Terminar con las acciones clientelares y el lucro con la pobreza, un objetivo

Miércoles, 26 de Septiembre de 2018 00:44 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*El lopezobradorismo se propone rescatar el Estado de Bienestar
*Los votos se deben reflejar en calidad de vida y cambio de régimen
*Un debate político y las necesidades de la gente: la tercera vía
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
UNA VERDADERA política de desarrollo social, anunció María Luisa Albores –futura titular de la Secretaría del Bienestar- durante su estancia en Tabasco para reunirse con los tres gobernadores electos de Morena: Adán Augusto López Hernández, por Tabasco; Rutilio Escandón Cadenas, por Chiapas, y Cuitláhuac García Jiménez, por Veracruz. Que la economía y la democracia se reflejen en el bienestar de las mayorías, el objetivo expresado.
 
Andrés Manuel López Obrador ha ido un poco más allá. Ha dicho que su propósito con una nueva forma de hacer política es lograr “el bienestar material y el bienestar del alma para la felicidad de todos”. La felicidad es una aspiración humana no medible, una utopía; que nos baste con tener los satisfactores necesarios y un entorno de justicia en una sociedad plural, con gente diversa. 
Una labor del gobierno -pero no sólo del gobierno-, es garantizar el acceso a las oportunidades de desarrollo individual y colectivo. Es la aspiración máxima de la organización en comunidad.
María Luisa Albores planteó que la nueva política de desarrollo social, o de condiciones para el bienestar, requiere que los gobiernos trabajen de manera coordinada, integral y transversal; terminar con las acciones clientelares y el lucro con la pobreza.
NO ES SÓLO IDEOLOGÍA
 
LE COMENTABA en mi colaboración anterior que estamos ante un choque de conceptos y acciones sobre lo que puede y debe ser el país. De la Revolución Mexicana surgió un modelo que pregonaba la justicia social, basado en el “Estado Benefactor” (aunque esta definición surgió después de la Segunda Guerra Mundial); con sus altas y bajas, este tipo de gobierno fue defendido –por lo menos en el discurso- hasta la llegada del sistema neoliberal impulsado por Carlos Salinas, cuyas bases fueron puestas por Miguel de la Madrid.
Precisamente la ruptura en el grupo gobernante en 1988 con la Corriente Democrática neocardenista y luego el Frente Democrático Nacional (FDN), dio paso a una alternativa de la que finalmente López Obrador se convirtió en líder y la impulsó como programa de gobierno. Sus críticos afirman que es un salto al pasado; sus defensores la conciben como una esperanza de mejor futuro.
Aunque después de la Segunda Guerra Mundial aparece con mayor fuerza el concepto de “Estado Benefactor” para un “Estado de Bienestar”, como también el término de “Tercera Vía” entre el comunismo y el capitalismo depredador, México ensayó desde las primeras décadas del siglo pasado un esquema de economía mixta en la que coexisten el mercado y el Estado, pero con preponderancia de este último para –teóricamente- asegurarse que la riqueza nacional beneficie a las mayorías.
No fue definida como tal, pero esa tercera vía se aplicó con mayor énfasis en nuestro país durante el gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-1940), de ahí que en el ideario de López Obrador exista una referencia innegable a lo que conocemos como cardenismo. No resulta casual que el proyecto de AMLO descanse en la recuperación la industria petrolera, fomento de las inversiones nacionales y el impulso a las tareas productivas en el campo. 
 
ASISTENCIALISMO Y AUTOGESTIÓN
 
ESTE PROYECTO requiere necesariamente de una dirección nacional, una planificación  y un liderazgo. La convocatoria a los tres gobernadores electos en el sureste –Tabasco,Veracruz y Chiapas-, es un adelanto del papel que López Obrador les asignará como bloque con objetivos.
Uno es el caso de la industria petrolera. Junto a la recuperación de las seis refinerías –dos de ellas en Minatitlán, Veracruz, y en Salina Cruz, Oaxaca-, está la anunciada construcción de una nueva en Paraíso. Otro el de la generación de electricidad, con un papel fundamental de Chiapas.
También la promoción del empleo en el campo. Albores  confirmó que en diciembre iniciará el programa de reforestación. Al tiempo que se sigue con el proyecto del Tren Maya que cruzará por cinco estados del sureste.
Esto sin ignorar otra serie de medidas “para el bienestar”, como las becas para estudiantes, la doble pensión para adultos mayores (68 años en zonas urbanas y de 65 años de comunidades indígenas), apoyos a las personas con discapacidad, etcétera.
¿Cómo cambiar el asistencialismo por la autogestión y el desarrollo? Este será el desafío a corto plazo del nuevo gobierno, sin ignorar que la casi sobrevivencia de un amplio segmento de la población es resultado de un Estado del no bienestar, con políticas que llevan más de 30 años.
 
AL MARGEN
 
LA GENERACIÓN de 1968, hace 50 años, “expresó de manera incipiente la necesidad de cambios democráticos en la vida de México”, afirmó el gobernador Arturo Núñez al recibir la condecoración “Victoria de la República”, otorgada por la Academia Nacional de  Historia y Geografía. Luego de valorar las aportaciones de la generación liberal del periodo de la Reforma, encabezada por Benito Juárez, el galardonado hizo referencia a las reformas político electorales posteriores al 68, en especial las de 1989, 1990 y 1996. La pasión política y el grado de beligerancia alcanzados en varios conflictos postelectorales ponían en riesgo la estabilidad política y la paz social, dijo y agregó: hubiera sido una tragedia nacional que la organización política surgida en 1929 para poner fin a la violencia en la disputa por el poder concluyera con violencia. Sería el fracaso de la política.
En octubre de 1968 los mexicanos conocimos una de las caras de la tragedia surgida de la negación de la política y la cerrazón del poder. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )