en el invierno, tormentas eléctricas numerosas en el norte de Francia; y tan temprano como el año memorable de 1333 tuvo lugar una erupción del volcán Etna". 
 
"Según las publicaciones chinas anuales, alrededor de 4,000,000 de personas perecieron por la hambruna en el vecindario de Kiang en 1337; y los diluvios, enjambres de langostas y un terremoto que duró seis días, causaron una devastación increíble. En el mismo año, aparecieron los primeros enjambres de langostas en Franconia, que fueron sucedidos en el año siguiente por miles de estos insectos".
 
"En 1338 Kingsai fue estremecido por un terremoto de diez días de duración. Al mismo tiempo, Francia sufrió un fracaso en su cosecha; y de allí en adelante, hasta el año 1342, hubo en China una sucesión constante de inundaciones, terremotos y hambrunas. En ese mismo año se produjeron grandes inundaciones en las cercanías del Rin y en Francia, que no pueden atribuir solamente a la lluvia; porque, en todas partes, incluso en la cima de las montañas, se vieron brotar manantiales y se sucedieron extensiones secas bajo el agua de una manera inexplicable".
 
"En Egipto y Siria, se produjeron terremotos violentos; y en China, a partir de este momento, se volvieron cada vez más frecuentes, porque volverían a repetirse en 1344, en Ven-tcheou, donde el mar se desbordó en consecuencia; en 1345, en Ki-tcheou, y en los dos años siguientes en Canton, con truenos subterráneos".
Continuará…
 
 

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