Obrador y Morena: blindajes y reciclajes, el 2 de julio y la apuesta (casi) antisistema

Miércoles, 06 de Junio de 2018 00:57 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*Sostenidas preferencias hacen calcular 92% de probabilidades
*Calmar la furia de los macro empresarios; plazos y riesgos
*El pragmatismo con reciclaje, proyecto de Nación, resistencias 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
ANDRÉS Manuel López Obrador (AMLO), tiene actualmente un 92% de las probabilidades para ganar las elecciones, según reporte del diario El País (Madrid, España). Estos pronósticos –explica Kiko Llaneras, autor de la nota- “se calculan a partir de encuestas, usando la metodología de nuestros modelos electorales para Francia, Reino Unido o España. Los modelos convierten las encuestas en predicciones probabilísticas después de estudiar la precisión histórica de miles de sondeos”. 
Sin embargo, advierte, “la victoria del candidato de Morena tampoco es una certeza: los sondeos aún podrían moverse y hasta el último día habrá espacio para una sorpresa”. De acuerdo al rotativo el margen de error aún es amplio (hasta 15 puntos), porque faltan poco más de tres semanas para las votaciones.
 
RECONSTRUIR LOS PUENTES
 
SI EL AMABLE lector ha tenido paciencia para seguirme, en las dos recientes entregas revisé parcialmente cómo llegan al mes de junio con tres de sus pendientes los candidatos  José Antonio Meade Kuribreña (PRI-PVEM-Panal) y Ricardo Anaya Cortés (PAN-PRD-MC). Ahora nos asomaremos al caso de López Obrador y su partido Morena. 
¿Cuáles serían estos pendientes? Aunque hay otros, cito: 1) un pleito cazado, primero ligero y luego cruento, con una minoría empresarial que mueve hilos estructurales del país; 2) la toma de decisiones incluyente y pragmática, que facilita adhesiones oportunistas en la ruta hacia Los Pinos; 3) una estructura electoral que enfrentará su prueba de fuego y deberá defender en cada casilla lo que anuncian las encuestas.
Existe, se dice, una ventaja de 20 a 25 puntos, en promedio, si se consideran las encuestas nacionales serias que circulan: Diario Reforma, Consulta Mitofsky, Parametría, Universidad de Guadalajara y El Financiero. Cada punto son 600 mil votos potenciales.
Se ha querido torpedear –algo previsible- la ruta política de AMLO y Morena. De manera sorprendente, lo que se mira en los números electorales de 2018 es que la franquicia más joven de la arena política nacional (4 años lleva Morena en las boletas) crece a medida que los ataques se multiplican, con o sin razón. Este crecimiento electoral sostenido resulta, quizás, un elemento de protección ciudadana que no imaginó López Obrador en 2015, cuando Morena se estrenó con 8% de la votación. Ahora, y ningún análisis o encuesta lo previó, los porcentajes superan el 45% y –en dos encuestas recientes- rompieron el techo del 50%.
Visto en perspectiva, hay un capital político superlativo que llegará puede llegar a Morena el domingo primero de julio. Los más optimistas, desde la izquierda social, ensayan una variante al dicho clásico: “Este arroz ya se coció y casi es paella”. Desde la acera de enfrente, queda el clavo ardiente de las urnas, “la única encuesta que cuenta”. 
 
VENTAJA PARADÓJICA 
 
MÁS VALDRÍA no despegarse tanto. En sentido democrático, Morena necesita contrapesos. Un cheque en blanco para ejercer el poder no ha sido ruta de moderación y equilibrio. Ante tal superioridad, todos van sobre el puntero: estrategias de golpeteo, entrevistas, plazas públicas y el último debate pendiente (12 de junio). Habrá intentonas desesperadas, ojalá que en el cauce democrático. Una mayoría calificada en el Congreso (proyecciones de 298 diputados y 73 senadores) con 5 gubernaturas (la jefatura de la CDMX, Sonora, Morelos, Tabasco, Veracruz y Puebla) es la siguiente fase del plan electoral de Morena. ¿Es deseable una mayoría absoluta? Como indicio crucial, el propio Obrador se ha manifestado en términos de lo que significa vivir en democracia: “los consensos no requieren la anulación del adversario, sino la integración de voces y esfuerzos en un marco institucional”. Falta es cierto el veredicto de las urnas, pero parecería que a quien tanto le critican “mandar al diablo a las instituciones”, se le otorgará quizás un poder legítimo nunca visto en la historia del México moderno.
El reto de MORENA, a estas alturas, no es ganar las elecciones: es ejercer con responsabilidad un mandato ciudadano y no echarse a la hamaca.
 
LOS CARTUCHOS USADOS 
 
DESDE el ángulo de la coherencia política y la credibilidad del cambio, una pregunta es ineludible: ¿Hasta dónde se llegará en la incorporación de políticos con pasado incómodo, y contrarios a la línea social del proyecto de nación de Morena? Hay un factor de credibilidad a largo plazo que se olvida, en aras de la coyuntura electoral. Ejemplos: Manuel Espino, exdirigente nacional del PAN, prometió 800 mil votos a Morena. Nada desdeñable en sentido operativo, ¿y en sentido ético? Espino y su organización apoyaron a Peña Nieto en 2012. Lo mismo ocurre con el nieto de Elba Esther Gordillo, incorporado a la campaña morenista, o Napoleón Gómez Urrutia, polémico exdirigente minero reciclado de Canadá. 
Pero la marea de Morena no deja de crecer. Incluso Televisa, con el programa de hora y media para inaugurar una nueva etapa de Tercer Grado en mayo, se recorrió discursivamente hacia el lado de Morena. ¿Las encuestas mandan en la realidad mediática? También en TV Azteca Javier Alatorre transmitió un programa especial de dos horas, desde el domicilio de AMLO y su esposa, la historiadora Beatriz Gutiérrez. Soplan otros números, se acomodan las cartas. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )