ELECCIONES EN EEUU, CAMBIO DE TONO: DEMOCRACIA Y ACEPTACIÓN DE LA DERROTA

Sábado, 22 de Octubre de 2016 00:23 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

* Elección en vilo, cuestionada por Trump desde su candidatura    
* Tercer debate: moderación e ideas; noticias desde el imperio
* De la Vega, Gaudiano, Fócil, Jiménez, Cantón, Rodríguez y más
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
UN MOMENTO clave de la democracia es la aceptación de los resultados de la votación, sobre todo la derrota en el campamento del candidato perdedor. Para ello, explicó alguna vez Enrique González Pedrero –actualmente de visita en Tabasco-, “tiene que funcionar el detalle técnico de las urnas”. Elecciones limpias. Menudo detalle, que le ha costado a México miles de millones de pesos en su sistema electoral, instituciones nuevas y reglas consensuadas que se rompen sin que las sanciones legales estén a la altura. Pero la confianza no se compra.
Cierto, hemos avanzado, pero los fantasmas de la ruptura se pasean entre la sospecha, el hartazgo y los dados cargados. Esto tiene que cambiar en el 2018. Quizás el país no resistirá un conflicto poselectoral prolongado. 
En los Estados Unidos, la democracia modelo (de lo bueno y lo malo), el detalle técnico de las urnas no ha sido problema estructural, pero Donald Trump sigue superándose a sí mismo: por sus denuncias en torno a una “elección amañada”, la Organización de Estados Americanos (OEA) mandará una misión de observadores electorales, algo que no ocurría desde 1960.    
Veamos lo que ha dejado tras de sí el tercer debate electoral (y con esto la campaña), que arrojó cuestiones significativas. 
SALUDABLE AUSENCIA DEL LODO
LA CONSIGNA estratégica del tercer debate Hillary/Trump fue, para los dos bandos, recobrar estatura presidencial y alejar el lodo de los titulares. A nadie convenía repetir la lucha en lodo. Con la crispación al límite, apareció la reversa: dignidad discursiva y responsabilidad social de los candidatos, salvo chispazos atemperados por un moderador ejemplar, Chris Wallace, presentador de noticias de la cadena Fox, quien hizo preguntas precisas de contraste de proyectos. Política de mayor alcance en todos sentidos: lo racional, no lo espectacular. Claro, no siempre meter reversa es posible; sobre todo cuando hay actores que se empeñan en magnificar lo negativo y olvidan su obligación propositiva. Negados a la política pretenden ser políticos. 
La madurez de una sociedad se mide por su reacción en momentos críticos. Con la credibilidad del sistema político en juego, la democracia estadounidense se preocupó del tono y cuidó las formas. Adiós al reality show, bienvenido el debate de ideas. Trump se contuvo y no rompió la vajilla; Hillary, de blanco (cual paloma de la paz) miró más allá del debate y se asumió tácitamente como la primera mujer que estará al mando de la Casa Blanca.          
A dos semanas de la elección (noviembre 4), este arroz electoral parece cocinado a favor de Hillary: 92% de probabilidades para ganar y 12 puntos de ventaja en las encuestas.   
ACEPTACIÓN DE LA DERROTA
 
Más allá de la previsible victoria argumentativa de Hillary Clinton sobre Donald Trump, dos hechos sobresalen en el tercer y último debate presidencial en EEUU: 1) la peligrosa afirmación de Trump, “no aceptaré el resultado de las urnas, pues la elección está amañada”, algo nunca escuchado en boca de un  aspirante a la Casa Blanca; 2) el cambio de tono y moderación discursiva de ambos candidatos, dejando en segundo plano (salvo momentos puntuales) la contienda de insultos, descalificaciones y señalamientos a la vida privada. 
Por lo que toca al primer punto, un día antes del tercer debate se difundió un breve y duro discurso de Barack Obama contra la estrategia descalificadora del magnate empresarial metido a político: “Deje de lloriquear y vaya a buscar los votos. La elección no se ha realizado. No se queje antes: trabaje como lo hacemos todos, señor Trump”. La democracia como trabajo político en libertad, no como encono y sospecha. Es significativo que otros políticos republicanos, incluso asesores de Trump como Rudolph Giulliani (exalcalde de Nueva York) hayan salido a decir exactamente lo contrario de Trump: que respetarán el resultado electoral, sea cual sea. Este ingrediente, de aceptación o rechazo del resultado electoral, es uno de los factores que ubican democracias maduras o inmaduras. Y a los actores maduros e inmaduros, responsables o convenencieros. En sus actos de campaña posteriores al tercer debate, Trump mantuvo su postura de “no reconocer el resultado de la elección”.     
Por lo que toca al segundo punto, la moderación discursiva fue un mensaje de  estabilidad a los mercados y a la geopolítica que voltea a los Estados Unidos cada cuatro años. También, la moderación es un lavado de imagen a esta elección tan accidentada y con tono callejero. Las élites gringas saben que no pueden detonar el sistema electoral sin severos daños en todos niveles, sobre todo el de credibilidad internacional. 
MÉXICO EN LAS VEGAS                    
ESTE DEBATE celebrado en Las Vegas –cual juego de apuestas- tuvo entre sus ejes temáticos a México: Trump se mantuvo en su idea del muro y de la expulsión de migrantes, Hillary explicó que no puede separarse a las familias: 11 millones de adultos y 4 millones de niños sin papeles migratorios; Hillary señaló que la visita de Trump a México se le atragantó a su competidor y al presidente Peña (de hecho, le costó el puesto al gestor de la visita, Luis Videgaray), mientras que Trump mencionó sin dar detalles que Peña “es un buen tipo”. Sin embargo, Trump cuestionó de nuevo el libre comercio con México, aunque Peña sea un buen tipo. Y Hillary planteó, al contrario, que el libre comercio está bien regulado, aunque puede haber ajustes (no dijo cuáles).             
Es la democracia estadounidense: lo mejor y lo peor por el mismo boleto. Es la lucha estratégica de las élites, que se convirtió por momentos en lucha en lodo y  después recuperó dignidad. Por lo menos lo intenta.
AL MARGEN
FUNCIONARIOS o candidatos. Las dos cosas, nos dicen. Allí están Pedro Jiménez León, por el Movimiento Ciudadano; Gerardo Gaudiano y Oscar Cantón, por el PRD, lo mismo que los diputados José Antonio de la Vega y Juan Manuel Fócil, también por los solaztequistas; misma bandera por la que no se descarta el senador Fernando Mayans. Y la lista crece: David Gustavo Rodríguez confirmó que aspira a esa nominación, aunque ahora sin militancia partidista. Lo dicho: ahora el PRD como partido en el gobierno es el que más aspirantes, lo mismo que sus aliados. Pero ven en el horizonte una puerta de salida: el senado, las diputaciones federales y la alcaldía de Centro. Las campañas y la votación no serán un día de campo.
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