Meade y la solución del PRI en Tabasco; no basta la candidatura, faltan los votos

Viernes, 01 de Diciembre de 2017 00:44 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*Georgina Trujillo y Benito Neme, factores externos e internos
*Se rompió el viejo esquema del PRI hegemónico, hay que negociar
*Pugnas internas, oposición organizada, cambio de fechas: sus efectos
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LA DESIGNACIÓN de José Antonio Meade Kuribreña como precandidato del PRI a la Presidencia de la República desató una serie de estimaciones y especulaciones respecto a cómo influirá esa decisión en la determinación del abanderado tricolor a la gubernatura de Tabasco. Según lo publicado en diversos medios, la postulación de Meade favorecerá a la diputada Georgina Trujillo Zentella y al actual delegado del Infonavit, Nicolás Bellizia Aboaf. 
En sentido contrario se decía que si el ungido hubiera sido Miguel Osorio Chong, la balanza en el tricolor tabasqueño se inclinaría por Benito Neme Sastré y Ady García López. Como le decía, son sólo consideraciones a partir de la mayor o menor cercanía personal. Aunque los procesos hay que verlos en su conjunto.
 
VOTO Y VETO, OTROS TIEMPOS
 
EN FECHAS recientes vimos el retorno del viejo ritual en donde el Presidente en turno (del PRI por supuesto), tiene voz y voto decisivos para la nominación de su sucesor. Esto viene de tiempos en los que –hasta 1994-, el abanderado del partidazo era inevitablemente el mandatario electo. Esto terminó –o por lo menos se interrumpió- en el año 2000 cuando llegó la alternancia en el máximo cargo de la administración pública. El PAN sustituyó al PRI en el gobierno federal
Con Tabasco ocurría que el futuro Presidente –o sea el señor candidato-, disponía quién sería el abanderado priista; las votaciones en el estado se realizaban tres o cuatro meses después de las federales. De manera que la selección del candidato en la entidad transcurría casi en las mismas fechas en las que el nuevo Ejecutivo Federal electo comenzaba a repartir posiciones. Cuando estaba en todo su poder.
Todavía Carlos Salinas tuvo el voto determinante para que Salvador Neme fuera candidato y luego gobernador de Tabasco, también con el respaldo de Raúl Salinas Lozano, padre del entonces Presidente. Pero Salinas quiso extender su poder más allá de su sexenio y operó para que Roberto Madrazo fuera el siguiente gobernador. Lo que sucedió luego con Ernesto Zedillo de Presidente y Madrazo Pintado como gobernador adelantó el panorama que se avecinaba: una confrontación entre el poder federal y el estatal por el control de las entidades.
Para el año 2000 cambiaron las circunstancias. Ernesto Zedillo no pudo imponer a su sucesor; lo intentó con Francisco Labastida que fue derrotado en las urnas y también por los grupos al interior del tricolor. Llegado Vicente Fox (PAN) a Los Pinos se cortó esa cadena cada vez más frágil que hacía depender la candidatura al gobierno de Tabasco de la decisión del “primer priista”.
 
GOBERNADORES EMPODERADOS
 
DESDE Tabasco fue el gobernador Roberto Madrazo quien en el año 2000 impuso su decisión para que Manuel Andrade fuera candidato a la gubernatura, contra la intención de Ernesto Zedillo de impulsar a Arturo Núñez. Podía observarse que Zedillo no tenía el partido –su “sana distancia” con el PRI-, y su poder estaba mermado. Los pactos que garantizaban la continuidad del tricolor se habían roto; aunque también como resultado de la creciente presión popular y el explicable desgaste en el ejercicio del poder.
En el 2006, sin un PRI en la Presidencia de la República, y con los gobernadores “empoderados” al ya no tener un Jefe Máximo ni un partido hegemónico, Madrazo Pintado no logró imponer a su amigo Floricel Medina y la solución sucesoria –como en muchas otras entidades ya había ocurrido-, se trasladó al plano local. Así, la candidatura de Andrés Granier Melo pasó por las manos de Manuel Andrade.
A la distancia se observa un proceso paulatino de desmantelamiento del poder presidencial como decisivo, la dispersión del viejo partido ante el surgimiento de una oposición competitiva y su multiplicación en grupos regionales o estatales, así como la creciente pugna interna. Esto explicaría en parte por qué Granier Melo no pudo imponer a su amigo Luis Felipe Graham y cómo desde el CEN priista se intentó una fallida repetición del viejo esquema: el apoyo a Jesús Alí desde el Altiplano.
De esta forma, ni el CEN del PRI pudo operar por su candidato, ni el PRI tabasqueño se comprometió con el abanderado del centro del país (Alí de la Torre). Los resultados ya los conocemos: ocurrió la primera alternancia en Tabasco.
Por supuesto que estos procesos son multifactoriales, porque también habría que tomar en cuenta –como le decía líneas arriba- que se fue consolidando una oposición más organizada. Pero también las fechas de las elecciones en Tabasco tuvieron un cambio cuyo impacto no fue calculado por sus promotores: la homologación del calendario electoral,  para que las votaciones por la Presidencia se realizaran el mismo día que las estatales para la gubernatura, tuvo sus efectos. Más todavía cuando se registraba lo que por economía de explicaciones se ha denominado “Efecto López Obrador”
Así pues, la designación de Meade Kuribreña por sobre Osorio Chong no tiene efectos automáticos en la decisión tabasqueña del PRI (que no del PRI tabasqueño). Cada aspirante tendrá que construir su propia oportunidad. Porque una cosa es obtener la candidatura y otra ganar las elecciones. 
AL MARGEN SE CONFIRMÓ lo comentado aquí: Javier May se convirtió en el primer alcalde con licencia para competir en el 2018, lo sustituye Arturo Merino suplente en la elección del 2015. May va por el Senado. Otros ediles buscarán la reelección.
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