López Obrador, Meade y…¿Anaya?; los partidos se juegan su futuro

Martes, 28 de Noviembre de 2017 00:31 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*La presidencia económica o la política, el dilema en Los Pinos
*Después del 2018, incertidumbre para PRI, PAN, PRD y Morena
*No hay un solo frente, en realidad son tres; les falta amarrar
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LOS PARTIDOS no sólo están escogiendo candidatos. También están decidiendo su futuro. A la multiplicación de organizaciones en las fechas recientes, seguirá un ajuste generalizado en todos los institutos. La misma aparición de las candidaturas independientes, aunque todavía no tengan una fuerza nacional significativa, cambiará el mapa político del país. A esto hay que añadir las complejas circunstancias de la economía y las sociedad. Vivimos un cambio cultural. 
Es por eso que la candidatura largamente anunciada de José Antonio Meade Kuribreña –a pesar de que Enrique Peña Nieto calificó el destape anticipado como un “despiste”-, podía esperar unos días. Pero la presión interna pudo más que la necesidad. Se antojaba más lógico que primero se anunciara el relevo en el Banco de México, cuyo actual gobernador Agustín Carstens dejará el cargo el 30 de noviembre, a pesar de que había sido designado para un segundo periodo que vencía en el 2021. 
Atender el relevo en el Banco de México, antes que el destape oficial del candidato priista, enviaría un mensaje de tranquilidad a los mercados tan volátiles. Pero, cuentan, la designación de Meade Kuribreña fue en sí misma una señal de continuidad para los empresarios, inversionistas y demás. No por nada El Ungido –según la liturgia tricolor- ha estado en puestos clave de la economía durante los recientes dos sexenios…y va por un tercero si los votantes (tan volátiles como los mercados) son convencidos o vencidos.
 
LAS URNAS Y LOS BOLLOS
 
SEGÚN el columnista Salvador García Soto, los priistas “duros” podrían decidirse por una protesta silenciosa en la forma una “huelga de brazos caídos” que más bien puede traducirse en “los votos caídos”. Y es que las urnas –como los hornos- no están para bollos
El destape de Meade da un nuevo respiro al Frente tripartita PAN-PRD-MC, ya que haber decidido por un “no militante” formal coloca al PRI también en el mismo camino transitado hasta ahora por las huestes de Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y Dante Delgado: que los militantes de un partido sean llamados a votar por alguien externo.
Estamos viendo una reconfiguración de los partidos. Después de las elecciones del 2018 veremos hasta dónde se cumplen ciertas hipótesis:
Uno.- El PRI deja de ser un partido cerrado, más o menos homogéneo, que le apostó al voto duro. Al no haber “militancia dura” los términos de la afiliación se vuelven más elásticos. Cierto que esa adaptabilidad la estaban practicando desde hace décadas quienes no obtenían una candidatura en el tricolor y buscaban cobijo en otro partido. De esa circunstancia se benefició sobre todo el PRD en la disputa por las gubernaturas. 
Cuando refiero “militancia dura” la considero como aquella que permitía hacer méritos para ascender en la pirámide partidista y burocrática. Es lo que caracterizó al PRI; recordemos que nació desde el poder como una alianza de partidos.
DOS.- Morena en tanto pasará por una prueba definitoria. Será su primera participación nacional en forma. Aunque en el 2015 compitió en las nacionales intermedias (para diputados federales) y ha tenido juego en unas 24 elecciones para gobernador en estos recientes tres años, es en el 2018 cuando decidirá su futuro.
Comentamos ya que Morena fue concebido como un instrumento para que Andrés Manuel López Obrador y su proyecto de nación lleguen a la Presidencia. Si el tabasqueño gana las presidenciales su partido se consolidará como una fuerza hegemónica; en caso de perder –aunque ganara posiciones estratégicas-, lo que se ha anunciado es un retiro de AMLO a actividades privadas, con lo que ese partido quedaría en manos de los heterogéneos grupos y liderazgos que se sumaron a su candidatura.
Un cambio de enfoque implicaría para López Obrador colocar en primer lugar el fortalecimiento partidista, con una estructura concebida para ir más allá del 2018. Hasta el momento, Morena aparece también como una organización tipo frente amplio. 
 
CUATRO NO SON UNO
 
TRES.- El otro frente declaradamente pluripartidista, la coalición tripartita anunciada por el PAN, PRD y MC es hasta ahora, por decir lo menos, un pacto de buenas intenciones. Recientemente los líderes de estos partidos, han sumado más interrogantes que certezas. Para elaborar su plataforma común no parecen tuvieron mayores problemas en dejar de lado los “temas controversiales”  -la intervención del Estado en la economía, el aborto, los matrimonios del mismo sexo, etcétera-, pero en donde no hay lugar para interpretaciones es en las candidaturas. La opción es simple: te toca o no te toca.
En Jalisco el Movimiento Ciudadano, con Enrique Alfaro a la cabeza, dio un adelanto de lo que puede venir: anunció el registro de su candidatura al gobierno con el PRD y PAN o sin ellos. Otra señal la envió Miguel Mancera, quien se dijo dispuesto a competir solo bajo las siglas del PRD. El problema central es que los que encabezan las negociaciones en el bloque tripartita –Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y Dante Delgado- también buscan ser candidatos. Son juez y parte. 
A esto hay que agregar la participación en ese Frente de un grupo de políticos e intelectuales que lo mismo pueden fortalecer a esa coalición como dinamitarla: sus exigencias ponen en jaque los intereses partidistas. Recordemos que varios de ellos primero exploraron la vía de las candidaturas independientes. 
Un fantasma ronda los partidos. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )