*Intensifican promoción y cabildeos; el voto, antes que termine abril

*Junto a la consulta popular, los energéticos en la agenda presidencial

*En la ruta de la sucesión del 2024: los liderazgos se muestran o faltan

 

Víctor M. Sámano Labastida

 

VARIOS son los asuntos en la agenda del presidente Andrés Manuel López Obrador que tendrán que dirimirse antes de que se cumpla el cuarto año de su triunfo electoral el primero de julio. Entregado el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, contra viento y marea, se prepara la inauguración de las instalaciones de la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Paraíso. Antes deberán transitar dos asuntos de importancia estratégica para el proyecto del régimen y con un indudable valor simbólico: la consulta revocatoria del 10 de abril y la votación de la reforma al sector de la electricidad, ese mismo mes.

La consulta, como usted sabe rechazada por el PRI, PAN, PRD y PMC –así como un sector anti AMLO-, es impulsada por la coalición gobernante encabezada por Morena. Su importancia simbólica reside en que el mandatario federal podrá anotarla como una de sus aportaciones a la democracia directa; para sus opositores sólo es una simulación. Del tema, por cierto, hablaremos en un foro organizado por el INE al que fuimos invitados este columnista, así como la directora de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UJAT, Felipa Nery, y el periodista Luis Antonio Vidal. Ya le comentaré del valor estratégico de la revocatoria.

En el caso de la llamada “reforma eléctrica”, el Presidente está decidido a marcar su distancia de las concesiones establecidas especialmente durante los gobiernos de Felipe Calderón (PAN) y Enrique Peña Nieto (PRI). Un viraje que intensificará en estos días la definición de actores internos –tanto en Morena como en otros partidos y empresarios-, como externos –en especial Estados Unidos. Del gobierno de Joseph Biden ha trascendido que está “valuando activamente” los cambios a la Ley de la Industria Eléctrica en México. 

 

LÓPEZ MATEOS y LÓPEZ OBRADOR

 

El carácter simbólico de las reformas propuestas por López Obrador se puede en el contexto del valor que el político tabasqueño concede a la nacionalización de la industria eléctrica decretada por el presidente Adolfo López Mateos en 1960. Lo mismo que en la perspectiva de la expropiación del sector petrolero decidida por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938. Las actuales son circunstancias diferentes, sin duda, pero AMLO ha sido muy enfático en su decisión de “recuperar” a la CFE y a Pemex. Sus críticos auguran un fracaso. Dos visiones opuestas.

Tan importante resulta el proceso de las reformas a la industria eléctrica –no ignoremos que sucede en medio de otro proceso, el de la consulta popular-, que el propio secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, acudió el pasado fin de semana a las asambleas informativas en Tabasco, Campeche y Yucatán, sobre la iniciativa presidencial que se discute en la Cámara de Diputados. 

En los encuentros participaron alcaldes, diputados locales, y líderes de Morena. Podría decirse que no es para convencer a los ya convencidos, sino que es posible que estemos ante un escenario de próximas movilizaciones de respaldo a AMLO frente a la reacción de quienes se sientan afectados por la reforma y que seguramente acudirán al apoyo externo. 

Las campañas por la ratificación del proyecto de la 4T rumbo al 2024 ya comenzaron y se intensificarán, lo mismo que los esfuerzos de la oposición por lograr un frente común…pero aún sin liderazgos definidos.

En el caso de la CFE y Pemex, para Tabasco son temas cruciales no sólo por ser López Obrador oriundo de estas tierras, sino porque en 2007 quienes habitamos esta zona padecimos los efectos de la especulación con la generación y compra de energía –las inundaciones por el manejo especulativo de las presas-, y también pagamos durante mucho tiempo altas tarifas, un tema aún no resuelto de fondo. Del impacto de una industria petrolera alejada de los objetivos sociales mucho se ha escrito y se conoce en esta región. 

 

DEFINICIONES Y CONTRASTES

EL DEBATE sobre la industria eléctrica en México –como parte de una discusión más general en el mundo sobre los llamados “comodities-, será más frontal en estos días. Trasciende el ámbito del recinto de los diputados, y por eso AMLO lo coloca en la calle. Permítame decirle que esto de los “comodities” lo explicaban desde 2007 y 2008 para México un grupo de sindicalistas de Argentina y Colombia que tuve oportunidad de entrevistar: en palabras simples es considerar una mercancía más productos y servicios básicos como la electricidad y los combustibles; la misma ruta que lleva la educación y la medicina. Ese proceso se inserta en el llamado modelo neoliberal: todo se vende.

 

HABERES

LA VERDADERA transformación debe ser cultural o le faltarán cimientos. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )