De 10 en 10, antídoto Covid19: quédate en casa leyendo (parte 4 y última)
Pablo del Ángel Vidal
Esta vez se acumuló la leña: 5 listas que incluyen novelas de amor, periodismo, deportes, literatura mexicana y literatura inclasificable. Terminaremos pues, con recomendaciones de lectura a tambor batiente, mientras la indicación de quedarse en casa sigue en lo alto de la preocupación nacional.
¿Por qué leer? Gustave Flaubert dijo: “Vivo para leer”. Lo que se reflejó en su meticulosidad para escribir: semanas para buscar la palabra exacta, configurar párrafos, desarrollar el diálogo crucial. No es testimonio de Flaubert: es testimonio de sus amigos. Carlos Monsiváis, sabio nacional ausente, cambió la ecuación de Flaubert: “Leo para vivir”. Sugerencia empática y llevadera, apta para humanos sin dones letales. “Cuando Dios te da un don, también te da un látigo”, escribió el estadounidense Truman Capote. El master Flaubert militaba en la conjura de los genios, no en la conjura de los necios (John Keneddy Toole).
“Leer no nos convierte en mejores ciudadanos”, escribió Harold Bloom, quizás el más polémico crítico literario, defensor del arte por el arte, sin historicismos o ideología de por medio. Sus criterios eran esplendor estético, fuerza intelectual y sabiduría (que no es lo mismo que información). Otro sabio, Umberto Eco, con perfil descriptivo expresó: “El hombre es un animal fabulador”. Luego fue a más: “para sobrevivir, el hombre tiene que contar historias”. Quizás no seremos automáticamente mejores ciudadanos, pero algo podemos hacer con lo que aprendemos vía lectura.
Leemos, quizás, para afinar “la verdad de las mentiras” (Vargas Llosa), para distinguir lo insignificante de lo significativo, o para recibir “el golpe de pico que quiebre el hielo de nuestra indiferencia” (Kafka). Sea cuál sea el motivo para leer, “nadie tiene derecho a interrogarnos sobre esa intimidad, que pertenece a cada lector” (Daniel Pennac). Esta invitación a la lectura, luego entonces, no es imperativa. Ni podría serlo. Como dice el propio Pennac, “el verbo leer no soporta el imperativo: ¡tienes que leer!”, no señor. El primer derecho del lector es su derecho a no leer.
10 DE AMORES CONTRARIADOS
Casi todas las novelas de amor son de amores contrariados, con aroma de almendras amargas (Gabriel García Márquez). Lo mismo explica el compositor español Joaquín Sabina a propósito de las canciones de amor, “que son de desamor, la mayoría”. La cuestión -para que funcione la trama amorosa- es trasladar la emoción hacia el lector: que se emocione el lector, no el relato. Otra clave es la identificación del lector con los protagonistas. No hay pierde, si hay empatía con el héroe/heroína.
Como ese debate seguirá, aquí van 10 novelas de amor (contrariado). Hay autores que repiten, de la lista de novelas históricas.
-Un millonario inocente, Stephen Vizinczey (Hungría).
-El fin de la aventura, Graham Greene (Inglaterra).
-Orgullo y prejuicio, Jane Austen (Inglaterra).
-La cartuja de Parma, Stendhal (Francia).
-Madame Bovary, Gustave Flaubert (Francia).
-Hablando del asunto, Julian Barnes (Inglaterra).
-Adiós a las armas, Ernest Hemingway (EEUU).
-Ana Karenina, León Tolstoi (EEUU).
-Mi vida, Anton Chéjov (Rusia).
-El amor en tiempos del cólera, Gabriel García Márquez (Colombia).
SENTIDOS EN ALERTA: 10 DE PERIODISMO
El periodismo narrativo y de atmósfera (crónica, reportaje, novela non fiction, entrevistas sin red de protección) comparte piso con la literatura. Es batalla ganada. Aquí van 10 clásicos del periodismo.
-Ébano, Riszard Kapuscinski (Polonia).
-Cabeza de turco, Gunther Wallraff (Alemania).
-Entrada libre, Carlos Monsiváis (México).
-Los presidentes, Julio Scherer (México).
-El periodismo canalla y otros relatos, Tom Wolfe (EEUU).
-A sangre fría, Truman Capote (EEUU).
-La canción del verdugo, Normal Mailer (EEUU).
-Retratos y encuentros, Gay Talese (EEUU).
-Entrevista con la historia, Oriana Fallaci (Italia).
-México insurgente, John Reed (EEUU).
10 DE DEPORTES: LA OPORTUNIDAD DE SER MEJORES
La frase completa es: “el deporte es la oportunidad que nos dan otras personas para ser mejores”. Pertenece al Profesor Keating, de la cinta La sociedad de los poetas muertos (Peter Weir, Australia, 1989). Se ha dicho, y estoy de acuerdo, que el deporte es “la única épica que le queda al género humano”. Homero no estaría de acuerdo, pero la evolución de los deportes en el mundo moderno se convirtió en drama global: Copa del Mundo, Juegos Olímpicos, Súper Tazón, Serie Mundial de Beisbol, Champions, Final NBA, Wimbledon, Copa Libertadores. Lo apasionante no es el dinero involucrado. Es cierto que los apostadores viven del tongo y la burocracia deportiva tiene aromas de corrupción. Pero los deportistas de leyenda miran otros factores: la clave del drama es la astucia en movimiento, voluntad de no rendirse, sangre fría en momento crucial, capacidad física y mental probada al límite.
Van 10 de deportes, con preocupante primacía del balompié. Como en las apuestas…
-Hablemos de futbol, Johan Cruyff (Holanda).
-La cuarta bola, Jim Booton (EEUU).
-Once anillos, Phil Jackson (EEUU).
-Open, André Agassi (EEUU).
-El miedo escénico y otras hierbas, Jorge Valdano (Argentina).
-Los once de la tribu, Juan Villoro (México).
-Yo soy el Diego, Diego Maradona (Argentina).
-Pep Guardiola. La metamorfosis. Martín Perarnau (España).
-Futbol sin trampa, César Luis Menotti y Ángel Cappa (Argentina).
10 DE LITERATURA MEXICANA
México tiene literatura poderosa, contrariamente a sus dificultades políticas. Pasamos a la lista que puede crear más polémica. Sin contemplaciones, van nombres y obras.
-Ciudades Desiertas, José Agustín (Guerrero).
-Terra Nostra, Carlos Fuentes (de padre diplomático, nació en Panamá)
-El resplandor de la madera, Héctor Aguilar Camín (Quintana Roo).
-Pedro Páramo, Juan Rulfo (Jalisco).
-Palinuro de México, Fernando del Paso (CDMX).
-La experiencia literaria, Alfonso Reyes (Nuevo León).
-La sombra del caudillo, Martín Luis Guzmán (Chihuahua).
-Los relámpagos de agosto, Jorge Ibargüengoitia (Guanajuato).
-Morirás lejos, José Emilio Pacheco (CDMX).
-En busca de Klingsor, Jorge Volpi (CDMX).
13 INCLASIFICABLES: EXTRAÑEZA DE LA FORMA
Termino la tanda con la única lista que puede rivalizar con la lista de novelas clásicas/históricas. No hay jaula que atrape a estos pájaros. Incluso se rompió la simetría del 10. Los elementos de forma sitúan esta lista a nivel de provocación sublime para lectores avezados y aventados. Entren y lean.
-Ulises, James Joyce (Irlanda).
-Rayuela, Julio Cortázar (Argentina).
-El Proceso, Franz Kafka (Checoslovakia).
-Alicia a través del espejo, Lewis Carroll (Inglaterra).
-Dos pájaros a nado, Flann O’briann (Irlanda)
-El mundo según Garp, John Irving (EEUU).
-Los sonámbulos (trilogía), Herman Broch (Alemania)
-La saga fuga de JB, Gonzalo Torrente Ballester (España).
-La inmortalidad, Milan Kundera (República Checa).
-Si una noche de invierno un viajero, Italo Calvino (Italia)
-El hombre quebrado, Tahar Ben Jelloun (Marruecos).
-Adiós Sherezada, Donald Westlake (EEUU).
-Orlando, Virginia Woolf (Inglaterra).
Termino con la cita prometida –insuperable elogio del lector- de Virginia Woolf: “¿Quién lee para llegar al final, por deseable que éste sea? ¿Acaso no hay ocupaciones que practicamos porque son buenas en sí mismas, y placeres que son absolutos? ¿Y no está éste entre ellos? A veces he soñado que cuando llegue el Día del Juicio y los grandes conquistadores y abogados y estadistas vayan a recibir sus recompensas –sus coronas, sus laureles, sus nombres grabados indeleblemente en mármol imperecedero-, el Todopoderoso se volverá hacia Pedro y le dirá, no sin cierta envidia cuando nos vea llegar con nuestros libros bajos el brazo: ‘Mira, estos no necesitan recompensa. No tenemos nada que darles. Han amado la lectura’.”
