México y su tragedia: fenómenos naturales convertidos en desastres

Jueves, 20 de Septiembre de 2018 00:19 Editor
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Escala Crítica/Columna diaria
*Más de 8 mil muertos en 16 años; 425 mil millones de pesos
*Urge una política preventiva, no sólo de respuesta: Macías Medrano
*Protección Civil debe estar bajo el mando directo de la Presidencia 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
“EL SISMO del 19 de septiembre de 2017, como otros sucesos desastrosos en años pasados, mostró que de nada o de muy poco sirvió ese Sinaproc (Sistema Nacional de Protección Civil, creado en 1986 después de la tragedia de septiembre de 1985). Corrupción, ineficiencia y simulación fueron los ingredientes de los gobiernos priistas y panistas para mantener esa organización fantasma. Los problemas presentes en la falta de recuperación de los desastres de septiembre pasado (2017), son una vergüenza para toda la nación”.
Esto publicó el científico Jesús Manuel Macías Medrano en el diario La Jornada (“Protección Civil, a la Policía: un error”, 23/VII/2018). Ante el cambio de gobierno a nivel federal, el doctor en Geografía y especialista en Gestión de Riesgos, expresó su esperanza de “una posibilidad de real transformación positiva de México” en esta y otras materias, aunque planteó que sería un error que Protección Civil pasara de la Secretaría de Gobernación (SG),  a la nueva Secretaría de Seguridad. Hacer eso, advirtió, sería persistir en la idea equivocada de sostener que los desastres representan retos para la gobernabilidad.
“La ocurrencia de desastres –expuso el investigador- tiene que ver más con la pobreza y con los malos gobiernos”.
 
EL DRAMA DE LA CORRUPCIÓN
 
AYER se conmemoraron 33 años de la devastación asociada a los sismos de septiembre de 1985. También ha transcurrido un año de otra serie de terremotos que afectaron a varias poblaciones. Un año sí y otro también, los mexicanos hemos padecido por algunos fenómenos naturales que se convierten en desastres. Y también sufrimos las consecuencias de una desordenada y abusiva intervención en la naturaleza. Lamentablemente la respuesta institucional ha sido ponerle más dinero al Fondo de Desastres y organismos asociados…dinero que no necesariamente llega a los afectados.
Todo el país está cruzado por franjas de riesgo que en lugar de aminorar aumentan. Los habitantes de Tabasco sabemos por experiencia propia los devastadores efectos de las inundaciones. Otros padecen sismos, sequías, incendios. Qué decir de la contaminación como un desastre silencioso y permanente.
El 13 de septiembre del año pasado, el diario El Financiero publicó un balance de los costos de los “desastres naturales” para el país. Según los informes de Impacto Socioeconómico de los Desastres Naturales en México 2000-2016, “en los últimos 16 años los daños y pérdidas para México han ascendido a 424 mil 923 millones de pesos; más de 33 millones de habitantes han sido afectados, y 8 mil 164 han fallecido”.
Ni aún este balance trágico –aunque limitado-, nos ha hecho reaccionar. Por el contrario, decisiones políticas gubernamentales han sumado al país otros desastres. Tal es el caso, por ejemplo, de la violencia desatada en toda la República desde hace unos 12 años con la errática “guerra contra el narco” (Felipe Calderón). 
 
NO SON NATURALES
 
PRECISAMENTE en estos días tuve oportunidad de conversar con el doctor Jesús Macías quien subrayó la importancia de tener una política preventiva y no sólo reactiva frente a los riesgos. También le pregunté, entre otras cosas, sobre el mal uso del concepto de “desastres naturales”, a partir del cual surgen acciones equivocadas.
Me respondió: “Es un término desarrollado el siglo pasado cuando muchos de los impactos desastrosos se derivaban de inundaciones, huracanes, terremotos, tsunamis (…), se les fue llamando desastres naturales, que con el paso del tiempo este término llegó a desnaturalizar el desastre”. 
Sin embargo, apuntó, “desde que se comenzaron a hacer investigaciones sociales relacionadas con desastres, se puso de manifiesto que había un elemento social que era el que en realidad definías las causas del desastre, por ejemplo: la pobreza, deduciéndose que el 90% de las víctimas eran pobres. (…) se creó el concepto vulnerabilidad social”.
No se trata sólo de una discusión teórica, o de una ociosa revisión de términos. Si comprendemos que los desastres no son naturales, entonces podemos desarrollar formas de organización y respuestas institucionales para que los fenómenos naturales no se conviertan en desastres para la sociedad…y para evitar crear otros riesgos o multiplicarlos. 
Claro que no sólo tiene que ver con el conocimiento sino con los intereses. En esta columna hemos referido la polémica definición de la periodista Noami Klein sobre lo que llama “capitalismo del desastre”. Este se refiere a una práctica de los gobiernos para degradar los servicios públicos de manera que sea “inevitable”. Este concepto se extiende a la calculada acción de los poderosos para vivir del desastre ajeno. 
Según Naomi Klein hay prácticas criminales de políticos sin escrúpulos, que no sólo esperan sino potencian los desastres para hacer de ellos negocios lucrativos. Agregaría el columnista: o sacar beneficios de control social y electoral de la vulnerabilidad y el empobrecimiento.
 
AL MARGEN
 
MUCHA polvareda ha levantado la afirmación de Andrés Manuel López Obrador sobre la “bancarrota de México”. ¿Qué fue lo que dijo?: “Lleva 30 años en bancarrota el país, desde que se está aplicando el modelo neoliberal. Imagínense cómo está el sector energético; estamos produciendo petróleo como hace 40 años. ¿No es eso crítico? En pobreza, hay muchos más pobres que antes. En inseguridad, está peor: 80 homicidios diarios” (Tepic, Nayarit).  Agreguemos: lo que está en bancarrota es el modelo de concentración de la riqueza. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )