www.ventanasur.com

  • Aumentar fuente
  • Fuente predeterminada
  • Disminuir fuente
Home Colaboraciones AIRE SUCIO, POR JOSÉ LUIS LEZAMA

AIRE SUCIO, POR JOSÉ LUIS LEZAMA

E-mail Imprimir PDF

La lógica de los altos funcionarios públicos se muestra simple, pudiendo incluso parecer  clara. No importa que provenga de un gobierno de izquierda, centro o derecha. De acuerdo a su forma de ver, pensar y comunicar su experiencia en el mundo, su llegada a una posición directiva, a una jefatura, secretaría,  oficina de toma de decisiones, está marcada por algo distinto, por una nueva era, un nuevo amanecer; es un acontecimiento extraordinario. Su llegada al puesto inicia con medidas de política y decisiones que “nadie más hizo antes”, “que nadie se atrevió a tomar”; “nos critican porque estamos tocando intereses que nadie se atrevió a tocar”.

(Reproducido con permiso del autor, diario Reforma 18/V/2013)

“Siéntanse orgullosos de lo que estamos logrando juntos como nación; comuníquenlo al mundo y contribuyan a ello promoviendo contactos y vínculos estratégicos. Representan a una nación en ascenso”. Presidente Peña a los embajadores

José Luis Lezama

La lógica de los altos funcionarios públicos se muestra simple, pudiendo incluso parecer  clara. No importa que provenga de un gobierno de izquierda, centro o derecha. De acuerdo a su forma de ver, pensar y comunicar su experiencia en el mundo, su llegada a una posición directiva, a una jefatura, secretaría,  oficina de toma de decisiones, está marcada por algo distinto, por una nueva era, un nuevo amanecer; es un acontecimiento extraordinario. Su llegada al puesto inicia con medidas de política y decisiones que “nadie más hizo antes”, “que nadie se atrevió a tomar”; “nos critican porque estamos tocando intereses que nadie se atrevió a tocar”. Las acciones que emprenden para enfrentar los problemas brindan siempre  resultados positivos, cambian el mundo. Siempre construyen más carreteras, más escuelas, más hospitales que sus antecesores; en los tiempos del reparto agrario repartían más tierras que sus predecesores y, en ocasiones, más de las existentes.
En materia ambiental ocurre lo mismo. En calidad de aire, cada año siempre es mejor que el anterior. Sus sistemas de medición, sus monitoreos, sus diagnósticos respaldan todos sus logros. También están de acuerdo los consultores, los que hacen diagnósticos por encargo, los expertos que proveen el conocimiento sobre el cual toman sus decisiones.
Cuando la  valoración del funcionario, de sus logros, son puestos en tela de juicio, reacciona siempre de la misma manera, sus estrategias para defender sus conquistas, las instrucciones que dan a sus subordinados son regularmente lugar común, no importa que sea jefe de Estado,  secretario o subsecretario, cualquier funcionario de alto nivel;  su reclamo y estrategia es recurrente: “el problema es que no estamos comunicando bien a la ciudadanía nuestras acciones y nuestros logros”. Por lo tanto, la orden trasmitida es: “divulguen de la mejor manera posible las acciones y logros”;  se trata de comunicar eficaz y correctamente a los medios y a la ciudadanía las  buenas nuevas.
No parecen tener dudas de sus éxitos; no importa que un problema como el de la contaminación del aire persista, como es el caso de la ciudad de México y de su zona metropolitana, lo cual hizo crisis en días pasados con la subida de los niveles de ozono. No importan los datos sobre los daños a la economía y los ecosistemas; no importan los registros hospitalarios y las afectaciones a la salud reportada por los ciudadanos. No importa que los especialistas hablen de una preocupante y fuerte presencia de contaminantes altamente tóxicos como el tolueno, el benceno, el mercurio, los formaldehídos. No importa la imagen visual de la atmósfera de la ciudad en la que predomina, todos los días del año, una densa capa ocre de sustancias tóxicas.
Los datos oficiales parecen justificar el júbilo gubernamental: en el año 2000 se violaban las normas ambientales por ozono 324 días del año en este contaminante; en el 2005,  eran 236 y en el 2012 los días de mala calidad del aire fueron 119.  No obstante, la atmósfera de la ciudad dista mucho de ser sana, aún cuando los datos hablen de más días limpios. Es pues necesario evaluar estos datos, contrastarlos con otros, por ejemplo con la información proveniente de los Inventarios de Emisiones, elaborados por la propia autoridad, los cuales registran grandes volúmenes de sustancias tóxicas que se emiten y depositan anualmente en la atmósfera metropolitana. El inventario de emisiones del 2010, por ejemplo, da cuenta de un total de emisiones anuales a la atmósfera de más de 3.5 millones de toneladas anuales de contaminantes y con una fuerte, creciente y preocupante presencia de sustancias tóxicas de mayor potencial de daño a la salud como los Compuestos Orgánicos Totales (COT) y los Compuestos Orgánicos Volátiles (COV) con más de 900 mil y 600 mil toneladas al año, respectivamente. Los óxidos de nitrógeno también van en ascenso, habiéndose registrado en el Inventario de Emisiones de 2010, más de 200 mil toneladas anuales.
Es importante saber si la forma como se procesan, trasmiten y analizan los datos es la adecuada, si los equipos de monitoreo están en buen estado, si son reparados o adaptados adecuadamente, si son sometidos a las auditorías por órganos independientes a las que están obligados. Por otra parte, es importante medir, monitorear sistemáticamente los contaminantes tóxicos.
Sólo revisando las fuentes de información sobre las que se toman las decisiones de política y sobre las que se evalúan los avances reales de los programas y acciones para combatir la contaminación, se podrá tener una idea adecuada sobre el estado del medio ambiente y sobre la veracidad de los éxitos en el combate a la contaminación que tanto entusiasma a los funcionarios. www.joseluislezama.com<http://www.joseluislezama.com>

 

 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar