En la pandemia, reconocer el esfuerzo; con usos y costumbres, poblados resisten

Jueves, 13 de Agosto de 2020 00:21 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

 
*Duelo por los fallecidos; pide AMLO valorar labor médica
*También necesario considerar y apoyar la acción comunitaria 
*San Miguel Talea, un ejemplo de tequio frente a la emergencia
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
 
LO QUE PARA algunos sería una epidemia más, controlable y breve, se convirtió en la más terrible amenaza para la vida y la economía en el mundo. No se puede minimizar su impacto en México donde ya se contabilizan medio millón de infectados y 54 mil muertos. Ayer el presidente López Obrador pidió a los servidores públicos de todo el país que diariamente, a las 12:00 horas se rinda homenaje a quienes han fallecido por la pandemia y enviar condolencias a los familiares de las víctimas.
También “hacer un reconocimiento a médicos, a enfermeras, a quienes están luchando para salvar vidas, también animar a los enfermos hospitalizados”. 
Desde esta modesta tribuna plantearía otro reconocimiento hacia un esfuerzo noble pasado por alto. Es cierto que a principios de mayo se habló de los “municipios de la esperanza” –más bien “pueblos de la esperanza”-, como un modelo de comunidades que en casi dos meses para entonces habían logrado la contención del contagio. Se planteó que serían los que podían reiniciar sus actividades normales, pero esta decisión se enfrentó por lo menos a dos circunstancias.
 
VOLUNTAD CONTRA DESIGUALDAD
ERAN en aquel tiempo -16 de mayo- 323 municipios que no tenían casos de COVID-19, pero también no eran vecinos de poblados con algún grado de contagio. Se observó que las medidas de contención no fueron dispuestas por el gobierno federal sino por las propias comunidades, de modo que sólo las poblaciones locales podían determinar qué pasos a seguir; pero también la reacción de los habitantes –sobre todo de regiones rurales apartadas- obedecía a un sentido práctico y dramático: no podían exponerse a ningún contagio porque carecen de doctores, clínicas, caminos transitables. Es también su lucha por la sobrevivencia.
Me parece que no resulta casual que de los 323 “municipios de la esperanza” de mayo, un total de 213 estuvieran ubicados en el estado de Oaxaca. En casi todos ellos se impusieron las acciones de usos y costumbres, con un esfuerzo que deberá ser reconocido en algún momento pero con medidas reales, no simbólicas: el establecimiento de las condiciones mínimas para garantizarles atención médica cotidiana. No se puede, no se debe, pensar en obras suntuarias en ningún municipio del país mientras alguna carezca de lo indispensable. Este debe ser el sello de la transformación. 
Tampoco podemos ignorar que de los 323 “municipios de la esperanza”, a finales de junio muy pocos resistieron y siguen resistiendo. Muy notorio para Tabasco fue lo ocurrido con Jonuta, único de los 17 municipios que a 40 días de iniciadas las Jornadas Nacionales de Sana Distancia (la emergencia sanitaria), había logrado contener el paso del contagio. El uno de mayo confirmó su primer caso; ahora contabiliza el reporte de 298 infectados. En la entidad sigue siendo el menor número.
 
GUARDIAS COMUNITARIAS
 
VOLVAMOS a los poblados y municipios que aún resisten y le cuento un caso que conozco por razones personales. Se trata de San Miguel Talea, en la Sierra Norte de Oaxaca, que ha sido motivo de reportajes a nivel nacional. Hasta esta fecha mantiene una estricta vigilancia y control del ingreso y paso de personas y vehículos; pero con un gran desgaste para las autoridades y los habitantes que deben participar en las brigadas sanitarias por medio del llamado “tequio” o trabajo comunitario. 
Recientemente han llamado a quienes son originarios de la población pero radican en otros lugares a apoyar las labores de supervisión epidemiológica y de limpieza sanitaria. Algo que también forma parte de los usos y costumbres como una especia de “tequio a distancia”. Localmente siguen realizando sus actividades cotidianas y no han interrumpido sus labores productivas –se dedican especialmente a la agricultura y al comercio-, pero con cuidados permanentes. Inclusive formaron comisiones entre las que destaca la de abasto que es la que se traslada periódicamente a la ciudad de Oaxaca para adquirir productos básicos indispensables.
El asunto es, como le decía, que han logrado mantener un cerco sanitario lo mismo que medio centenar de comunidades; pero a costa de un gran esfuerzo, lo que se debe valorar porque esto permite desahogar un poco la presión al sistema de salud, pero también nos muestra el desigual acceso a los servicios y los mecanismos –sencillos y de bajo costo-, que pueden ser utilizados para resolver un grave problema. Es necesario que en este, como en otros casos, las autoridades federales y estatales respalden el esfuerzo de estas poblaciones en la emergencia y, una vez pasada la epidemia, se destinen recursos a garantizar una amplia red de medicina y servicios comunitarios. Esto último, estimo, forma parte del proyecto de los Centros Integradores que de alguna manera tienen su base en la organización indígena y campesina tradicional. Esperemos.
 
AL MARGEN
 
¿CUÁNTOS ex funcionarios, funcionarios, gobernantes, ex gobernantes, líderes políticos, operadores conforman la red que debe desmantelar el actual régimen? Un narco Estado reconocido y denunciado por AMLO no desparece de la noche a la mañana. Lo advirtió Paul Rexton Kan, del Instituto de Estudios Estratégicos del Pentágono de Estados Unidos. El término se difundió ampliamente al ser aplicado a Colombia en los años ochenta, cuando el narcotráfico se apoderó de instituciones clave de aquel país; en el mundo, se menciona en esta categoría a Afganistán, Kosovo y Guinea-Bissau (incluso Corea del Norte), donde las actividades del tráfico de estupefacientes son promovidas, protegidas y aprovechadas por los grupos gobernantes. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )