El rastrillo contra la burocracia: dilema entre cantidad y calidad

Miércoles, 25 de Julio de 2018 00:41 Editor
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 Escala Crítica/Columna Diaria      

* La carga de más de cuatro millones de servidores públicos
* Menos y mejor, paradoja: ¿adelgazamiento con eficacia?
* Adelgazar el aparato estatal sin debilitar sus funciones
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
EL APARATO de gobierno, tanto a nivel federal como estatal, será sometido a una profunda reestructuración. Requiere una cirugía mayor. La obesidad burocrática ya era materia de debate desde los años ochenta cuando se propuso la Reforma Administrativa. Sin embargo, en algunos estados como Tabasco la fiebre petrolera multiplicó la inercia del “gran empleador”. Andrés Manuel  López Obrador a nivel nacional, y Adán Augusto López, en el plano estatal anuncian programas de austeridad, reajuste y recorte. 
Las propuestas de López Obrador se discuten en forma condicional: “si hacen esto, entonces…’ Así tenemos política ficción y mandatario virtual. Comentaristas sensatos plantean: “esperemos a diciembre”. Suena lógico, aunque visto con prudencia habrá que esperar un año más para hacer evaluaciones serias. La lechera no ha llenado su cántaro.
Hagamos un primer acercamiento a este tema que dará mucho de qué hablar y tendrá repercusiones diversas. 
 
ORIGINAL Y MUCHAS COPIAS       
 
LAS PROPUESTAS de AMLO necesitan datos duros. De acuerdo a cifras del INEGI citadas por el diario Reforma (24 de julio), en nuestro país se contabilizan 4 millones 203 mil 475 servidores públicos, de los cuales 39 por ciento laboran en oficinas federales y 61 por ciento restante en las estatales, incluyendo municipios. En términos numéricos los burócratas federales son 1.6 millones, tomando en cuenta que los maestros pasaron al ámbito estatal.
Valeria Moy (El Financiero, 18 de julio) ofrece un enfoque sobre el calado de la reestructuración. Señala: se ha propuesto “despedir a 70 por ciento de los trabajadores de confianza. Hay un millón 567 mil personas trabajando en el gobierno federal, de los cuales alrededor de 17.2 por ciento son de confianza. De esos 269 mil 524 trabajadores, serían despedidos 188 mil 666”. 
Prosigue Valeria Moy: “se ha mencionado que no habrá despidos para los trabajadores de base. Si el propósito es la austeridad, en primer lugar se tendría que ser consistente y eliminar los excesos donde quiera que estén, en los ocupados de base y en los de confianza. En segundo, ¿esos son los números correctos? Es decir, ¿sobra 70 por ciento de los funcionarios de confianza? ¿No sobra ninguno de los de base? Lo dudo enormemente”. 
Cualquier juicio es anticipado y se basa sólo en las declaraciones de AMLO y sus colaboradores. Falta conocer el plan detallado, porque sabemos que está en juego el servicio público, la imagen del futuro gobierno, pero sobre todo la necesidad de fortalecer –con eficacia y espíritu de justicia- los instrumentos del Estado Mexicano.
 
DETRÁS DE LA VENTANILLA        
 
VEAMOS el tema de la burocracia con perspectiva mundial.
El alemán Max Weber fue pionero en estudiar la burocracia. Conceptos clave: racionalidad y ética. La ética regulaba la voluntad gubernamental traducida en acción. La racionalidad diseñó prioridades: la cantidad de población marcaba la tendencia positiva de una política. Racionalidad: buscar beneficios para el mayor número de personas. Costos y beneficios involucraban como protagonistas a seres de carne y hueso. Esta prioridad cambió conforme aumentó la densidad demográfica de las naciones. “El viraje: elegir nichos de población. Ahí se institucionaliza la desigualdad”, plantea el inglés Robert Evans, estudioso notable de la burocracia. 
¿Qué sugiere Evans para el éxito del servicio público en el siglo XXI?: “es necesario –dice- contar con una burocracia blindada contra los cambios políticos de coyuntura, y que cuente además con fuertes vínculos e interacción con el sector empresarial y la sociedad”. Hay quienes han propuesto el denominado servicio civil de carrera, mientras que otros abogan por la recuperación de la mística del servicio público. La técnica y la ética.
Desde luego: es aire fresco discutir el funcionamiento de la burocracia. ¿Por qué algunos rasgan sus vestiduras ante la propuesta de austeridad de AMLO, si se sabe de abusos presupuestales y prestaciones excesivas en la alta burocracia? Hay de todo.
 
OTRAS LUCES DE OFICINA  
 
AL TIEMPO que AMLO plantea que el Estado retome las ‘riendas de la economía’, su carácter rector en la sociedad, también presenta una serie de medidas de austeridad que, a decir de Jorge Andrés Castañeda, “debilitan al aparato burocrático”, de manera que estaríamos ante propuestas “intrínsecamente contradictorias”. (Nexos, julio 2018)
Sostiene que la experiencia internacional de los últimos años muestra que tener una burocracia eficaz y bien remunerada es un requisito indispensable “para un modelo económico donde el Estado lleve el mando de la economía de forma exitosa”. 
Detrás de la propuesta de AMLO se encuentra el economista Gerardo Esquivel, quien apuesta por un Estado Rector. “La premisa de la propuesta de AMLO, expresada por Esquivel –apunta Jorge Andrés-, parte del fracaso del modelo neoliberal adoptado por México desde finales de los años 80. Este modelo ha dado resultados raquíticos en términos de crecimiento económico, no ha sido efectivo para reducir la pobreza y ha profundizado la desigualdad en México”. 
Sí: 30 millones de ciudadanos fueron a las urnas por un cambio. Sin embargo, advierte que despidos generalizados traerían la pérdida de capital humano calificado, experiencia acumulada.
Hay diversas aristas que se deberán limar a partir de un objetivo: que la población no siga cargando sobre sus espaldas un aparato costoso e ineficiente. Sin ignorar las excepciones, claro. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )