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Home Escala Crítica Se acerca el “fin de la sana distancia” oficial; pero nadie debe bajar la guardia

Se acerca el “fin de la sana distancia” oficial; pero nadie debe bajar la guardia

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 Escala Crítica/Columna diaria

*No basta “aplanar la curva”, sino ahora hay que “doblarla”: López G.
*Un previsible acelerado incremento de contagios en Tabasco
*Una epidemia en un México diverso; varios ritmos de respuesta
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL COMBATE a la pandemia es prioritario, en esta lucha va la vida y la salud de los mexicanos –van más de 7 mil 300 fallecimientos oficialmente registrados por esta causa en nuestro país-, pero la marcha no se detiene y ocurren decisiones políticas, económicas, técnicas, que marcarán la llamada “nueva normalidad” o la post COVID19. Si ya Andrés Manuel López Obrador había anunciado una decisión de cambio conforme a su agenda, ahora viviremos un cambio obligado por las circunstancias.
En el mundo ya cuenta 5 millones y medio de infectados; 346 mil muertos. Todavía la tasa de recuperación no se ubica en un rango en el que podamos hablar de reactivación de las actividades. Tanto es así que apenas ayer el cabildo del Municipio de Centro (Villahermosa, Tabasco), decidió el cierre total y temporal de las actividades comerciales los próximos tres fines de semana. 
Es posible que en los 16 municipios, que recientemente cancelaron toda actividad mercantil durante viernes, sábado y domingo, se sumen a esta medida. Importa señalar que si bien resulta indispensable reducir la movilidad, las acciones para que esto suceda tienen que ser evaluadas, monitoreadas y planificadas.
 
NO HA SIDO SUFICIENTE
 
DE ALGUNA manera Tabasco ha ido a la cabeza en ciertas restricciones como la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas, la limitación en la circulación del transporte público –aunque no se ha llegado al “no circula” de otras entidades-, la identificación y limitación de actividades no esenciales. Sin embargo, pese a estos mecanismos, los contagios van en aumento al grado de que en lugar de “aplanar la curva”, o el pico, llegó a presentar dos puntas en la gráfica epidémica. 
Como le decía en otra colaboración, existe una explicable necesidad –y hasta obligación- de los gobernantes por transmitir optimismo a sus gobernados; pero en este caso, tratándose de una guerra contra un enemigo invisible que puede ser letal, el optimismo tiene que ser respaldado por la acción inteligente e informada. Cualquier descuido puede costar la vida.
Nos referimos aquí (15 de mayo) a la dinámica acelerada de las infecciones en Tabasco y también la alta mortalidad registrada hasta esa fecha. De acuerdo a la información proporcionada diariamente por la propia Secretaría de Salud estatal observamos que el 22 de abril se tenían en Tabasco 510 casos confirmados; el primero de mayo ya sumaban 1,066 casos en el reporte oficial. Siempre según cifras oficiales.  
El 8 de mayo ya se habían rebasado los mil 500 positivos (1 mil 531) y seis días después se superaban los 2 mil registrados (2 mil 66). Entre el 15 y el 25 de mayo –en sólo diez días- se acumularon mil casos más para llegar a la cifra de 3 mil 236 casos confirmados. 
Es una dinámica que continuará por lo menos durante la semana y esperemos ver los resultados de una acción antiepidémica en la que –se insiste- debe participar comprometidamente toda la sociedad. Claro, hay hábitos, usos y costumbres que no se modifican  fácilmente, en los gobernantes y en los gobernados. 
OPTIMISMO Y ENFERMEDAD
 
EN EL ESFUERZO  y la necesidad de comunicar optimismo, el subsecretario Hugo López Gatell dijo ayer que gracias a las medidas de “sana distancia” la curva de contagios del COVID-19 sí se aplanó, de manera que los casos se fueron distribuyendo a lo largo de estas casi seis semanas, desde el  23 de abril que inició esta medida. El jefe de la campaña anti epidemia fijó ahora otro objetivo: ya no sólo “aplanar la curva”, sino “doblar la curva”; esto es, que los contagios comiencen a disminuir.  
En la misma línea del optimismo, el presidente López Obrador anunció que está próxima a concluir la “Jornada de Sana Distancia”, y adelantó que “ya es nada más esta semana”.
Habrá, por supuesto, que matizar. El propio mandatario pidió no confiarse y no relajar las medidas de autoprotección. Se comprende la urgencia por reiniciar algunas actividades productivas para impulsar la economía, porque también este aspecto de la vida debe protegerse.
Sin embargo, como lo anotamos, siendo México muchos Méxicos, la forma como ocurren los contagios es distinta de una zona a otra; como también es distinta la respuesta de la gente y de los gobiernos. López Gatell lo expresó recientemente en otras palabras: no estamos ante una sola epidemia sino ante varias, porque tenemos una diversidad de país. La infraestructura hospitalaria y de servicios es también de diferente calidad. De ahí que sea determinante “administrar la epidemia”, para que no se nos enferme todo el país de golpe…ni siquiera todo un estado.
 
LA COMUNICACIÓN NECESARIA
 
EN CRISIS como ésta, un gobierno ausente es un contrasentido: si no está, no gobierna. Como también lo es la importancia de la comunicación. El diálogo público es como el amor: todo el mundo habla de él, pero pocos lo practican a plenitud. En nuestra reseña anterior (referida a Nexos, septiembre de 1995), apuntamos  una dificultad mayúscula del diálogo público: asimetría social en el acceso a medios y foros. Una idea del filósofo Adolfo Sánchez Vázquez cuestionaba el formato de diálogo acotado que predominaba en México 1995: “Se desnaturaliza el diálogo cuando se le reduce a un sector privilegiado”. AMLO ha buscado cambiar el fondo y las formas. Sobre el tema, abundaremos.
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