Tabasco, estratégico para la industria petrolera; la pobreza de la riqueza, un dilema por décadas

Viernes, 23 de Diciembre de 2022 00:23 Editor
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 Escala Crítica/Diario Presente, Ventanasur, Horay20noticias, Avance  

*Nuevamente, la entidad se coloca en el centro de los desafíos
*Advertencia en 1936: sembrar petróleo para no cosechar miseria
*González Pedrero: armonizar la actividad extractiva con el desarrollo
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
TABASCO se ha vuelto a convertir en territorio estratégico para el desarrollo de la industria petrolera. Lo fue en los años 60-70 y luego en los 80 del siglo pasado. Llegó a aportar hasta un millón de barriles de crudo por día a la plataforma nacional de extracción. Eran tiempos en que la casi totalidad del crudo se exportaba. Con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien como líder participó en la lucha contra las afectaciones que en la entidad provocaba la explotación irracional de los hidrocarburos, se planteó un cambio radical en la política petrolera. Tabasco se convirtió en este régimen no sólo en sitio donde se desarrollan la mayor parte de las nuevas acciones de extracción, sino también en sede de la nueva refinería.
Recientemente, a invitación de Octavio Romero Oropeza, director de Pemex, tuve oportunidad de acompañar a un grupo de periodistas y empresarios, junto a los ingenieros de la petrolera, a un recorrido que abarcó el campo Tupilco (Comalcalco), Quesqui (Huimanguillo) y la plataforma del Activo Litoral, así como un sobrevuelo a las instalaciones de la refinería Olmeca, en Dos Bocas, Paraíso, que hoy será supervisada por el presidente López Obrador.
Tupilco y Quesqui en Tabasco, así como Ixachi en Veracruz, integran la base más productiva de los nuevos campos incorporados en la actual administración. 
 
DIME QUÉ SIEMBRAS
 
SE HA INSISTIDO que Tabasco le ha dado mucho al país y que es tiempo de que la riqueza del subsuelo sirva para desarrollar a la entidad y la región. Volvemos a la consigna del escritor venezolano Arturo Uslar Pietri, que en lejano 1936 propuso “sembrar petróleo”, una manera de decir que los recursos generados por los hidrocarburos tendrían que utilizarse para mejorar las condiciones de vida de las comunidades de donde se extraía el crudo. En 1990, cuando se publicó su libro “Los venezolanos y el petróleo”, explicó: “Cuando dije «sembrar el petróleo», quise expresar rápidamente la necesidad angustiosa de invertir en fomento de nuestra capacidad económica el dinero que el petróleo le producía a esta Venezuela, por tan largo tiempo desvalida”. 
La historia de las localidades donde se asienta la industria extractiva es similar: una riqueza que genera pobreza. Y es lo que se busca modificar.
La advertencia de Uslar Pietri –autor de siete novelas y más de 40 ensayos, entre otras obras notables- ocurrió en tiempos en los que en México el general Lázaro Cárdenas se preparaba para la recuperación y nacionalización de la industria petrolera.
Desde entonces, Tabasco se ha enfrentado al dilema de lo que alguna vez un empresario japonés definió como el de un pobre sentado sobre una bolsa llena de oro.
Para Tabasco fueron los tiempos en los que gobernaron Leandro Rovirosa Wade y Enrique González Pedrero cuando el dilema se presentó de manera más notoria. Me parece que fue González Pedrero quien con más claridad observó el desafío. Fueron tiempos de formación del entonces joven Andrés Manuel López Obrador. 
 
UN PROFUNDO CONTRASTE
 
DIJO EL GOBERNADOR González Pedrero durante una reunión con industriales en la Ciudad de México el 27 de marzo de 1984: 
“La estructura productiva de Tabasco se caracteriza, para decirlo esquemáticamente, por el profundo contraste que existe entre las actividades tradicionales representadas por el sector agropecuario, y la modernidad simbolizada por la industria petrolera. En efecto, el sustento tradicional de la economía tabasqueña ha sido la explotación de los recursos provenientes del campo: más de la mitad de la población económicamente activa de nuestro estado trabaja en las actividades primarias, pero el valor agregado que generan representa sólo el 10 por ciento de lo producido en la entidad. En cambio, la industria petrolera, la actividad económica más moderna de América Latina, registra el 76 por ciento del valor agregado de la producción en el estado, pero la calificación de la mano de obra y la alta tecnología que esta industria requiere se ha traducido en el desplazamiento de la fuerza de trabajo local, que ha sido sustituida por trabajadores de otros estados de la República. En otras palabras: Tabasco es tierra de contrastes sociales. Conviven en nuestro territorio la pujanza petrolera y las tareas rurales. No hay puntos intermedios que, sin embargo, nos son indispensables”. 
Y proseguía en un diagnóstico que sigue vigente:
“Los elevados salarios de la industria petrolera han producido una dualidad en los niveles de vida que se manifiesta, por una parte, en el rezago de los sectores de la población que no tienen acceso a los beneficios del petróleo; y por otro lado, en la prosperidad de los técnicos y trabajadores de esa industria y de las actividades que la complementan, que se han beneficiado por la liquidez financiera que supone el petróleo. Este desequilibrio es, justamente, una de las mayores preocupaciones de mi gobierno en el afán de armonizar la industria petrolera con el desarrollo general del estado”.
Habló entonces de un plan de desarrollo paralelo. Si me permite seguiremos con el tema que seguramente hoy ocupará parte de las reflexiones del presidente López Obrador quien desde la oposición acompañó los reclamos contra los perjuicios de una industria que puede ser utilizada de manera constructiva. 
AL MARGEN
EL PLANTEAMIENTO de EGP ocurrió, y esto hay que destacarlo, cuando se iniciaba en México la etapa neoliberal. En Tabasco se ofrecía un modelo alternativo.