Se acelera la sucesión, los tiempos se acortan; nueva disputa por la nación

Jueves, 26 de Enero de 2023 00:58 Editor
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 Escala Crítica/Diario Presente, Ventanasur, Horay20noticias, Avance

 
*Tendrá Morena (dispersa) que hacer un esfuerzo de unidad
*Los resultados de las encuestas, a más tardar en septiembre
*La celebración del 18 de marzo, otro jalón político de AMLO
 
Por Víctor M. Sámano Labastida
 
     
LOS ADVERSARIOS del presidente Andrés Manuel López Obrador siguen sin encontrar el hilo o en nudo para desatar la madeja del discurso de quien ocupa el Palacio Nacional, y también se buscan las más diversas explicaciones al sostenido nivel de aceptación que le reportan las encuestas (61% en promedio hasta diciembre del 2022 de acuerdo a la encuesta de encuestas de oraculus.mx), si bien es cierto que el mayor nivel lo registró en febrero 2019 con 81 puntos. Pero sigue muy alto. Algunos le denominan “bono democrático”, otros simplemente “bono social”.
Estos números no los podemos perder de vista ahora que se acerca un proceso en el que tradicionalmente comienza lo podemos denominar el traspaso del poder, en la ruta de la sucesión que como usted sabe en este sexenio es muy adelantada.
Este tránsito de un sexenio a otro, de un Presidente hacia el relevo, ha implicado históricamente la disminución del poder de quien se va como condición para “empoderar” a quien llega. Sin duda que en el actual proceso veremos situaciones inusuales.
 
CORREN LOS TIEMPOS
 
SEGÚN ANUNCIÓ en su momento Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, el resultado final de la encuesta para definir la candidatura presidencial del año próximo se tendrá a más tardar en septiembre de 2023. La convocatoria se publicaría en junio (dentro de cinco meses) apenas terminadas las elecciones en el Estado de México y Coahuila. La primera encuesta sería en julio –en la que entran todos los aspirantes-, y luego una segunda (y definitiva) entre agosto y septiembre con los dos finalistas.
Por esto no deja de tener importancia las “pasarelas” y acciones en los próximos días y semanas. Una de estas es la participación en la plenaria de los senadores de Morena el 31 de enero. Acudirán Claudia Sheinbaum, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México; Marcelo Ebrard, canciller y Adán Augusto López, secretario de Gobernación. El anfitrión será un cuarto aspirante y recientemente aceptado en la lista de la coalición en el poder: Ricardo Monreal. “Habrá respeto, no habrá abucheos”, se comprometió el zacatecano. ¿Habrá porras?
Otro evento relevante será, sin duda, la concentración que para el 18 de marzo anunció el presidente López Obrador en el Zócalo con motivo de un aniversario de la expropiación petrolera. AMLO estaría celebrando “el rescate de Pemex”. 
 
NACIONALISMO DIGNO
 
LAS REFERENCIAS históricas y culturales que acompañan los actos y las conferencias del presidente López Obrador, apuntan a un resurgimiento de lo que se denominaría el “nacionalismo digno” en México y quizás explican parte de la aprobación popular que registra AMLO en las encuestas: 60% y más. 
El nacionalismo digno, como concepto, es el menos pernicioso de una tipología incómoda en la historia de México: mitológico, agresivo, chauvinista, cerrado. Se define el nacionalismo digno como manifestación cultural que, surgida desde la base social, se articula y tiene impacto político en la ruta de la república.   
En México el nacionalismo es y ha sido un elemento determinante. Es motivo de crítica desde un sector de la inteligencia, pero también de valoración y reconocimiento en otra muy amplia franja. 
En el mundo, como espacio simbólico de dignidad y autonomía política, el nacionalismo resurgió en el siglo XXI cuando parecía discurso clausurado por la globalización. Teorías de las ciencias sociales se acumularon como clavos en el ataúd nacionalista. Algunos ya los hemos mencionado en esta columna: “el fin de la historia” (Francis Fukuyama) “el mercado global auto-regulador” (Ulrich Beck), “la sociedad líquida” (Sygmunt Bauman), “la condición postmoderna” (Jean Francois Lyottard), “la sociedad móvil” y “la era de la información” (Manuel Castells), “el ser digital” (Nicholas Negroponte), y “el crepúsculo del deber” (Gilles Lipovetsky). Y la lista se alarga.
 
ACTOS DE RESISTENCIA
 
LAS IDEAS convergían en un punto: el nacionalismo visto como nostalgia por una cultura única y superior, era padre del fundamentalismo. El nacionalismo ha estado vinculado con el patriotismo. Fueron tan amargos los frutos a veces que el escritor Samuel Johnson (1709-1784) llegó a decir que “el patriotismo era el último refugio de un canalla”. Pero la historia registra actos de heroísmo y resistencia a partir de la noción de patria.
Interesadamente, la globalización y multiculturalismo en boga expidió la carta de defunción del nacionalismo, de las naciones, de la soberanía.
 “A contracorriente del discurso que predica el callejón cerrado” (Carlos Monsiváis), hubo advertencias sobre la prisa en dar por muerto al nacionalismo: “el choque de civilizaciones” (Samuel Huntington), “el pensamiento complejo” (Edgar Morín), “la interpretación de las culturas” (Clifford Geertz) como enfoques teóricos con mirada global y local, intuyeron el retorno nacionalista, “porque todavía el concepto de país resulta importante, pues donde existe país hay idea de nación y un sentimiento diferencial de identidad.” (Norbert Elías).
Nuestra identidad, nuestro nacionalismo (digno), es el que ha orientado las mejores luchas contra la desigualdad y el saqueo de propios y extraños. Si me permite, volveré al tema. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla