Secretaría de Gobernación, los cambios; la política interna y la seguridad pública

Viernes, 03 de Agosto de 2018 00:04 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*El peso de Segob en el viejo sistema; desplazamiento de poderes
*De la política interior al combate a la delincuencia, confusiones
*Reformas para transformar a la súper secretaría; danza de millones
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
 
LA RENUNCIA de Gustavo Rosario Torres a la titularidad de la Secretaría de Gobierno, y su relevo por Rosendo Gómez Piedra, hizo recordar aquel debate de principios de este siglo cuando algunos politólogos plantearon desparecer la Secretaría de Gobernación y transferir algunas de sus funciones a otras dependencias. Sin embargo, al asumir la Presidencia en el 2012, Enrique Peña Nieto decidió convertirla en una “supersecretaría”, para entregarle las responsabilidades de la Secretaría de Seguridad Pública, organismo que fue eliminado del organigrama federal.
Históricamente, en el viejo sistema, la Secretaría de Gobernación había sido un escalón determinante en la sucesión. De esa dependencia salieron varios de los candidatos y luego presidentes  de la República, durante la hegemonía del PRI, hasta su desplazamiento por la corriente neoliberal que traspasó el poder al llamado gabinete económico,  en especial a la Secretaría de Programación y Presupuesto.
En varios estados, como Tabasco, se replicó el modelo de EPN y se trasladaron a la secretaría de Gobierno la funciones de coordinación en materia de seguridad pública, aun cuando se mantuvieran en activo las secretarías del ramo.
GUARIDA DE DELFINES
 
EN MÉXICO el establecimiento de la Secretaría de Gobernación se remonta al inicio del llamado régimen de la Revolución Mexicana, primero como Departamento del Interior. Ya como Segob, a partir del 2017, asumió las funciones que tuvo como Secretaría o Ministerio del Interior de la etapa independiente. Comúnmente se le conocía como responsable de la “política interna”, para distinguirla de las labores encargadas a la cancillería o Secretaría de Relaciones Exteriores.
Como le decía, la alternancia en el año 2000, con la llegada del Partido Acción Nacional (PAN), al poder se planteó la desaparición de la Segob. Sin embargo, Vicente Fox la mantuvo para darle espacio a Santiago Creel, quien sería –al viejo estilo priista- su “delfín” para la Presidencia. Curiosamente Creel corrió la misma suerte que el último “delfín” tricolor surgido de la citada Secretaría, Francisco Labastida Ochoa: el primero fue derrotado al interior de su partido y no llegó a ser candidato, el segundo aun siendo candidato también fue derrotado por las intrigas interpartidistas, entre otros factores.
Con el retorno al poder del PRI en el 2012, Peña Nieto no sólo mantuvo la Segob sino que amplió sus facultades creando lo que fue conocida como la “súper secretaría” con seis subsecretarías, un Comisión a nivel de Secretaría (Nacional de Seguridad) y una Coordinación a nivel de subsecretaría  (Antisecuestros) y 20 órganos desconcentrados, administrativos y entidades, entre muchas otras. Esta medido tuvo también un efecto explosivo en materia presupuestal: la Segob pasó a tener en 2013 una bolsa de más de 9 mil millones de pesos al pasar a esa entidad los 7 mil millones de Seguridad Pública. Bajo un mismo techo quedaron operadores políticos y policías.
Como dice la conseja popular que “quien mucho abarca poco aprieta”, las críticas a los resultados en el combate a la delincuencia adjudican a esta concentración la ineficacia. Hay en el fondo otro riesgo: la confusión entre política y delito, entre disidencia y delincuencia.
No resulta casual que una de las primeras medidas de López Obrador en la reestructuración de la administración pública esté dirigida a separar Seguridad Pública y operación política. AMLO ya anunció que solicitará “respetuosamente” a Peña Nieto que envíe como iniciativa preferente al Congreso la creación de la nueva Secretaría de Seguridad Pública, lo que también implicaría reformar la Ley Orgánica de la Secretaría de Gobernación. En eso ya trabaja el responsable jurídico del equipo obradorista, Julio Scherer.
En su momento, la futura titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, anunció que la nueva Segob tendrá sólo tres subsecretarías y no siete como hasta ahora.
 
LA ANTESALA DEL PODER
 
EN ESTE contexto, no sorprendería que a nivel estatal en su propuesta de reforma administrativa el gobierno que encabezará Adán Augusto López Hernández las atribuciones de la Segotab. En noviembre de 2013, ya en el gobierno de Arturo Núñez, se modificó la estructura de esa Secretaría con un total de cuatro subsecretarías y una decena de direcciones y entidades diversas. Las subsecretarías integradas fueron la de Gobierno que sustituyó a la de Gobierno y Desarrollo Político; la de Desarrollo Político en lugar de la de Atención a Organizaciones de la Sociedad Civil; la de Trabajo y Previsión Social, en vez de la de Delegaciones Políticas y Participación Ciudadana, creándose además la Subsecretaría de Enlace Legislativo. Posteriormente la Subsecretaría de Trabajo fue suprimida.
Como ocurrió a nivel nacional, la Secretaría de Gobierno tuvo un peso notable en la estructura del Poder Ejecutivo estatal. De tal manera que algunos de los titulares de la Segotab fueron vistos como vicegobernadores.
Por lo menos tres de ellos fueron gobernadores sustitutos o interinos en el periodo que va de diciembre de 1987 a diciembre de 2001: José María Peralta López asumió en lugar de Enrique González Pedrero; posteriormente Víctor Manuel Barceló suplió a Roberto Madrazo Pintado, en tanto que Enrique Priego Oropeza –ex titular de Segotab con Manuel Gurría-, quedó como interino al anularse las elecciones del año 2000. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )