El otro Porfirio: retrato de legislador, diversas camisetas y sombrero democrático

Sábado, 01 de Septiembre de 2018 00:01 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

 
* Caso insólito: 496 de 499 votos posibles para PML
* Contradicciones y anhelos, poder y servicio, claroscuros
* Cuauhtémoc, Ifigenia y RGG, la mayor ruptura del PRI
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
HAY FIGURAS con luces y sombras, cuya virtud es jamás provocar indiferencia. Hay políticos de intelectualidad chispeante que elude la obviedad. Hay polemistas que son estimados por adversarios. Eso y un poco más encarna Porfirio Alejandro Muñoz Ledo, quien con 85 años de edad comienza su séptimo aire en la política. Incorporado al servicio público en 1960, por segunda ocasión será Presidente de la Cámara de Diputados. Su nombramiento debe ser récord de consenso legislativo: 496 de 499 votos posibles, homenaje numérico para una impresionante trayectoria republicana. 
Personaje en apariencia hosco, pero amable en corto. He tenido oportunidad de compartir una mesa de diálogo en ocasión de sus visitas a Tabasco. Porfirio fue de los primeros políticos en vislumbrar elementos indispensables para el ambiente democrático que hoy priva en México, entre jaloneos y riesgos. Su sólida formación en derecho constitucional (con doctorado en la Universidad de París) le otorga las mejores armas para definir lo esencial y lo superfluo en litigios legislativos. 
Por el lado de la sombra, se menciona la vida disipada de Muñoz Ledo. Dejemos entre paréntesis ese aspecto no por mojigatería, sino porque no impactan  encargos públicos encomendados a él.
    
PRIMICIAS Y ERRORES
 
VEAMOS algunas de las primicias que anunció Muñoz Ledo en diferentes momentos de México. Fue de los primeros, junto con Jesús Reyes Heroles, que pugnaron por una reforma político-electoral del sistema, que incluyera presencia activa de oposición, no mera oposición testimonial. Fue el primer legislador que interpeló un informe presidencial, en septiembre de 1989, como senador del Frente Democrático Nacional (FDN); encabezó, junto con Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Rodolfo González Guevara, la Corriente Democrática que -como desprendimiento del PRI- se convirtió en aire fresco para la competencia política; fue de los primeros en advertir que la Constitución mexicana, a pesar de más de 700 enmiendas, necesita una reestructuración profunda para ponerse al día en el siglo XXI. Ya trabajó Muñoz Ledo como coordinador de la nueva Constitución de la CDMX y quizás, antes de terminar la actual legislatura, podrá asumir un esfuerzo de ese tipo a nivel nacional, su anhelo más preciado. Se trata de un secreto a voces en el feudo político de Morena. Va contra el tiempo. 
¿Qué manchas pueden notarse en este exuberante plumaje político? Su extrema circulación de camisetas (9), luego de abandonar el PRI. Muñoz Ledo resucitó el membrete del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) para buscar la Presidencia en el 2000. Cuando vio que no tenía posibilidad, declinó con colmillo a favor de Vicente Fox, pero no figuró (para su fortuna) en el accidentado sexenio de la primera alternancia. 
Muñoz Ledo cuenta en sus memorias que buscó la nominación presidencial del PRI en 1975 y Luis Echeverría lo visitó en su casa. “Es muy pequeño el espacio para recibir contingentes”, le dijo Echeverría y ahí supuso Porfirio “que el dedo me había iluminado, y compré el terreno de atrás”. Compra infructuosa.           
 
POLLOS Y FIRMA
 
HAY HISTORIAS que vienen de lejos y pintan éticamente al personaje. Corría el año de 1973 y Muñoz Ledo despachaba en la Secretaría del Trabajo. Acicateada por la retórica echeverrista, una delegación de choferes veracruzanos viajó al Distrito Federal. Eran miembros de una cooperativa de transporte público que se declaró en huelga. Reclamaban  reparto de utilidades, vacaciones con goce de sueldo, seguro por accidente y asistencia médica. Los choferes (223) eligieron en asamblea a un nuevo secretario general y aguantaron tres meses los amagos de socios mayoritarios de la cooperativa, la orfandad cetemista que los desconoció, amenazas gangsteriles y esquirolaje de 30 compañeros reconocidos (esos sí) por la CTM. ¿Qué hizo Muñoz Ledo? Firmó documentos para reconocer la huelga, aunque advirtió a los choferes que tenían que conseguir la firma de Manuel Carbonell de la Hoz, Secretario del Trabajo en Veracruz, para validar la huelga a nivel estatal. Varios choferes y sus hijos recuerdan que Porfirio no los disuadió y que, en cambio, cada quien –famélico por dieta forzada vía huelga- devoró un pollo entero en los comedores de la Secretaría del Trabajo federal. No consiguieron la firma estatal, pero Muñoz Ledo habló claro, los trató con tacto político y como personas.      
 
GENERACIÓN A MEDIAS, CON REVANCHA 
 
ENTREVISTADO por Proceso (24 de julio/2013, año del famoso “momento” de Peña) Muñoz Ledo entonó una autocrítica significativa: “Fracasamos, nuestra generación no pudo evitar el triunfo del neoliberalismo”. Dio sus razones y resultan atendibles: “El fondo de nuestra lucha era evitar la instauración del sistema neoliberal y fue precisamente lo que ocurrió. Nuestra generación en alguna medida fracasó en sus propósitos fundamentales. Dejamos la historia a medias. Se quedó a medias la democratización del país. Se quedó en el tintero la Reforma del Estado y nadie puede decir que la situación social sea mejor hoy que entonces”. 
Pero el reloj acierta en alguna de sus revanchas: 2018 puede ser feliz desmentido para don Porfirio en esta apreciación histórica y, desde luego, él estará feliz de reconocer la equivocación si todo marcha según las expectativas. Trabajará para ello desde su trinchera política, intelectual y siempre audaz. Jubilosa libertad pensante. Es obvio que tiene sus detractores. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla