Contra la pobreza, un nuevo pacto social; por necesidad otro modelo de economía

Lunes, 25 de Octubre de 2021 00:21 Editor
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*Falta definir cómo se quiere la convivencia en el futuro
*La pandemia exhibió y agudizó las desigualdades, un riesgo
*Tabasco ante una oportunidad histórica; aprovechar experiencias
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
ALGO anda mal en el mundo. Se habla de desarrollo, equidad, combate a la desigualdad, erradicación de la pobreza, etcétera, pero hay diversas interpretaciones, muchas veces opuestas o contradictorias. ¿Será necesario un nuevo pacto social? Esto podría parecer ocioso pero cuando no se tiene claridad en el objetivo seguiremos desperdiciando esfuerzos y recursos. Haremos con que algo se hace para que todo siga igual, o peor.
Recientemente se realizó en Tabasco una reunión cumbre de gobernadores del sureste; en tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador un día sí y otro también insiste en el proyecto de transformación. Lo define como un modelo de bienestar; sus opositores lo que menos dicen es que hay ingenuidad. La confrontación partidista y grupal impide tener claridad en el futuro.
Pero esto no sólo nos sucede a nivel nacional, regional  o estatal. Imagine usted que en una reunión cumbre realizada en el año 2000, representantes gubernamentales de 189 países en la Organización de Naciones Unidas acordaron los “Objetivo del Milenio” (ODM) que tendrían que alcanzar en el 2015. Al cumplirse el plazo, 193 naciones…volvieron a firmar otro pacto. Le cambiaron de nombre al ODM y lo convirtieron en “Objetivos del Desarrollo Sustentable”, ODS. También conocido como “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.
¿Qué nombre se le pondrá dentro nueve años, cuando se cumpla el nuevo plazo?
CONSTRUIR LA COHESIÓN SOCIAL
 
EN DICIEMBRE de 2020, la mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe), propuso la construcción de un nuevo pacto social. El propósito, señaló, es garantizar “la universalización de los derechos”. Varios especialistas analizaban entonces cómo preservar la cohesión social (frágil y en algunos países inexistente) durante la crisis del COVID-19. Y después. Del tema se ocuparon funcionarios de Costa Rica, Uruguay, Alemania. Han abundado encuentros virtuales y conferencias sobre el desarrollo con justicia. Ahora marcados por la pandemia que exhibió y agravó la desigualdad.
Dijo entonces Bárcena: “Tenemos problemas estructurales como una alta informalidad y desigualdad, un sistema de salud muy fragmentado y esto ha llevado a altos niveles de contagios y muertes”. La pérdida de empleos, la caída en inversiones, la quiebra de las empresas, los recursos que se han tenido que orientar a atender esta emergencia, llevan a la conclusión que  América Latina y el Caribe tendrá una década perdida, si sumamos siete años anteriores con bajo crecimiento económico…Y, agregaría, con una creciente concentración de la riqueza  e injusta distribución de los bienes y servicios conseguidos con el esfuerzo laboral  
Hay quienes señalan que los problemas estructurales que mencionó la representante de CEPAL no son tales, sino son condición necesaria del actual modelo económico globalizado. No podría existir sin la desigualdad. Pero también puede ser su cáncer.
Instituciones internacionales calculan que diez años de estancamiento y retroceso desplazarán en América Latina a 30 millones de personas desde las capas medias a los niveles de bajos ingresos; aumenta el desempleo y disminuyen los salarios. Aunque los datos oficiales buscan ser moderados, así como optimistas, es lógico que el empobrecimiento de las clases medias empujará más abajo a quienes están en la pobreza.
 
INGRESO BÁSICO DE EMERGENCIA
PARA Bárcena el nuevo “pacto social y político” debe tener como meta “un estado de bienestar universal y sistemas de protección social universales”; se debe promover la igualdad “como la base del desarrollo, ya que no es un resultado, es un motor de crecimiento”. Definió que la igualdad, la productividad y la democracia son estratégicas “no son bienes sustitutivos. Las tres son necesarias”.
Entre las acciones recomendadas por la CEPAL, organismo de Naciones Unidas, están: ampliar o establecer un ingreso básico de emergencia equivalente a una línea de pobreza (143 dólares) para la población en situación de pobreza; un bono contra el hambre; un subsidio universal para la infancia (previo a un Ingreso Básico Universal); aumentar los créditos blandos y las inversiones no reembolsables para la producción agrícola, y una canasta básica digital para incorporar a 40 millones de hogares.
También propone medidas para construir una “auténtica competitividad” tecnológica, dejar de depender de los recursos naturales y de la mano de obra barata, así como invertir en la sostenibilidad ambiental.
Todo esto puede parecer ilusorio y hasta repetitivo para el lector. “Ya lo hemos escuchado o leído antes”, dirán  no pocos. Pero también es cierto que para Tabasco es una oportunidad histórica –ya transcurrieron tres años-, para construir desde abajo un modelo de desarrollo sostenible. Tiene gobiernos municipales, el estatal y el federal; tiene también la experiencia del sistema alternativo que inició Enrique González Pedrero en pleno arranque del neoliberalismo con Miguel de la Madrid.
AL MARGEN
COMO bien comentaba el economista y panificador Firdaus Jhabvala, esta entidad tiene valiosos antecedentes en la búsqueda de alternativas, como fueron los casos de Tomás Garrido Canabal y Carlos Madrazo Becerra. Y, ¿por qué no? el breve periodo de Francisco J. Múgica. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )