Sindicatos y trabajadores, en vías de desaparición; mercado en crisis

Miércoles, 02 de Mayo de 2018 00:46 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*Sólo 13 de cada cien asalariados está en un sindicato en México
*Para colmo, la mayoría de los gremios tienen jefes vitalicios
*Corrige Ricardo Anaya: no habrá bloque anti AMLO” con el PRI
 
Víctor M. Sámano Labastida 
 
AYER fue la conmemoración del Día Internacional del Trabajo. Se trata de una fecha que ha ido perdiendo significado. No sólo han sido desintegrados los sindicatos desde el interior y exterior de los mismos (con líderes corruptos o perseguidos), sino que el propio trabajo pierde su trascendencias. El capital desplaza al trabajo y pone al trabajador en vías de extinción. No resulta casual que la macroeconomía crezca pero no se refleje en mayor empleo ni en mejores ingresos para la mayoría.
Este hecho encierra una paradoja: sin buenos salarios no hay consumo de calidad; sin consumo de calidad, no hay mercado. Las economías nacionales son desmanteladas.
A finales de abril de 2015, el especialista en temas económicos Enrique Quintana, escribió en El Financiero: “¿Es usted miembro de algún sindicato? En caso de que su respuesta haya sido afirmativa, entonces usted pertenece a una minoría cada vez más disminuida en México”.
Explicaba: “Es parte del 13.5 por ciento de los trabajadores asalariados que están sindicalizados o del 8.6 por ciento del total de la población económicamente activa que forma parte de un sindicato”.
Hace un año, las cifras oficiales indicaban que en México había 4 millones 500 mil trabajadores sindicalizados, repartidos en tres mil 262 organizaciones gremiales (hay más de 30 millones no sindicalizados). Valdría preguntarse si en las actuales campañas el trabajo y el trabajador tienen alguna importancia en la agenda de los candidatos. O si tendrán alguna representación en el Legislativo.
 
POR LOS SIGLOS 
 
UN INTERESANTE reporte firmado por Patricia Muñoz (La Jornada, 30/IV/2018), ofrece una radiografía del llamado sector obrero, pero no referido púnicamente a la industria: la mayoría de los sindicatos –aún los llamados democráticos-, tienen liderazgos vitalicios o reelecciones disfrazadas. Algunos “se han perpetuado en sus cargos por décadas y hasta por medio siglo”.
Mientras esto sucede “los trabajadores enfrentan recorte de prestaciones, como las jubilaciones; los peores salarios a nivel mundial; la multiplicación de la subcontratación (outsourcing) y de los contratos de protección”.
Observamos que en los sindicatos sucede algo parecido a lo que registran los partidos políticos y los cargos de “elección”. Algunos ejemplos que cita Muñoz Ríos: “Los dirigentes del Congreso del Trabajo y la Confederación de Trabajadores de México (CTM) Carlos Aceves del Olmo, quien tiene medio siglo como líder sindical; Francisco Hernández Juárez, que suma 11 relecciones y 42 años al frente del gremio telefonista, y Agustín Rodríguez Fuentes, que está en su octava reelección en el Sindicato de la UNAM, cargo en el que lleva 24 años”. Estos jefes gremiales encabezaron los actos del Primero de Mayo.
No podía faltar Carlos Romero Deschamps, actual Senador por el PRI, quien lleva 22 años al frente del sindicato petrolero; reelecto recientemente, tiene asegurado el cargo gremial hasta el 2024. Otro consentido del sistema es Víctor Flores Morales, al frente del sindicato de ferrocarriles (en extinción), también con 22 años como secretario general y a quien sus aliados buscaron hacerlo senador en este proceso. 
En el recuento de Muñoz Ríos, tienen el récord de permanencia vitalicia: Isaías González Cuevas, con más de 30 años en la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC); Rafael Rivapalacio Pontones, con 40 años en el sindicato del Infonavit; Fernando Espino y  Antonio Reyes, con 28 años controlando el Sindicato del Metro el de Fonacot, respectivamente.
 
USAR Y TIRAR
 
SIN DUDA que un caso modelo del tipo de control establecido en los sindicatos fue el de Elba Esther Gordillo, quien llevaba 23 años al frente del gremio de los maestros (SNTE), hasta que –como sucedió con Carlos Jonguitud y Joaquín Hernández Galicia en 1989 – dejaron de ser útiles al grupo en el poder. Gordillo había logrado reelegirse en octubre de 2012 por seis años más, para lo cual creó la figura de presidente del Consejo General Sindical. Fue detenida y encarcelada en febrero del 2013 al inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto. Otros líderes han padecido peor destino.
En su mayoría los sindicatos dejaron de servir al trabajador; sus jefes o caiques pasaron a servir al poder y servirse del poder.
En enero de 2006, el periodista Roberto Fuentes Vivar (Mundo Ejecutivo), refirió una de las grandes paradojas que tenemos en México: “existen más empresas que trabajadores sindicalizados”. 
Explicaba: “De acuerdo con los más recientes censos económicos, en 2014, había en México un total de 5 millones 654 mil 012 establecimientos, en donde se reportaron 29 millones 642 mil 421 personas ocupadas. Sin embargo, el número de trabajadores sindicalizados no supera los tres millones y es muy probable que para este año (2006) no llegue ni a un millón”.
La paradoja podía ser mayor: cada vez más capital (concentrado en pocas manos) con cada vez menos trabajadores y un explosivo desempleo.
Otra es la cuestión para estados como Tabasco donde la mayoría de los asalariados depende de los empleos públicos de manera directa o indirecta.
 
AL MARGEN
MARCHA ATRÁS tuvo que dar Ricardo Anaya tras su anuncio de un posible pacto con el PRI para derrotar a López Obrador. El candidato a gobernador por Jalisco, Enrique Alfaro, había advertido que “jamás” se aliaría con “el sistema”. El abanderado del MC es clave para los votos de Anaya en El Bajío. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )