Escala Crítica/Columna diaria
*Reitera su lucha contra el modelo neoliberal; sigue un tramo complejo
*Por primera vez, entrega el titular de Segob el informe ante el pleno
*En proceso de construcción la comparecencia ante los ciudadanos
Víctor M. Sámano Labastida
EL PRESIDENTE Andrés Manuel López Obrador cumplió con el protocolo de enviar su tercer informe al Congreso de la Unión, pero poco antes dar su balance de hechos y argumentos en torno a su tercer año de gobierno. Hechos, no palabras; el eslogan que enmarcó su mensaje del primero de septiembre. No faltó quien relacionara este lema con el que en su momento utilizó Enrique González Pedrero en Tabasco: los hechos hablan.
En la dinámica establecida desde su llegada a Palacio Nacional, este fue el informe número once (uno cada tres meses), por lo que aún está pendiente el de diciembre de este año. De alguna manera también en las conferencias matutinas se tiene diariamente un adelanto o una reiteración –en su estilo de hacer política-, de acciones, objetivos y motivos.
Así, desde el inicio de su alocución remarcó su espíritu polemista y de definiciones. “La transformación está en marcha y aunque es necesario seguir poniendo al descubierto la gran farsa neoliberal y auspiciando el cambio de mentalidad del pueblo –porque eso es lo más cercano a lo esencial y a lo irreversible– también estamos desterrando vicios y prácticas deshonestas en el manejo del gobierno”.
En este párrafo se condensa, me parece, la definición del proyecto lopezobradorista: una Cuarta Transformación, teniendo como referencias la Independencia, la Reforma (juarista) y la Revolución. Pero que implica, desde su propuesta, no sólo poner al descubierto “la farsa neoliberal” sino ofrecer una alternativa. A este planteamiento le ha denominado “economía moral” o “economía del bienestar”. Es un tema en el que sus opositores han centrado sus críticas, porque también la “nueva economía” estaría basada en la distribución de recursos a “los de abajo”.
Existe también, en ese arranque del mensaje, un propósito ambicioso al que ya se había referido AMLO en otras ocasiones: un “cambio de mentalidad del pueblo”, reconocido el hecho de que “eso es lo más cercano a lo esencial y a lo irreversible”. Un cambio de mentalidad que lleva tiempo, pero que también exige prácticas congruentes: promover las virtudes, pero sobre todo no premiar el vicio, la falta de ética.
Lo primero que tiene a la mano un gobierno es su propio equipo y las leyes; construir normas para una convivencia civilizada y con propósitos de equidad. Aunque dijo López Obrador que “estamos a medio camino”, también se manifestó satisfecho por lo logrado. Falta un tramo y quizá el más accidentado.
Anunció el presidente en el arranque de su gobierno que haría en seis años lo que en otras circunstancias requerirían doce años. A mitad del sexenio según esta cuentas ya transcurrieron los seis primeros. Seguiría la consolidación de lo logrado y...la búsqueda de la continuidad con personajes y equipos de la misma filosofía.
EL CONGRESO Y LA TRANSICIÓN
ADÁN AUGUSTO LÓPEZ, actual secretario de Gobernación, regresó ayer al Congreso de la Unión, pero ya no lo hizo como diputado federal ni como senador, sino para entregar el informe 2021 del presidente López Obrador. Fue un acontecimiento histórico, refirieron las crónicas porque desde hace por lo menos 14 años ningún enviado del Jefe del Ejecutivo había ingresado al pleno y llegado hasta la tribuna para un acto de esta naturaleza.
Fue un acto breve el de la entrega. Apenas 47 segundos. Pero no sucedía desde que Felipe Calderón no logró que fuera recibido su representante y titular de Segob. Ahora, con mayoría de Morena, y con un nuevo titular de lo que se conoce como la Secretaría del Interior, López Hernández no sólo pudo ingresar sin problemas sino que encontró a antiguos colegas. Inclusive, según se pudo ver en las imágenes, saludó de manera afable a senadores del PAN, entre ellos a la combativa Xóchitl Gálvez y a Kenia López.
Recibió el documento en la tribuna el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, de Morena.
Como usted sabe, desde que el primero septiembre de 1988, cuando el entonces senador Porfirio Muñoz Ledo interrumpió el mensaje de Miguel de la Madrid (PRI), se acabó el denominado “Día del Presidente”, para llegar al punto en que Vicente Fox (PAN), no pudo ni siquiera ingresar al salón de sesiones del Congreso…Tuvo que entregar su informe en el vestíbulo, al secretario de la Cámara de Diputados, como si fuera una Oficialía de Partes.
Se acostumbró a que el titular de Gobernación en turno acudía a la sede del Congreso de la Unión a entregar el informe, pero sin llegar a la tribuna como esta vez lo hizo Adán Augusto. Todo concluía en el Salón de Protocolos. Se mantiene, sin embargo, el recurso de un mensaje del mandatario ante sus colaboradores e invitados especiales, y la entrega por separado del voluminoso informe.
¿Veremos acaso en los próximos años al Presidente nuevamente ante el pleno de los legisladores, incluso con interpelaciones o planteamientos frente al Ejecutivo? Puede ser.
La presencia de Adán Augusto en el Palacio Legislativo fue oportunidad para que tomara la foto con los diputados federales por Tabasco. Antes, en Palacio Nacional, circuló la imagen donde conversaba con sus paisanos Javier May, secretario de Bienestar, y Octavio Romero, director de Pemex.
AL MARGEN
POR CIERTO que ayer circularon profusamente versiones falsas sobre las renuncias de May Rodríguez y Romero Oropeza, es apenas el comienzo de otra etapa de una batalla de baja intensidad. (
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