Cultura política y espacio público: redes tiburoneras contra ciudadanos

Miércoles, 31 de Octubre de 2018 00:20 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*Difícil moderación; descontón desde el anonimato o el montón      
* Redes ¿anti? sociales: los extremos se tocan y se rompen
* Plebiscito virtual: tecnología que polariza, confronta y paraliza 
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
NUNCA sale sobrando hacer un alto en medio del vértigo de los días. Alguien grita y todos terminamos gritando; nadie escucha. De entre la muchedumbre lanzan una piedra, es el llamado de la selva. Caen miles. Puede ser emocionante para algunos linchar al adversario, pero esa misma barbarie se vuelve contra uno. Permítame cambiar un poco la conversación.
Con las redes sociales virtuales no hay manera, dictamina el norteamericano Jonathan Franzen, una de las voces más críticas de la comunicación digital: “No pienso entrar en Twitter, la gente constantemente me invita a hacerlo, dicen que debería meterme, defenderme. (…) Las redes sociales (virtuales) son como las especies invasoras, simplemente toman el control. Las puedes fumigar, pero no servirá de nada”.
Redes virtuales, tiburones que muerden a mansalva. Comentarios extremistas, sin matices, resultan tendencia dominante (trending topic), mientras que las ideas con fundamento y tono moderado se van a la basura (spam). Tienen un potencial democrático que se desperdicia con la exageración potenciada por lo virtual, argumentos sin sustento, la ofensa y la descalificación del adversario. Las “redes”, con ese funcionamiento, son campo minado para la discusión racional.    
La técnica digital está blindada, justo como los mercados y sectores financieros: siempre neutrales (en apariencia) y ganadores. Se han colocado en el centro del sistema mundial. La globalización manda y las redes tienen cobertura y clientes. El anonimato no importa. Al contrario, estimula manipulaciones (bots, cuentas fantasmas, siembra de rumores) y la simplificación del discurso. 
Puede criticarse a las redes digitales y el grueso de la población urbana sin duda seguirá (seguiremos) usándolas. Lo dijo con todas sus letras Franzen: “El capitalismo es experto en devorar todo aquello que atenta contra él: no tiene más que convertirlo en un producto para neutralizarlo”. Incluso la crítica a las redes sociales virtuales se convierte en un producto mediático, utilizado por apartados del sistema, hackers y blogueros independientes. La pregunta es inquietante: ¿cómo robar a los ladrones? Y es que con la neutralización de cualquier crítica, convertida en parte del paisaje, el mercado roba de nuevo.
   
IDEOLOGÍA COMO TECNOLOGÍA
 
EL USO de un medio/plataforma de comunicación puede encontrar espacios de libertad, hoy inadvertidos. Las redes virtuales siguen en proceso exploratorio, como parte de las opciones ciudadanas. Otra cuestión es la base económica y la lógica de contenido que se privilegia. Explica Franzen: “conviene recordar que hay una estructura económica en torno a la Red y que, a la hora de cliquear, la mayoría elegirá la opción más sensacionalista o más ruidosa. Mientras los clicks sean la unidad de medida para quienes dominan la economía de Internet, las opiniones sensatas estarán condenadas”. Eso es lo que se acentuó, por ejemplo, en el 2018 mexicano: la moderación se fue de paseo. El pseudo radicalismo se instaló en las redes. 
Sobre la cultura ciudadana, es importante ubicar las redes como una entre varias posibilidades de comunicación, no la única. Es un aprendizaje a reforzar día a día. Se necesita alfabetización digital. La ciudadanía  activa debe cambiar hábitos. Por ello, ironiza Franzen: “Me ofende que digan que soy enemigo de Internet. Lo que he dicho a veces es que Internet propicia la autopromoción, el trabajo gratuito y otras cosas perjudiciales para la comunidad a la que pertenezco, la de los lectores y los escritores”. Hablar de las redes importa, porque se han colocado como decisorias en un debate ausente.
   
PERIODISMO Y CIUDADANÍA       
 
LA MULTICITADAS redes permiten que circulen mensajes de todo tipo, con individuos de antecedentes y objetivos variopintos. Derecho irrenunciable; incluso, es cierto tipo de periodismo. Pero eso no significa eliminar parámetros de respeto y de profesionalismo en el manejo de datos. El ciudadano que usa la plaza pública, debería conocer reglas del oficio periodístico. 
Otra vez Franzen: “Quienes dicen que no es necesario el oficio ejercido a la vieja usanza, no son capaces de explicar cómo lograrán extraer sentido de una tonelada de cables diplomáticos sin la ayuda de profesionales.” Entonces se decide: un grupo de voluntarios hará el trabajo. Pero ¿Tienen esos voluntarios alguna experiencia en el tema que tratan los cables? ¿Llevan 20 años escribiendo sobre esos asuntos? No. 
Franzen de nuevo: “las filtraciones de Wikileaks son irrelevantes desde que no las trabajan los grandes medios. Toda esa monserga de la democracia digital (…) está logrando que sea cada vez más complicado que paguen a los reporteros por trabajar. La obscena riqueza de las grandes plataformas de Internet se sustenta en que los usuarios generen contenido gratis. ¿Por qué iban Google o Facebook a empezar a pagar? Les gusta que la gente regale su trabajo”. Es el sistema: mientras menos paguen por el trabajo, mejor. Problema económico y de contenido. ¿Hay lugar para el periodismo (y el trabajo) de toda la vida? ¿Deberían pagar a la gente por ello? Sin duda. Pero algo nos dice también que al paso que vamos la gente tendrá que pagar por trabajar.
 
AL MARGEN
PREVISTA para presentarse este mes, la estrategia de seguridad de López Obrador aún está en proceso. Hoy se conocerá la nueva fecha. Prevé dividir al país en 265 regiones de acuerdo a la incidencia delictiva.
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