Escala Crítica/Columna diaria
*Gobiernos y sociedades ensayan los más diversos métodos
*Hablan los hechos: control de infecciones y menos defunciones
*Cuba: brigadas casa por casa, “pequisador virtual”, despliegue médico
Víctor M. Sámano Labastida
EL COVID-19 sigue siendo un enemigo desconocido. Se sabe algo del virus, miles de científicos en el mundo empeñan esfuerzos y los gobiernos destinan recursos –algunos cuantiosos, otros sólo simulan-, pero en términos generales hay que seguir improvisando respuestas. Le comentaba ayer que algunas naciones han tenido experiencias exitosas, siendo el caso más notable Vietnam; referimos también lo hecho en Costa Rica y Nueva Zelanda.
Hay otros que, con las mismas medidas, tienen algunos logros notables: cierre de fronteras, brigadas médicas, confinamientos totales o dirigidos, una intensa campaña de información y orientación.
Sigue siendo tan desconocida esta amenaza, que la Organización Mundial de la Salud (OMS), advirtió ayer sobre un posible “nuevo pico” de contagios “en cualquier momento”. En los hospitales y clínicas de todo el mundo, los trabajadores de la salud, ensayan tratamientos; los gobiernos experimentan medidas.
Junto a esto, me decía ayer un informado lector, la sociedad ya tiene que estar orientándose sobre cómo convivir con el COVID-19 y quizá otras manifestaciones más agresivas.
BRIGADAS, MÁS BRIGADAS
EL RECUENTO de lo que han hecho bien los gobiernos y las sociedades de Vietnam, Costa Rica y Nueva Zelanda, es precisamente para ir alimentando nuestra experiencia.
Cuba es otro caso especial, aunque también es necesario subrayar sus condiciones de bloqueo e histórica austeridad. Su gobierno ha enviado brigadas médicas para combatir el COVID-19 en más de 25 países. Son poco más de 2 mil 500 profesionales sanitarios.
Al interior, este pequeño país de 11 millones de habitantes, logró hasta ahora contener los contagios: tiene cerca de dos mil casos confirmados y 82 muertes. Cifras muy por debajo de algunos estados de la República Mexicana. Desde el 24 de marzo, el gobierno de la isla decidió el cierre parcial de fronteras, cuando apenas tenía 21 personas infectadas. Para el uno de abril amplió la medida, cerró sus aeropuertos y pidió el retiro de todas las embarcaciones extranjeras.
Agencias como la BBC calificaron de “agresivo” el sistema de vigilancia epidémica cubano: ante los primeros casos estableció un esquema de seguimiento y aislamiento; además adecuó centros de salud y estableció hospitales de campaña en unidades educativas, predios universitarios y otras instalaciones. Oficialmente el gobierno cubano informó que desde enero estableció un plan de prevención y control calificado de “intersectorial”, porque se lo trató sólo como un problema sanitario.
Un mecanismo particular en la isla fue la integración de brigadas de estudiantes de medicina que recorren las calles y domicilios para identificar potenciales contagios. Inclusive, mediante una aplicación para teléfonos móviles opera un “Pesquisador virtual”, para recibir reportes de alguien que tenga síntomas de contagio. Otro mecanismo anunciado son las pruebas masivas y al azar.
EXCESOS Y ACIERTOS
EN LA ACTUAL situación de emergencia sanitaria, hay gobiernos que aprovecharon para excesos como el de Filipinas, donde comenzó a aplicar de facto la Ley Marcial, autorizando a la policía y al ejército a disparar contra quienes violen la cuarentena. O el caso de Corea del Norte que reforzó no sólo su aislamiento sino la censura en torno al tema.
En sentido contrario, Suecia intentó un modelo novedoso y arriesgado: la inmunidad colectiva, también llamada “inmunidad de rebaño”. Mantuvo sus actividades normales, sin prohibiciones de ningún tipo, salvo las recomendaciones a su población sobre las pautas sanitarias básicas. Su apuesta fue por contar con uno de los mejores sistemas de atención médica. Pero el enemigo desconocido, el coronavirus, puso en crisis ese experimento: mientras Noruega, Finlandia y Dinamarca comienzan a levantar sus restricciones de forma progresiva (los países de la esperanza, se diría), Suecia se obligará a restricciones…pero además al veto de sus vecinos que temen la vuelta de los contagios.
Un caso notable es también Alemania. Este país optó por el cierre de fronteras terrestres y un mayor control en el tráfico aéreo. Pero su estrategia estuvo basada en un confinamiento parcial y pruebas masivas, mejoramiento de la ya de por sí notable infraestructura hospitalaria y personal médico. Hasta el 26 de mayo tenía un promedio bajo de decesos, que es lo importante: por cada 100 mil habitantes, 10 fallecimientos; mientras que en España es de 61, 54 en Italia, 42 en Francia y 29 en Estados Unidos (29).
En México, la tasa promedio de muertes es de 54 por cada 100 mil habitantes, aunque hay estados que se ubican muy por arriba: Ciudad de México, 242 casos por cada 100 mil habitantes; Tabasco, 135 y Baja California, 126. Son, por así decirlo las entidades en situación más crítica.
AL MARGEN
EN ESTOS tiempos de duelo prácticamente la muerte y el riesgo por la vida, se han vuelto acompañantes cotidianos. Hay quienes fallecen por la mortal ola del coronavirus, otros como resultado de padecimientos diversos. Las familias y los amigos que pierden a un ser querido reciban nuestro pésame. En estos días lamentamos la partida del escritor Luis Alonso Fernández, hombre también apasionado por la ciencia. En diario PRESENTE se publicaron varias de sus colaboraciones, en especial sus columnas en el suplemento sobre divulgación de la ciencia que mantuvo este diario durante algunos años, con la colaboración especial también de nuestro amigo Miguel Ángel Córdova. A Luis Alonso lo recordamos con afecto y siempre le agradecimos su inquietud solidaria. (
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