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*Tuvo que ser del TEPJF la decisión de cómo y cuándo elegir

*Con el PRD, historias paralelas; difícil democracia partidista

*Movimiento y partido: el proyecto presidencial a la espera

 

Víctor M. Sámano Labastida

 

RESULTÓ contraproducente a Morena –más movimiento aliancista que partido- permitir que Yeidckol Polevnsky aplazara de manera casi indefinida su relevo en la presidencia nacional de este frente electoral fundado por Andrés Manuel López Obrador. Ahora, contra lo que hubiera querido AMLO, un organismo externo (tribunal federal) obligó a ese instituto hacer lo que debió desde noviembre de 2019: elegir a su dirigencia.

Emplazado para realizar el cambio en la Presidencia de Morena antes de septiembre –luego de una queja de grupo de Polevnsky-, el comité interino de Alfonso Ramírez Cuéllar  emitió una convocatoria para iniciar el proceso el 11 de julio y concluir con la elección el 29 de agosto. 

Esta decisión trae malos recuerdos para el lopezobradorismo: fue precisamente un ente externo (otra vez un tribunal federal), el que instaló en la dirigencia nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en 2008 a Jesús Ortega Martínez (cabeza de Los Chuchos), luego de que fracasó el intento que mediante una elección interna llegara al cargo Alejandro Encinas. Este episodio marcó el inicio de la ruptura de AMLO con el grupo dominante en el solaztequismo y que aún mantiene el control de las decisiones en esa organización.

Contra lo que buscó su fundador, el Movimiento de Regeneración Nacional ya convertido en Morena no pudo librarse de la integración de corrientes, grupos, expresiones, tendencias, o como se le quiera llamar a las cabezas visibles que se disputan la hegemonía…y sobre todo que ahora se pelearán las candidaturas del 2021. En estos días aparecerán sin duda nuevos esquemas de presión.

Hay diferencias y paralelismos entre el PRD original y Morena. Las historias se cruzan, muchos episodios amenazan con repetirse. 

 

DEL FRENTE AL MOVIMIENTO

 

LA SIMILITUD es, me parece, que las dos organizaciones surgen de una amplia alianza donde confluyeron las más diversas corrientes y liderazgos; en los dos casos los congregó una personalidad fuerte: Cuauhtémoc Cárdenas, en uno, López Obrador en otro, y el propósito de poner fin al predominio de una clase política y económica enquistada en el poder.

En el caso de Cuauhtémoc Cárdenas, la primera batalla electoral –también exitosa en términos de movilidad ciudadana-, ocurrió con el Frente Democrático Nacional (FDN) a la cabeza en 1988 y cada uno de los partidos concurrentes conservó su registro hasta la integración del PRD  en mayo de 1989. Esta organización tuvo oportunidad de estructurarse como partido, lo que le dio fuerza pero le restó dinamismo a tal grado que cuando López Obrador compitió por la dirigencia nacional de los solaztequistas en 1996 su propuesta fue construir un “partido-movimiento” o un “partido en movimiento”.

El PRD tuvo también la posibilidad de consolidarse como partido, pero al mismo tiempo ser arena de una lucha de corrientes, intereses y fuertes liderazgos que finalmente lo llevaron a la ruptura. De prácticamente haber ganado las elecciones presidenciales en 2006 con López Obrador como candidato pasó a convertirse en aliado del PAN en 2018, aportando apenas el 2.83 por ciento a la candidatura de la coalición Por México al Frente. Tal ha sido su crecimiento y declive.

Morena también surge de un movimiento, éste ideado y fundado por López Obrador, sólo que a diferencia del PRD no se construyó con la estructura de partidos ya existentes sino de una compleja suma de ciudadanos en la que si bien estuvieron grupos escindidos de otros partidos, en realidad la votación del 2018 no fue para una organización sino para una persona. El lema del exhorto a votar “seis de seis” fue precisamente convertir a AMLO en el imán que “jalara” en las urnas los sufragios sin importar quiénes fueran los otros candidatos. Lo consiguió, pero quedó pendiente el paso de movimiento a partido…y esto último lo dejó a quienes se hicieron cargo de la todavía endeble estructura. Tarea poco menos que imposible, siendo López Obrador el factor de unidad y disciplina.

 

TIEMPO DE DEFINICIONES

MÁS TODAVÍA, porque el Presidente les dijo que no intervendría en asuntos partidistas, aunque expresó algunas opiniones que fueron interpretadas según los escuchas. El caso es que el tiempo de las definiciones en Morena han llegado; ya no es la elección con AMLO en las boletas. Aunque está en el poder, ha dicho públicamente que cuidará que no haya ningún tipo de fraude electoral, ni el uso ilegal de los recursos públicos y busca que se practique una auténtica democracia. 

Pero Morena tiene muchos obstáculos internos por vencer. Sus adversarios aprovecharán esta oportunidad.

Por lo pronto, para elegir a los 3 mil consejeros que asistirán al Congreso Nacional, el 11 de julio serán las asambleas distritales, y el 9 de agosto los Congresos estatales. El 22 y 23 de agosto, se elegirá la presidencia del Consejo Nacional y se definirán casi todos los integrantes del Comité Ejecutivo Nacional, con excepción de su nuevo presidente o presidenta, así como de quien busque ocupará la secretaría general, ya que estos cargos estarán sujetos a unas encuestas (como lo sugirió AMLO) que se aplicarán del 24 al 26 de ese mismo mes. El 29 de agosto, cuando se definirá la nueva dirigencia se debe tener ya el nombre que quien ocupen la Presidencia...y conduzca a Morena en la batalla electoral del 2021.

 

AL MARGEN

CONTRA el COVID19 no hay milagros. Tabasco y Nayarit superaron el límite de riesgo de las camas disponibles. El llamado insistente es para reducir la movilidad y mantener la sana distancia antes que colapsen los servicios de salud. Los medicamentos y pruebas son cada vez más difíciles de conseguir, o más costosos. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )