Candidaturas independientes: nuevos escenarios, viejas prácticas

Viernes, 13 de Abril de 2018 00:45 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

* Margarita Zavala: la pálida sombra de Felipe Calderón
* Jaime Rodríguez, las manchas y los motivos del tribunal
* Fantasma de 2018: voto fragmentado, menor legitimidad
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
HAY DOS CANDIDATOS presidenciales independientes que entraron a la boleta 2018 (hasta ahora). En principio, se trata de una idea democrática que ha calado hondo en la cultura del siglo XXI: con partidos políticos desprestigiados, los ciudadanos de diversos países han encontrado en figuras públicas sin militancia partidista una opción significativa de cambio. Lamentablemente, no parece el caso de México. Veremos por qué.
 
En otras latitudes, la irrupción de candidaturas independientes sacudió  escenarios políticos. Primero ocurrió en la llamada primavera árabe, donde varios regímenes fueron derrocados por la participación ciudadana en la plaza pública: con brío, intensidad y un uso creativo de Internet y redes virtuales para romper cercos informativos. Luego, por Europa, sucedió en Grecia, España, Inglaterra, Portugal, Suecia, Noruega e Irlanda. Sudamérica vio esfuerzos independientes fructíferos en Argentina, Brasil, Uruguay, Perú, Bolivia y Chile. Esos países, hermanos de México en cultura, se cimbraron con candidaturas sorpresivas de corte ciudadano, sin logo político partidista.  
Visto el panorama internacional, exitoso en transformaciones políticas, ¿por qué decimos que las candidaturas presidenciales independientes en México no parecen una opción significativa de cambio? Bueno, veamos las formas y el fondo político en torno a Margarita Zavala y Jaime Rodríguez (El Bronco).
    
LAS GRIETAS DEL SISTEMA
 
SI OBSERVAMOS con detalle trayectorias públicas, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez son rupturas recientes en partidos políticos que han ejercido el poder federal: PAN y PRI. En el caso de Margarita Zavala, su estirpe panista está fuera de toda duda e incluso llegó a declarar: “no me iré del PAN para buscar una candidatura independiente”. En otras ocasiones se ha dicho que es la verdadera abanderada panista. A la hora de la definición, con Ricardo Anaya instalado en los mandos del blanquiazul, Zavala se abrió y anunció su adiós “para buscar por otra vía la transformación de México”. De hecho, varios analistas (Salvador Quintana, José Antonio Crespo, Raymundo Rivapalacio) han señalado que Zavala provoca y provocará un éxodo silencioso de panistas hacia su candidatura. La hipótesis dominante: el éxodo no será suficiente para generar una candidatura competitiva, pero sí para mermar las cuentas y previsiones electorales de Anaya. 
Con malestar evidente, un panista duro como Diego Fernández de Cevallos –muy cercano a Ricardo Anaya- ha declarado que “no se vale patear el pesebre, ni manchar la casa en la que viviste muchos años. Es una equivocación y una ingratitud. Felipe y Margarita son víctimas de la ambición, al decidirse por la aventura política fuera del PAN”. 
En el caso de Jaime Rodríguez, luego de impugnar un dictamen del INE en su contra, por diversas irregularidades (un millón 200 mil firmas sin autentificar), obtuvo la aprobación polémica de su candidatura en el Tribunal Electoral: 4-3 fue la votación final, con la magistrada presidente en contra. El Bronco se subió al tren independiente en Nuevo León, para ganar la gubernatura con ventaja de 2 a 1 en 2016, pero su gestión ha dejado mucho qué desear, sin cumplir una audaz promesa de campaña: documentar la corrupción de la administración anterior y encarcelar al exgobernador priísta, Rodrigo Medina. 
La cuestión curiosa es que El Bronco viene del mismo árbol priísta, donde militó 20 años. Un caso análogo al de Margarita Zavala. La aprobación de último minuto del Tribunal Electoral, hace surgir la pregunta: ¿a quién le quitará votos esta candidatura? La respuesta, que viene del norte, apunta a los votantes indecisos y a ciudadanos hartos de la llamada “crisis del sistema”, quienes quizás se decantarían por AMLO de no aparecer El Bronco en la boleta. Por ello, esta aprobación al cuarto para las doce ha hecho decir a López Obrador que se trata de “una mancha más al tigre”. Leopardo, león o tigre, la mancha es lo de más: Rodríguez peleará votos a la opción de Morena, sobre todo en el norte, donde arrancó precisamente la campaña de López Obrador en los primeros días de abril.
     
LAS MAÑAS DE LA PALOMA
 
POR LO QUE se juega de fondo, en la elección presidencial, es preciso analizar las formas políticas para la aprobación de estas candidaturas independientes. Desde luego, se deseaba –democráticamente- que hubiese alguien no partidista en la boleta electoral de 2018. Pero no se esperaba que las condiciones de esa participación política se decidieran con fallos legales de último minuto y con el reciclaje de trucos de papeleo. Es decir: no se esperaba que los esfuerzos independientes mostraran el cobre, con las mismas prácticas de los partidos políticos: de representación ciudadana y simulación. Las irregularidades por falsificación de firmas son desalentadoras (con decenas de miles de muertos en calidad de vivos). Así, las candidaturas independientes inician de manera terrible en México, igualando tropelías de otros partidos políticos.
La idea más interesante del siglo XXI (la irrupción de figuras públicas independientes para darle nuevo aire ético a la política y los gobiernos) naufragó en México desde el principio. Mal signo: como si todo lo que tocase la política nacional se convirtiera en algo podrido. No debería ser. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )