Gabinete estatal, cambios, ajustes; Peña Nieto, la balanza y las medidas

Sábado, 30 de Diciembre de 2017 00:47 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*Concluye un ciclo: valorar lo hecho y también lo que falta
*Núñez: relevos, el cargo, los saldos y la circunstancia
*Un país en crisis: división+desigualdad=turbulencia electoral 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
SE DIJO sobre un Rey de Babilonia en la antigüedad: “Has sido pesado en la balanza y se te ha encontrado deficiente”. Ser pesado en la balanza era una prueba de credibilidad para los gobernantes babilónicos, cuya rendición de cuentas brillaba por su ausencia. Culmina el año y es ocasión para que cada uno de nosotros coloque en la balanza los días y los meses transcurridos. Por mi parte, valoro que en el saldo positivo tenga la paciencia y exigencia de los lectores. Un año más que no debe ser uno menos.
Decía el filósofo y escritor bengalí Rabindranath Tagore (1861-1941): “Agradece a la llama su luz, pero no olvides el pie del candil que paciente la sostiene”. Vaya con esta frase mi reconocimiento y compromiso.
 
COYUNTURA Y EVALUACIÓN
 
EL MUNDO no se detiene. Las líneas imaginarias del final de los años son apenas cicatrices en el tiempo infinito. Sigamos, pues, nuestro camino. Ser realista no es ser pesimista. Reconocer lo que falta o lo que falla es el primer paso para subsanarlo. ¿Qué tenemos en el horizonte?
Como cada año, el término de los 365 días es ocasión para -que fiel a su estilo- el gobernador Arturo Núñez haga un balance de su equipo y realice los ajustes en el gabinete, ya sea como respuesta a las coyunturas o con miras a la etapa que sigue. Salvo circunstancias extraordinarias, podemos esperar que el 2018 inicie con una serie de relevos y enroques en secretarías, subsecretarías y direcciones. Hay, por lo menos, cinco plazas a nivel de secretaría –en especial Desarrollo Social-, donde habrá ajustes, por el interés expresado de sus titulares para buscar un cargo de elección popular. 
En algunos casos la ley no obliga a la renuncia –y eso aplica sobre todo para los puestos legislativos-, sin embargo se evalúa para evitar el riesgo en unas resbaladizas leyes electorales o la falta de “piso parejo”. Los movimientos son clave para el cierre del sexenio.
 
TIEMPOS COMPLEJOS
 
TERMINÓ Enrique Peña Nieto cinco años de gobierno: inicio prometedor y viraje con desarrollo caótico. Sin credibilidad, pierde también la prueba de popularidad, su principal argumento para portar la banda tricolor. Este déficit lo veremos con indicadores que gustan al Presidente. Un indicador significativo es que Televisa se desmarcó de Peña a la mitad del sexenio, antes de que -por  conflictos de interés- minara la frágil credibilidad periodística del consorcio. 
Fenómeno popular de comunicación digital, son los memes: imágenes chuscas, con montajes y frases de humor negro, que hacen cera y pabilo de personajes públicos. Por curiosidad, el lector teclee en el navegador Google “peña nieto memes”. Encontrará 852 mil resultados, con variedad sorprendente: desde la Casa Blanca, la reforma energética, el quinto informe de gobierno, hasta la unción de Meade. 
Un meme profundo: Peña serio y con traje gris, al lado de una frase: “28 mil desaparecidos; esto casi no se cuenta, pero cuenta mucho”. Otro meme llamativo: Peña en avión rumbo a Oaxaca, en septiembre, para visitar zonas afectadas por los sismos, con una peculiar visión del tiempo: “Falta un minuto para llegar; ya falta menos, faltan cinco minutos”. 
La insensibilidad resulta típica de un político caído en desgracia. Hay quienes viven para aplausos y encuestas, sin preguntas abiertas e incómodas. La comunicación como pose. Gobernador de Edomex, subió Peña como la espuma en las encuestas entre 2008 y 2009.  Ahora es distinto: las diversas valoraciones sobre la gestión presidencial, en los últimos dos años, lo ubican en menos del 20% (entre 17 y 18) de aceptación, nunca visto en la historia de mediciones sobre gestión gubernamental en México. Ahora dice: “no gobierno para ser popular, ni para la galería. No quiero aplausos”. En 2013 su credo era: “la popularidad de un gobernante es la base para consensos saludables”. 
 
MODELO DE TREINTA AÑOS
 
EL MODELO económico de México extendió sus horizontes desde 1987: tratados de libre comercio con diversos países. En 1994 llegó el TLC con EEUU y Canadá, ahora TLCAN, que se encuentra en proceso de renegociación luego de 23 años de superávit comercial para México, lo que benefició sobre todo a la región norte. Esa expansión, con intensa actividad exportadora, no llega al sur-sureste. Crisis para alimentar a los propios. Pese a las carencias de casi 40 millones de mexicanos, siguió el modelo de liberalismo económico que las élites aprueban. ¿Pudo ser de otra forma? 
Los tecnócratas que han gobernado por 30 años, incluyendo la variante panista, dicen que la globalización y el capitalismo neoliberal van de la mano. Macroeconomía para cuadrar números, aunque descuadren personas. Ya hemos hecho en Escala Crítica un recuento de los números rojos que arroja el Modelo Económico transexenal. Se prometieron beneficios a corto plazo y ahora ofrecen resultados que se verán  a mediano y largo plazo. Adaptación de la retórica, falla en los hechos.
El saldo político del gobierno de Peña es delicado: un país polarizado, sin espacio para el consenso. Leyes y reformas que dividen. Búsqueda de ajustes en seguridad que aterrizan en desfases por camisetas partidistas en pugna. Así vamos rumbo al 2018, con la turbulencia y el encono entre ceja y oreja. ¿Es la forma que pervirtió el fondo, o el fondo que no encuentra su forma? El legado: un conflicto social que crecerá por la pugna electoral; es necesaria la mesura. 
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