México ante la oportunidad de impulsar una verdadera cultura democrática: Firdaus

Lunes, 10 de Septiembre de 2018 11:45 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*El investigador indo-mexicano valora el bono democrático
*Tenemos que pasar del modelo imperial a uno participativo
*Las ideas y reclamos de campaña, entre lo deseable y lo posible
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LA EMOCIÓN del triunfo en las urnas no debe embriagar, me comenta un histórico militante izquierdista. Después de la celebración se impone la realidad a la cual hay que atender de acuerdo a un propósito central. El bono democrático otorgado a Morena es extraordinario, pero no está blindado contra la percepción ciudadana. El desgaste del poder es, por definición, muy acelerado. Más aún en estos tiempos. 
Como bien me lo expuso el doctor Firdaus Jhabvala Marshall en una reciente entrevista: se requiere cambiar el modelo imperial, unipersonal, por el modelo democrático. Es el momento de la gente, de la sociedad organizada por un objetivo común contra la desigualdad y el subdesarrollo, apuntó.
En diciembre de 2012, Jhabvala Marshall expresó que el país y Tabasco estaba ante la posibilidad de cambiar el modelo de país ya obsoleto por uno más eficiente: “En México –nos dijo- impera el modelo (imperial) derrotado y ha sido la causa de todos nuestros desastres nacionales, estatales y locales. No hemos sido capaces de sacudirlo porque está metido en la mentalidad, en los negocios, en las universidades, en nuestro gobierno, en todas partes”.
Se trata –abundó- de “un modelo de tributación despótica, de sacar lo más que se pueda, derechos de piso, permisos”, todo tipo de expropiación a quien trabaja; una apropiación privada de la riqueza producida colectivamente. (“O cambiamos o vamos al abismo”, 14/12/2012) 
 
ROMPER LAS INERCIAS
 
SE REQUIERE un apoyo crítico y participativo. En este 2018 el autor de varios libros y estudios sobre las finanzas mexicanas  vuelve a expresar sus esperanzas en que por fin México, y Tabasco, cambien el viejo modelo; los 30 millones de votos que obtuvo Andrés Manuel López Obrador son un claro mandato y la expresión de un hartazgo: ya no se quiere más de lo mismo. 
En el  mismo sentido, AMLO afirmó poco después de los comicios que le dieron la Presidencia: “Nada de politiquería, no hacer política en el viejo molde, de la política tradicional. Ese molde se rompió, se hizo pedazos el primero de julio” (11/VII/2018). 
Cambiemos molde por modelo para seguir el argumento de Firdaus Jhabvala, un estudioso nacido en India y nacionalizado mexicano, quien a muy temprana edad fue impactado por la sinceridad de J. Nehru cuando éste llamó a su pueblo a sacrificarse por dos o tres generaciones para asegurar un futuro independiente a su país. Reconstruir o construir no es tarea fácil; requiere de una acción planeada, consciente, con pleno aprovechamiento de los recursos cada vez más escasos.
En México, expresa el también economista y especialista en planeación y finanzas, ante la gran legitimidad que los votos han dado a López Obrador tenemos la oportunidad de transformar al país. Las intenciones son excelentes –expresó-, pero hay que sujetarlas a un método democrático.
¿Cómo lo concibe?, le pregunto a Firdaus quien responde: “Son varias cuestiones. Primero está el alcance del político en las decisiones; entendiendo que debe reducir su participación en función de la participación de los demás. En nuestro viejo sistema es muy difícil porque el político quiere tomar decisiones financieras o económicas, o sociales, o ecológicas, y eso es imposible”. Es una costumbre que hay que cambiar porque responde al modelo presidencialista de corte imperial.
 
CUMPLIR Y HACERLO BIEN
 
SIN DUDA que el político debe tomar la decisión final de un proyecto, sea cual sea, pero en el modelo democrático tiene que escuchar a cada uno de quienes con conocimiento y claridad en el objetivo puedan hacer aportaciones valiosas. Es una forma de consulta al pueblo, a la sociedad informada. Lo importante, subraya Firdaus, no es sólo cumplir un compromiso de campaña, sino hacerlo bien.
También, señala, en un esquema de democratización el poder tiene que ser permeable a las disciplinas especializadas, al conocimiento experto. Hay un momento en el proceso de decisiones en las que la propuesta política tiene que convertirse en un trabajo multidisciplinario. En toda campaña electoral, en la búsqueda de simpatías, en la respuesta a las necesidades del pueblo, una idea puede parecer excelente, pero desde el poder público tiene que ser respaldada por un estudio de viabilidad. La ecuación parece simple, pero no estamos acostumbrados a ella: la idea, el anteproyecto, el proyecto y la realización del proyecto.
“Ese es el camino –subraya- que deben de seguir todos los proyectos nacional, estatal, municipal”. Estamos ante la gran oportunidad de impulsar una verdadera cultura democrática; una ocasión en la que también tenemos que distinguir lo atractivo, lo urgente y lo prioritario. 
La reflexión siempre es útil. Mucho más cuando de las decisiones depende la esperanza de millones de personas...y la vida de todo un pueblo.
AL MARGEN
 
CUANDO poco antes de las votaciones de julio pasado conversé con el politólogo Fernando Vallespín, este especialista español sostuvo que la democracia era un sistema que estaba destinado a dejar inconforme a la mayoría “porque en las campañas se ofrece mucho de lo que no se puede cumplir”. Con tal de atraer votos los candidatos elevan las expectativas. Hay quienes han dicho que se pide a la política lo que sólo puede dar la economía: un mejor nivel de vida. Existe una posición intermedia, que resulta radical, donde las decisiones económicas tienen que estar sujetas a un proyecto verdaderamente político: el interés público, no de una minoría. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )