Escala Crítica/Columna diaria
*Termina la jornada nacional de sana distancia…pero sigue
*En México están en riesgo 7 de cada 10 empleos, más informales
*La nueva normalidad exige una nueva economía, otros hábitos
Víctor M. Sámano Labastida
VIVIMOS dos pandemias afirma Robert J. Shiller, ganador del Premio Nobel de Economía en 2013. “No es buena noticia cuando dos pandemias acechan simultáneamente, y menos cuando los dos contagios, en realidad, son pandemias globales”. De ninguna de estas conocemos todavía el impacto final, pero sin duda que dependerá de las acciones de tomemos para enfrentarlas. Puede atenuarse o agravarse.
Escribió Shiller: “Estamos sintiendo los efectos de ansiedad no sólo de una pandemia sino de dos. Primero, existe la pandemia del COVID-19, que nos pone ansiosos porque nosotros, o la gente que amamos, en cualquier parte del mundo, pronto podría enfermarse gravemente y hasta morir. Y, segundo, existe una pandemia de ansiedad sobre las consecuencias económicas de la primera”. (El Economista, 01/04/2020)
Aunque este personaje, considerado uno de los 100 economistas más influyentes del mundo, destaca su preocupación en torno a lo que llama “la ansiedad financiera”, la realidad nos muestra que vivimos no dos sino muchas pandemias, entre ellas también la “ansiedad especulativa”.
Ya se ha hablado de la denominada “infodemia”, el exceso de las noticias falsas y la desinformación, que da como resultado una combinación de ignorancia y miedo.
EVITAR LA CONFUSIÓN
EN NUESTRO país, como en casi todas las naciones de extensa geografía y población, así como de una gran diversidad cultural, ser habla de que ocurren diferentes velocidades de contagio. Esto es muy importante no perderlo de vista ahora que se insiste que en concluirá la jornada nacional de sana distancia…porque deberá mantenerse a nivel regional y estatal.
Comunicar esta diferencia será determinante para que el rebrote, advertido por el subsecretario Hugo López-Gatell a los gobernadores, sea controlable. Se prevé que esto pueda suceder a finales de septiembre y principios de octubre, en la temporada de influenza del 2020-2021.
La Secretaría de Salud Federal estimó (octubre de 2019) que anualmente ocurren en México entre 15,000 y 18,000 muertes por influenza. La dramática experiencia del COVID19 debe ayudarnos a reducir estas cifras.
A pesar de este riesgo –el cruce de las temporadas-, que podrían representar un reto en la ocupación hospitalaria, el desconfinamiento progresivo sigue conforme a lo planeado.
PERDER TRABAJO, PERDER VIDA
CIERTO que la parálisis no puede ni debe ser permanente. Mucho menos en un país con tan pronunciada desigualdad como México. Un reciente reporte de Dora Villanueva para La Jornada refiere que en nuestro país están en riesgo siete de cada diez empleos. Recordemos, además, que más del 50 por ciento de la fuerza laboral obtiene sus ingresos en la informalidad, sector especialmente afectado por el confinamiento.
Anota Villanueva: “México es el segundo país latinoamericano, después de El Salvador, con un mayor número de trabajadores en sectores de alto riesgo económico por la pandemia de COVID-19, de acuerdo con un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Se estima que en el país 70 por ciento de los empleos están en actividades que resienten en grado alto a medio los efectos de la crisis actual”.
Existe una inseguridad económica crónica que se ve agravada por la emergencia sanitaria. Los pronósticos son que “la desocupación incremente de 8.1 por ciento en 2019 a 11.5 por ciento en 2020, que se agraven los niveles de informalidad que hasta el momento afectan a 54 por ciento de los trabajadores y que sólo en el segundo trimestre del año las horas de trabajo caigan 10.3 por ciento, lo que equivale a 31 millones de empleos a tiempo completo”.
La secretaria general de Cepal, Andrea Bárcena, insistió en reconocimiento al gobierno de López Obrador que México tiene un programa para respaldar el ingreso de los más vulnerables, como una “ruta distinta” a la que se han tomado tradicionalmente para enfrentar las crisis. Sin embargo, hace falta lo que llamó un “pacto empresarial solidario” con mecanismos que profundicen el apoyo a las pequeñas y medianas empresas, a cambio de que éstas no despidan personal durante la pandemia.
Dora Villanueva recoge la expresión –dura pero real- de Vinícius Pinheiro, director regional de la oficina para América Latina y el Caribe de la OIT, para quien aunque hay mucha incertidumbre, pero “de una cosa estamos seguros: vamos a salir más pobres, más desiguales, con menos empleos, con más deuda y con menos salud”.
Precisamente lo que se ha planteado en México es evitar que esto ocurra. Que el impacto sea lo menos dañino posible. Desde la perspectiva del gobierno encabezado por López Obrador significaría “rescatar a los de abajo”. Aunque existe una interdependencia de clases y sectores que también deberá modificarse, aunque no anularse.
El economista Hugo Fuentes Castro afirma que la “nueva normalidad” que se anuncia tiene que estar acompañada de una “nueva economía”, en la que se aprenda a convivir con el COVIDF-19, mediante protocolos estrictos de seguridad. “La nueva normalidad implica un cambio en nuestra forma de consumir y de producir, esto significa nuevas medidas sanitarias y procesos. La introducción de nuevas regulaciones también implica costos”. (Expansión, 26 de mayo, 2020)
AL MARGEN
EL ANUNCIO del inicio de la extracción de crudo por parte de la empresa Hokchi Energy en las costas de Paraíso es un respiro para la cuota nacional de crudo. Serán 2 mil barriles diarios. (
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)
