Pensar la democracia: individualismo como raíz y la colectividad como fruto

Viernes, 14 de Septiembre de 2018 00:56 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria     

*Escuchar cansa: explicaciones históricas, visión necesaria 
*No basta la acción, es necesario reflexionar y organizar
*Siguen festejos de Telereportaje; hoy, AMLO en visita exclusiva
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL PARTIDO Morena ya está en el poder, por lo menos ya puso medio cuerpo; se entiende la dificultad de pasar de ser oposición a ser gobierno. Quienes exigían, ahora tienen que articular respuestas.  El túnel neoliberal en México (1982-2018) con cuatro sexenios priistas y dos sexenios panistas, fue continuidad en el modelo económico. Hoy se vislumbra un viraje: nuevo gobierno con directrices diferentes que, vía legitimidad democrática, se asoma al futuro. 
La lectura social es que, ante la desolación por acuerdos cupulares, los ciudadanos votaron un cambio de fondo. De abajo hacia arriba, el mandato. La democracia, en el sentido técnico de libertad en las urnas, cumplió su función para propiciar lo que se anuncia como la Cuarta Transformación. El cambio pacífico entraña un cambio cultural. No, al estallido: sí, a nuevas reglas en el contrato social. Esa ruta es tendencia mundial.    
¿Qué elementos faltan en México para funcionar como democracia madura? Se requiere sentido propositivo y crítica constructiva. Desde 1988 vimos una democracia adolescente que no alcanzaba la adultez. Muchos problemas, en 30 años de competencia accidentada, fueron polvo debajo de la alfombra: diferir y aplazar; el tiempo fue cómplice del modelo que convertido en gobierno regulaba el (des)orden social.              
 
HISTORIA DE UNA ILUSIÓN
 
CIERTO que vivimos al día; pensar cansa, y muchos prefieren la noticia que nace y muere en minutos, quizá segundos. La explicación de largo aliento es condición básica para darle sentido a  lecturas coyunturales del avance democrático. ¿Qué rostro presenta la democracia ante la modernidad y los anhelos de desarrollo y bienestar? 
El pensador francés, Francois Furet (Nexos, mayo de 1997, “El fin de la utopía”), respondió: “La democracia se presenta ante el individuo moderno, desde el siglo XVIII, como una promesa de libertad, o más exactamente, de autonomía; en oposición a las épocas anteriores donde los hombres eran súbditos, privados por consecuencia del derecho de autodeterminarse que es la condición legítima de las sociedades modernas”. 
En el México posrevolucionario, la autodeterminación registra a nivel nacional pocos momentos estelares: 1938 (expropiación petrolera), 1968 (movimiento estudiantil), 1988 (quiebre del sistema político de partido hegemónico),  2000 (primera alternancia en el gobierno federal)  y 2018 (segunda alternancia). La democracia ha sido terreno acotado por élites, sin oportunidad de materializar promesas de libertad y justicia. Las élites gobernantes prefieren una democracia teledirigida. La reacción popular: buscar con votos otras opciones. 
 
SOCIEDAD Y UTOPÍA TERRENAL
 
LA DEMOCRACIA falla en sus promesas de desarrollo individual y bienestar comunitario. De esto se queja Furet: ¿cómo pensar una sociedad donde, a la vez, cada asociado es soberano de sí mismo, y donde la sociedad debe organizar conjuntamente la soberanía de cada uno sobre sí y la de todos sobre todos? A partir de esta paradoja, se gesta una frustración que produce desencanto: críticos feroces contra la democracia, y que no aportan otro modelo. A lo sumo, se corrigen elementos de representatividad, como ya ocurrió en México desde 1978, con la primera reforma electoral. Para colmo, la democracia se enmohece con la avalancha demográfica que complica su funcionamiento:   gestionar para millones. La escala masiva de la sociedad moderna impacta a cualquier forma de gobierno. Y la tentación es un retorno al autoritarismo. 
Furet plantea que la democracia pertenece al reino de la utopía terrenal a través de la política. Lo que plantean AMLO y Morena es cambio radical que resulta una utopía sin etiquetarse así. Pero despojemos a la utopía de su carga idealista. Si algo se propuso la sociedad moderna, explica Furet es una utopía que  “ha cortado todo lazo de esperanza religiosa, y no busca la felicidad de la humanidad más que en la tierra”. Acota este columnista: el bienestar, más que la felicidad.
¿Cómo enfrenta México su segunda alternancia, 2018? Con la lección de que la primera alternancia (2000) no cambió reglas de juego, prolongó la continuidad económica nefasta para las mayorías y el arreglo político de corrupción discrecional. Poco de libertad con pizca de bienestar. En este sentido, el nuevo gobierno hace bien en plantear un cambio de fondo, con un alto a viejas prácticas políticas.
Sin dinamitar el pasado, sin tentación revanchista, hay que construir un futuro común; pero también sin complicidades ni simulaciones. Es el desafío.
 
AL MARGEN
 
COMO parte de los festejos por los 60 años del programa radiofónico Telereportaje hoy se tiene previsto un foro en Villahermosa con la participación del presidente electo Andrés Manuel López Obrador, acto al que están invitados varios personajes políticos. AMLO vendrá exclusivamente a este encuentro.
El miércoles, en la biblioteca central de universidad estatal (UJAT), alumnos de la carrera de comunicación realizaron un recorrido por la historia de la radio tabasqueña, en el cual destaca la presencia de Telereportaje y de Jesús Sibilla Zurita. A nombre de la familia Sibilla Oropeza acudió Juan Pablo Sibilla Téllez quien habló sobre la tradición y modernidad de un programa que ya es toda una institución en Tabasco.
El lunes próximo, en el Campus Bicentenario de la UJAT, habrá mesa redonda sobre “El impacto Social de Telereportaje a 60 años de vida radiofónica”. 
En tanto, ayer se transmitió una interesante conversación entre Jesús Sibilla Oropesa y Fernando Vázquez Rosas, en TVT ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )