Democracia, incertidumbre con esperanza: necesarios el refuerzo y esfuerzo ciudadano

Lunes, 24 de Septiembre de 2018 11:38 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

* Régimen democrático: limitaciones y perfeccionamiento 
* Pastel francés: libertad, igualdad, fraternidad, aun en el horno
* Democracia y valores ciudadanos; sin participación no hay progreso
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
AHORA que se vive la euforia del cambio, que para otro sector es temor de retroceso, me parece pertinente acercarnos a ciertos conceptos. Con la democracia, por ejemplo, sucede como con palabras demasiado usadas: se gastan en su significado primario y adquieren resonancias adicionales que permiten confusión por ambigüedad. Sin embargo, hay tres valores profundos que se le asignan desde la Francia revolucionaria de 1789: libertad, igualdad, fraternidad. 
A propósito del tsunami de Morena, que con su coalición ya tomó la Cámara de diputados con 308 escaños de 500 (más los que se acumulen) es momento de preguntar, con perspectiva histórica: ¿qué le debe la democracia mexicana a los valores primigenios de libertad, igualdad y fraternidad?       
Cuando AMLO presidente electo habla de una república amorosa, la clave democrática es “fraternidad”. Su aspiración toca un aspecto fundamental de convivencia. En México, luego de 161 años de historia republicana, la fraternidad es piel sin huesos. Y si el presidente en funciones, Enrique Peña Nieto, reconoció en su sexto y último informe de gobierno que fallaron en materia de paz y seguridad, entonces de fraternidad ni hablamos. 
Ante este fallo mayúsculo de convivencia, con 30 mil desaparecidos en el camino y desolación en pueblos, la democracia pasó revista y hubo consecuencias: 30 millones de votos que fueron para la izquierda, referéndum contra la actual administración.       
Si AMLO y su equipo van a construir un piso de fraternidad, lo tendrán que hacer devolviendo en los hechos seguridad y paz a la población, no en el discurso de la república amorosa. Ya Alfonso Durazo, Secretario de Seguridad nombrado, ha dicho que reciben un país en ruinas. La fraternidad será una construcción ardua, aunque hay energías sociales que pueden despertarse para ello. Como en el verano estudiantil de 1968, como en el terremoto de 1985. Intuición: el gobierno no ha jugado la carta de la fraternidad, pero el pueblo sí sabe de sobrellevar juntos la angustia y la esperanza. La fraternidad es un pendiente de los valores gubernamentales en México.  
 
DE SIGLO EN SIGLO
 
La idea democrática moderna lleva 230 años perfeccionándose, en la búsqueda de un procesamiento consensuado de los problemas sociales. En esta agenda histórica, la libertad encarna la utopía social: siempre quiere más, no importa lo que obtenga bajo ciertas reglas. La libertad, que tiene su contrapeso en la responsabilidad, es expansiva y valientemente imaginativa. Hoy son derechos ciudadanos algunos comportamientos que antes se juzgaban antisociales.          
Punto clave de la democracia: “nunca ligar a los asociados por un contrato al que no se hayan suscrito libremente”. La idea es del francés Francois Furet y transmite una verdad meridiana: a fuerza ni los zapatos entran. Democracia es libertad de elección. La pregunta es: ¿Así ocurre, por ejemplo, con las políticas sindicales en México?, ¿esta libertad de decidir, es un elemento del engranaje operativo de los partidos políticos?, ¿se han comportado así los gobiernos con la burocracia en servicio?, ¿las instituciones financieras ofrecen con este perfil de libertad sus créditos? De nueva cuenta, México parece reprobar el test democrático. Hay islas de libertad, es cierto, y donde florece la represión aparece la resistencia. El reto de AMLO y MORENA, al iniciar su mandato de gobierno, es contemporizar la mayoría lograda con un ejercicio de libertad. No es fácil. La tentación del mayoriteo ya apareció en las primeras sesiones del congreso, con coros festivos que nombran al presidente electo como escudo protector. Eso es mala señal.                        
 
INVENCIÓN DEL FUTURO
PARA referirse a un aspecto comparativo de las ideas democráticas dominantes en la historia, Francois Furet escribe: “La idea estadounidense de revolución traía en sí misma su propia realización en la fundación de una república independiente, por la Constitución de los Estados y la Constitución Federal de 1987. La idea francesa de revolución pasa de una fase a otra de la historia revolucionaria en la búsqueda de una realización que no se alcanza nunca”. En México, hemos querido fundar una república desde 1857, al estilo norteamericano, pero nos hemos topado con una realización que no se alcanza nunca. 
La llamada Cuarta Transformación, tiene sobre sí un reto histórico: realizar la democracia no como simulacro o artificio, sino como realidad cotidiana. La necesidad y el futuro esperan turno. AMLO sabe que es una oportunidad en mil. Los intereses creados en gobiernos previos jalarán para otro lado. Y un liderazgo político, incluso siendo carismático y estratégico, sin esfuerzos y refuerzos ciudadanos corre el riesgo de caer en un gatopardismo sorpresivo, cuando se trata precisamente de ponerle el cascabel al gato de las viejas costumbres políticas.      
La democracia contiene un dinamismo social en su funcionamiento. Es un detalle técnico que depende de que los votos se cuenten bien (cosa ya lograda), pero también apela a la construcción de valores, lo mismo que a la recuperación de valores perdidos, que pueden funcionar porque simplemente antes no se practicaban. La certeza, en 2018, es que comenzará algo que tiene punto de partida democrático. La incertidumbre, lo dijo Lorenzo Meyer, “es que ni siquiera AMLO sabe bien a bien adónde conducirá”. Bueno: es  incertidumbre con esperanza. (vmsamano@hotmail. com)