Morena, designaciones, proyecto de gobierno: entre la diversidad y la dispersión

Sábado, 18 de Agosto de 2018 00:04 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria      

* Metáfora ilustrativa: los pinos que no dejan ver el bosque  
* El obradorismo y sus figuras públicas: ser o parecer
*Gobernadores morenistas atentos a las señales del centro
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
“EL GOBIERNO federal es un bosque donde los pinos son parte del paisaje, no todo el paisaje”. La frase se atribuye a Jesús Reyes Heroles, priista ilustrado. Como metáfora del sistema político, el predicado de la frase es crucial: “los pinos son parte del paisaje, no todo el paisaje”. Ningún presidente quiso escuchar esa advertencia, incluyendo a los panistas Fox y Calderón. 
El presidencialismo ha sido caudillismo y servilismo. Ni una hoja se movía sin la suprema voluntad. Los Pinos no dejaban ver el paisaje del país. La lección es diáfana en funcionamiento gubernamental: no todo lo que ocurre en el gobierno federal tiene que ser responsabilidad directa del Presidente. 
Por lo tanto, las preguntas lógicas que surgen son: ¿cuál es la procedencia académica, política y la habilidad empírica del equipo que rodea al presidente electo?, ¿qué tipo de eficacia mostrará para atender problemas nacionales? 
Por capítulos, AMLO revela sus cartas de aquí a diciembre, con aplausos o críticas en el espacio público. Ya se han dado esas reacciones; nada es indiferente. Este asunto quema. La conformación del nuevo equipo de gobierno ocupa y preocupa a la opinión pública. AMLO ha tenido 12 años, o quizá más, para pensar en quiénes lo acompañarán y no podrá decirse que improvisa los nombramientos. El tiempo ha destilado compañías políticas, algunas impensables años atrás.
Lo que sucede con el casi gabinete del próximo gobierno federal importa, porque será la medida de los otros equipos a nivel estatal y municipal. Los interesados deben leer bien entre líneas para no equivocarse.               
 
ALAS, HUACAL Y LIGAS         
 
CON LOS NOMBRAMIENTOS pasa algo parecido a comer pollo: nadie quiere alas y  huacal. La mayoría se arrebata pierna y pechuga, sin meditar qué asiento les tocó en la mesa. Desde luego, se nota que AMLO ha pensado sus nombramientos: los ha cocinado a fuego lento, los ha dosificado y los ha modificado cuando la persona idónea se negó a participar. Secretarías y subsecretarías no son infinitas. Tampoco empresas paraestatales y direcciones de área. 
Habrá áreas de nuevo cuño, como la de Asuntos Indígenas, que tendrá presencia en 132 regiones del país. Se espera atención estratégica para zonas pobres. En cuestión de nombramientos, hay cáscaras de plátano tiradas en forma de rumores que, sin sustento, llegan a ser notas de prensa. Ocurrió con una nota en El Financiero (agosto 4) titulada: “Regresa René Bejarano a las ligas mayores”. Con malicia, cual buen bulo, se le adjudicaba al cartucho más quemado de la izquierda un “nombramiento para supervisar obra federal en los 32 estados”. No había tal. Bejarano, a través de una asociación civil con siglas MRN, comentó que estarán “atentos a todo lo que se haga, para que se cumplan las promesas y no se generen elefantes blancos”. Esto no era un nombramiento, sino la declaración de intenciones de un organismo ciudadano que –se informó- tiene 600 mil afiliados. ¿Entonces, por qué el regreso de Bejarano a las grandes ligas? El Universal (agosto 5: “el pastel de Bejarano”) secundó el rumor, insistiendo en “el nombramiento del señor de las ligas”. La contaminación en la opinión pública podría haber continuado, hasta que el aludido Bejarano la cortó de tajo en conferencia de prensa (agosto 6): “No tengo ni tendré nombramiento en el gobierno de López Obrador. Ni él me lo ha ofrecido ni yo se lo he pedido. Es falsa la información difundida en los medios”.        
La transición es larga. Ni se diga el sexenio. Habrá otros rumores. Problema de forma e imagen, en todo caso. Veamos, en cambio, problemas de fondo en la configuración del equipo de gobierno que acompañará a AMLO en la Cuarta Transformación.
 
DIVERSOS, NO DISPERSOS
 
PRIMER problema de fondo: ¿Cómo operarán los 32 delegados que serán representantes únicos del gobierno federal ante gobiernos estatales? Ya tres gobernadores se quejaron de lo que juzgan una intromisión federal violatoria de la autonomía estatal de poderes. No es un asunto menor, por la capacidad e influencia que se otorgará a esos 32 delegados. La articulación política de Morena a nivel nacional, como estructura, es una operación delicada que parece comenzar con esos delegados; tiene que distinguir con firmeza entre  partido y gobierno. No puede repetir errores del pasado seudo federalista. Los 32 delegados serán la primera prueba.
Otro problema de fondo será distinguir entre aliados y participantes directos en el proyecto de Morena. La reconciliación, por ejemplo, no necesita membretes. El congreso sí, aunque los legisladores por el obradorismo deben tener voz propia para defender el proyecto de nación dibujado. 
Otra cosa serán las secretarías: harán trabajo con rendición de cuentas al Ejecutivo que los nombró. Y trato distinto habrá para aliados empresariales que participen en proyectos de coinversión. En suma: ni mismo trato ni mismas reglas, aunque el combate a la corrupción debe ser innegociable. La disyuntiva es: diversidad o  dispersión. La diversidad (de elementos culturales y sociales en torno a una idea común) oxigenará el espacio político. La dispersión frustrará los esfuerzos del gobierno por tener resultados a corto plazo. AMLO y su equipo tienen que hilar fino. Lo mismo, por supuesto, en los estados de gobiernos morenistas que no se mandarán solos.  ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla