Inundaciones: un cuarto plan de la 4T; confirma AMLO una nueva propuesta

Miércoles, 07 de Octubre de 2020 00:27 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

 
*Necesaria una política verdadera e integral de seguridad territorial
*Manejo de presas: factores económicos, ambientales, sociales, intereses
*Política del “mal menor” frente al “error mayor”; Tabasco, estratégico
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
“VAMOS a tomar decisiones para que ya nunca más se vuelva a inundar la planicie de Tabasco”, afirmó ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador al anunciar su próxima visita a la represa Peñitas como parte de una gira por el sureste del país para supervisar obras del Tren Maya, en Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, estados también afectados por los fenómenos meteorológicos.
Le decía en una colaboración anterior que el nuevo gobierno, siendo de un partido distinto a los que han tenido el poder –tanto del orden federal como estatal-, seguramente elaboraría un nuevo plan contra inundaciones. Le comenté que en poco más de 15 años –con Fox, Calderón y Peña Nieto- se anunciaron tres planes con un presupuesto total oficial de más de 30 mil millones; sin contar los gastos adicionales. Y ya ni se diga los costos de su mala o nula realización.
Lo que dijo ayer el Presidente –“tomar decisiones para que ya nunca más se vuelva a inundar” Tabasco- es, de algún modo, el adelanto de una nueva política frente a este problema histórico en la entidad.
 
DESASTRES, NO SON NATURALES
 
CIERTO que resulta muy arriesgado asegurar que Tabasco no se volverá a inundar, porque estamos ante el resultado de una serie de factores naturales y sociales, entre los cuales algunos están más allá de la voluntad o la decisión presidencial. Sin embargo, el mandatario federal de origen tabasqueño se refirió específicamente a uno de los elementos que pueden poder convertir en catastróficas las inundaciones naturales del delta tabasqueño: el mal manejo de las presas.
Como bien se ha dicho, y recuerdo que en 2008 me  insistió en esto el doctor Carlos Gay, entonces director de Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM: no hay desastres naturales, sino fenómenos naturales que la acción humana convierte en catástrofes.
Después de las inundaciones del 2007, desde la oposición AMLO denunció la confabulación del entonces presidente Felipe Calderón con las empresas privadas generadores de energía, de manera que las intensas lluvias de ese año y los fenómenos meteorológicos agudizados resultaron en un llenado peligroso (hasta criminal) del sistema de presas que determinó la decisión de “vaciar” millones de metros cúbicos de agua sobre Tabasco. 
Dijo ayer el Presidente: “Quiero ir a la presa Peñitas porque vamos a tomar decisiones para que ya nunca más se vuelva a inundar la planicie de Tabasco; porque se debe no sólo a las lluvias la inundación, sino al mal manejo de las presas, que no turbinan, no generan energía para no hacerle competencia a las particulares”.
Se puede adelantar, por esto, que el nuevo plan contra inundaciones que ordenará AMLO tendrá que incluir acciones tales como una nueva infraestructura, diagnóstico y refuerzo de la existente, pero también medidas de carácter legal y técnico –manejo de las presas, permisos de construcción-, así como medidas sociales relacionados con la necesidad de la gente de habitar en zonas de riesgo. 
En broma y en serio me decía un investigador después de la inundación de 2007: ¿no sale más barato cambiar de lugar toda Villahermosa? Claro, el problema no es sólo la ciudad. 
 
LOS DE ABAJO PAGAN
 
SIN DUDA que el presidente López Obrador observa con inquietud que precisamente para “salvar” a Villahermosa –es un decir, porque hay zonas afectadas-, las autoridades federales y estatales decidieron una serie de obras como la compuerta de El Macayo y las “ventanas de alivio” que desviaran los excedentes de agua hacia las comunidades aledañas, especialmente rurales e indígenas en Nacajuca, Jalpa de Méndez y Cunduacán. Públicamente se ha reconocido que esta decisión fue a partir de una política del “mal menor” 
En 2007, más de un millón de habitantes en Tabasco padecimos los efectos dramáticos de la “política del mal menor” a partir de un cálculo inicial equivocado o casi criminal: el gobierno de Felipe Calderón permitió dejar llenar las presas (por los contratos con los generadores externos de energía) y cuando estos reservorios estaban en peligro de colapsar se decidió por el “mal menor”: soltar el agua a toda la planicie sin un plan de desalojo de la población. 
En la actual circunstancia, AMLO no sólo tiene que decidir a partir de su principio de “primeros los pobres”, sino sobre todo –como le comentaba ayer en otra Escala Crítica-, en función de carácter estratégico de Tabasco para el proyecto del régimen, más allá del apego sentimental: en esta región se ubicará la nueva refinería de Dos Bocas, en esta zona se desarrolla el proyecto más ambicioso de la recuperación de los volúmenes de extracción de petróleo y obtención de gas, pasará también la ruta del Tren Maya procedente de la Península de Yucatán para conectar con el corredor Transístmico…sin mencionar los programas de desarrollo social en espera.
 
AL MARGEN
 
HABITANTES de la zona de Gaviotas Norte solicitaron la atención de las autoridades para reforzar el bordo de contención que llega por debajo del puente Grijalva II. Es un terraplén que está siendo socavado por el agua, denunció la exdelegada María Ramón Hernández. Tenemos tres días gestionando y sólo trajeron unos costales, aseguró. En igual situación se encuentran pobladores de diversas comunidades. El vínculo directo con los vecinos es la mejor forma de prevenir mayores daños, al tiempo que se evitan especulaciones. Lo que los especialistas llaman gestión de riesgos.
DIJO el presidente al anunciar su próxima visita al sureste: “voy a ir allá porque hay cosas que se mantienen por la inercia y porque sigue la misma actitud”. Para reflexionar. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )