AMLO y la espiritualidad en la política; los desafíos de la realidad y la necesidad

Lunes, 27 de Agosto de 2018 10:52 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria 

* La interesada crítica al mesianismo y al caudillismo
* Autoridad que emana del pueblo, legitimidad que define
* Metafísica de la política: valores intangibles, que pesan 
Víctor M. Sámano Labastida
 
¿PESA la espiritualidad en el México político? Sí, a juzgar por las sensibilidades que se activan. Crónicas periodísticas reseñaron cómo, en un acto de campaña, un padre llevó a su hijo enfermo y lo plantó delante de López Obrador. “Cúramelo”. No se ridiculiza el hecho. Se quiere explicar un elemento cultural que consolidó el triunfo de AMLO. La prueba en sentido contrario es elocuente: nadie se acercó a otros candidatos para solicitar curaciones. 
Recientemente, un amable lector de esta columna, me expresó su preocupación por el futuro inmediato del país; por la necesidad de un ejercicio responsable, cauteloso, del poder y de las circunstancias. En 1910, me decía, se frustró la esperanza de un país democrático y sobrevino una violenta revolución. Ahora existe el mandato de 30 millones de mexicanos en favor de una revolución pacífica; de más de  50 millones si tomamos en cuenta que todos los candidatos postularon un cambio aunque no todos lo representaban. 
Referirnos a AMLO nos remite a Francisco I. Madero, quien en 1910 se propuso el cambio democrático. El nombre de Madero va vinculado al espiritismo, que habría que distinguir de la espiritualidad.   
La parte espiritual -o sensible- de la política, tiene bajo perfil desde el siglo XVIII, con revoluciones que entronizaron la razón como eje de las acciones sociales. Patito feo de la cultura, fue estandarte de movimientos de masas. En el México moderno el ejemplo de imán espiritual es el presidente electo, a quien se le analiza bajo la lupa mesiánica. Veamos una de esas lupas. Remarcamos el objetivo de comprensión, no la crítica a destajo de elementos espirituales en la política.       
MESÍAS QUE TRIUNFÓ
ESCRIBIÓ Franz Kafka: “el mesías llegará demasiado tarde”. ¿Hay salvadores en política? Enrique Krauze responde ‘no’, en su ensayo “El mesías tropical”, retrato crítico de López Obrador, publicado en la revista Letras Libres en junio de 2006 (fechado el 30 de ese mes en su versión digital). Nótese la cercanía con la elección presidencial realizada el 2 de julio. Krauze afirma que su texto llevó intención  analítica. La fecha apunta a una coyuntura política en la elección más reñida de México. No extraña que en varias ocasiones, después del 2006, Krauze y López Obrador  han polemizado. Aquel texto fue recurso casi obligado para los ataques y la defensa del obradorismo.    
Krauze cita a AMLO: “Me apasiona la vida y la obra de Jesús; fue perseguido en su tiempo, espiado por los poderosos de su época, y lo crucificaron”. Luego va directo a la crítica. El político supera al creyente: “López Obrador no era cristiano porque admirara la doctrina de amor de los Evangelios, porque creyera en el perdón, la misericordia, la ‘paz en la tierra a los hombres de buena voluntad’. Él era ‘fundamentalmente cristiano’ porque admiraba a Jesús en la justa medida en que la vida de Jesús se parecía a la suya propia: comprometida con los pobres hasta ser perseguido por los poderosos”. Curiosa crítica, que preferiría que el creyente devore al político. López Obrador se interesa por el ángulo político de la vida de Jesús. Eso no satisface a Krauze.   
Otra referencia crítica: “Hacia mediados de 2004, el tema del liderazgo religioso comenzó a aparecer explícitamente en las entrevistas de López Obrador. Él no buscaba el poder, sino la oportunidad de servir al prójimo. (…) Para entonces ya se refería a su persona en términos inconfundiblemente mesiánicos: ‘yo estoy convocando a un movimiento de conciencia, un movimiento espiritual, mucha gente que me ve, gente humilde, lo que me dice es que está orando [...] Yo soy muy demócrata y muy místico, estoy en manos de la gente’”. Es la única  referencia al sentido místico de AMLO. Como historiador, Krauze necesitaba otros datos. Su visión iguala al revolucionario Madero, “apóstol de la democracia”, con el “mesías tropical”. Una interpretación forzada.
 
MODELOS Y TERRUÑO 
HURGA Krauze en las preferencias políticas de AMLO, a través de su libro “Entre la historia y la esperanza” (1995). Destaca, con tono dogmático, los nombres tabasqueños de Francisco Múgica (en realidad michoacano), Tomás Garrido Canabal y Carlos Alberto Madrazo. Sobre este último, explica Krauze: “Los adjetivos que [AMLO] le dedicaba en su libro eran caudalosos como el Usumacinta: avispado, ejecutivo, eficiente, de mucho carácter, todo él era nervio y acción, apasionado, abierto, desbordante, caliente, auténtico. Al hablar de Madrazo estaba hablando de sí mismo”. Dejemos la suma de adjetivos. Preguntemos porqué el historiador deviene psicólogo.   
Krauze en 2006 peleó con el tiempo: “de llegar al poder, el ‘hombre maná’, que se ha propuesto purificar, de una vez por todas, la existencia de México, descubrirá tarde o temprano que los países no se purifican: en todo caso se mejoran”. Agregaba que AMLO para gobernar tendría que pasar del trópico al Altiplano y de ahí a la aldea global. Dejó un apunte que sigue siendo recurso para los críticos del tabasqueño: “la desilusión de las expectativas mesiánicas sobrevendrá inevitablemente. En cambio la democracia y la fe sobrevivirán, cada una en su esfera propia. Pero en el trance, México habrá perdido años irrecuperables”. Pasaron los comicios del 2006 y 2012; en 2018 se plantea el desafío entre lo deseable, lo necesario y lo posible. El pueblo, por supuesto, aspira y necesita que la ilusión se haga realidad. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla