PRI, litigios y operación tierra; apuesta por maquinaria electoral

Lunes, 04 de Junio de 2018 12:05 Editor
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 Escala Crítica/Columna Diaria

* Meade contra reloj: remontar 25 puntos en 30 días
*El fantasma del 2006 y el riesgo de irse al tercer sitio
*Peña y la tentación empresarial; cuidar la estabilidad
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
MENOS de un mes para las elecciones más complejas en la historia del país. Me propongo en tres entregas revisar cómo llegan a esta etapa los principales contendientes a la Presidencia: Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya Cortés y José Antonio Meade Kuribreña. En esta ocasión revisemos un caso inusual, sólo comparable a lo sucedido en el 2012 cuando el candidato del partido en el poder terminó en el tercer sitio de la votación nacional. Este fantasma vuelve a rondar.
En efecto, el PRI llega al mes de junio con tres decisiones asumidas: a) no reconocer las encuestas que –como tendencia- le ubican en tercer lugar de la elección presidencial, con un mínimo de 16 y un máximo de 20% de los votos; b) sacudir el piso institucional con litigios polémicos que, sin importar el costo social, lo proyecten en la discusión pública, como el polvo levantado alrededor de Nestora Salgado García, policía comunitaria de Guerrero y candidata a senadora por Morena, a la que Meade llamó secuestradora en el segundo debate presidencial; c) operar en los estados la clásica ‘recolección’ del voto duro priista de corte corporativo y sindical, mediante “incentivos” y presiones.  También, por supuesto, a su tradicional militancia.
Como un canto de cisne prematuro, luego de retornar al poder federal, el otrora hegemónico PRI camina inseguro hacia una elección que puede ser la mayor derrota de su historia en las urnas. Hay una certeza en el horizonte: el PRI no cambió sus prácticas políticas al perder el poder (2000 y 2006), y por ello cuando lo recuperó (2012) persistió lo que para sus críticos es su ADN cultural de discrecionalidad e impunidad. Resultado: la desconfianza ciudadana, pues el 80% de los votantes rechaza al PRI en la elección presidencial.           
     
ESTAS RUINAS QUE VES
 
COMO candidato de la alianza Todos por México, Meade Kuribeña no ha encontrado la cuadratura al círculo. Primero, asumió con brío un pedigrí ciudadano y buscó una base electoral fuera del PRI; después, ejecutó la reversa al ponerse la emblemática chamarra roja, pero tuvo un clímax desafortunado cuando –contra el priismo histórico- como no militante decidió (así lo declaró) el relevo de la dirigencia nacional tricolor: René Juárez por Enrique Ochoa. Un golpe de timón que anunció la “operación tierra”, mientras Peña Nieto dejaba la casa en ruinas, como ocurre desde el 2015, un efecto devastador en las posibilidades del PRI. 
René Juárez, reconocido operador electoral y amigo político de Meade, es picapiedra sureño que encara un reto nunca visto: remontar 25 puntos con el tiempo encima. Está en chino mandarín: nadie ha remontado más de 10 puntos en una elección presidencial. Hubo una hipótesis del investigador Lorenzo Meyer, sobre la orquestación de un hipotético fraude, que resulta escenario improbable a juzgar por los números de las encuestas (y por el andamiaje institucional). Meyer dijo lo siguiente hace dos meses: “si cierran la elección a 5 puntos, lo intentarán”. Por eso afirman estar cerca del segundo lugar (Ricardo Anaya).
 
OPACIDAD COMO SISTEMA
 
EL VIEJO pacto PRI-PAN, tuvo su cónclave en mayo, como última llamada para encontrar un candidato competitivo. El sector empresarial forjó contrapuntos con AMLO en la arena pública y de ahí surgió una petición a Ricardo Anaya, y al Presidente Peña: unidad para enfrentar al candidato de Morena. Negaciones y confirmaciones aparte, dos desplegados empresariales se manejaron como inserciones en la prensa nacional: “Así no”, fue el primero con tono airado y polémico;  “Trabajamos en unidad”, fue el titular del segundo, ya menos rijoso y con puntos de encuentro. La postura de un pequeño sector empresarial se notó en anuncios que han salido del aire por contravenir la ley electoral, restrictiva de la libertad de expresión para actores sociales que no tienen rol político. Las elecciones en México son un cúmulo de candados.
  
CARTA DE LA MAQUINARIA
 
SE DESENTIENDE el PRI de las encuestas porque no pinta su color, aunque no lo explican de esa manera. Lo dijo de otro modo Claudia Ruiz Massieu, una de las operadoras de Meade: “La única encuesta que cuenta es la del primero de julio. Vamos por ella”.  El tricolor va sobre la operación tierra en la elección, que consiste en cubrir el 100% de las casillas y recorrer los distritos electorales pueblo por pueblo, ofreciendo lo que sea necesario a una población que carece de casi todo. Pero su maquinaria parece maltrecha, pues apenas controla 13 estados. Además, enfrentará una circunstancia política delicada: los tiempos del 80% de reprobación partidista. Así la maquinaria se atasca. De cualquier modo, el camino elegido es el voto verde (zonas rurales) y el voto corporativo (de los grandes sindicatos: petroleros, electricistas y maestros). Son tiempos reacios a la misma receta oficial. Carlos Romero Deschamps, el dirigente nacional petrolero, le dijo a Meade en un mitin: “la casa está sucia”. La pregunta es: ¿la limpiarán los mismos? Hay una doble interpretación en las palabras de Deschamps: una es la casa de México y otra es la casa del PRI. Acaso se desprende una verdad incómoda: el sistema de impunidad y corrupción juntó las dos casas. Esa es la losa que carga el PRI; promete cambiar pero se le acaba el tiempo.
 
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