Liderazgo político en México: más allá del carisma, cambio con responsabilidad

Lunes, 24 de Diciembre de 2018 00:55 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria                            

     
* Actitudes: liderazgo que influye.   
* Comportamientos: políticos cercanos a la ciudadanía.    
* Prueba de resultados: el plato y la sopa.   
Víctor M. Sámano Labastida   
 
EL NUEVO gobierno federal plantea un eje ético directamente relacionado con AMLO y su trayectoria pública. Cuarenta  años de lucha social y 18 en el diseño de un proyecto de nación conectado con la historia: la Cuarta Transformación (4T), que –no dicen- significa  repensar ideas de la Independencia, la Reforma y la Revolución. Carga pesada para los hombros de cualquier político, pero ya conocemos la perseverancia del personaje.
El liderazgo de López Obrador es potente y actuante. Lo reconocen sus adversarios. Por ello, hay que detenerse en la influencia del liderazgo político en México para la transformación de la vida pública. AMLO habla de ‘regeneración’. Es singular la fórmula que se desprende del discurso público de AMLO: sin ciudadanos no hay liderazgo. A la inversa, la fórmula es: sin liderazgos responsables no hay ciudadanos activos. Por ello el tema de un liderazgo político ampliado, más allá del imán AMLO, debe plantearse en la coyuntura de inicio de sexenio.    
    
NO IMITE AL LÍDER:
OBSERVE DICHOS Y HECHOS  
 
CUANDO se trata de gobernar, “la premisa es que el liderazgo político importa. Es decir, que de algún modo la persona que desempeña un puesto de responsabilidad tiene capacidad para influir en los resultados políticos”. Esta cita y las siguientes pertenecen al libro La urna rota: la crisis política e institucional del modelo español (varios autores, editorial Debate, 2017). Como no existe equivalente nacional, son útiles estas reflexiones a partir de un problema común: la crisis de partidos políticos y liderazgos tradicionales.     
“Si el ciudadano considera que da lo mismo un líder que otro porque no tienen capacidad para hacer políticas, ya que las decisiones están en manos de ‘los mercados’, entes lejanos, la Casa Blanca, las fuerzas de la Historia, Dios o las dinámicas sociales, probablemente comete el mayor error de la democracia: no seleccionar por hacer tabla rasa de los políticos”. México 2018 fue selección de liderazgo a través de la elección presidencial. El ciudadano no hizo tabla rasa: seleccionó.  
De cualquier modo, un líder no lo puede todo: “No estamos diciendo que los líderes políticos sean omnipotentes. Es obvio que afrontan dilemas y restricciones continuamente, pero el planteamiento esencial de un nuevo gobierno es que los dilemas políticos tienen respuestas políticas. Y dado que esto es así, el rol de aquellos que elegimos para darlas es importante”. Las respuestas de AMLO y Morena tendrán evaluación ciudadana en las urnas, a la mitad del sexenio.       
 
POLÍTICOS DE ESTE PLANETA  
 
“LA SEGUNDA premisa que asumimos es que nuestros representantes no son una extraña raza que viene de otro planeta. Una parte del discurso público consiste en señalar que los políticos son una casta ajena y completamente desconectada de la ciudadanía. Esta idea debe rechazarse con firmeza.” Aquí tenemos la diferencia central entre AMLO y otros políticos en México: la cercanía con la gente, incluso física, permite la construcción de un discurso incluyente y verosímil para el ciudadano de a pie. Esta capacidad de conexión ciudadana falta en otros líderes de Morena y plantea un reto interesante de cara al relevo presidencial en 2024. Es adelantar mucho las vísperas, pero se trata de un problema de liderazgo para el partido/movimiento que en cuatro años  accedió al poder.                 
 
MARGEN DE MEJORA EN POLÍTICA
 
LOS POLÍTICOS, si hay rendición de cuentas, son bastante mejorables. En este sentido, importa que AMLO hable de “barrer la corrupción como las escaleras, de arriba hacia abajo”. El ejemplo arrastra, pero no basta. La cabeza del Poder Ejecutivo encarna un eje ético que no existió por 80 años en México. Tendríamos que remitirnos a Lázaro Cárdenas y la expropiación petrolera de 1938. 
“Sería injusto generalizar y decir que todos ellos [los políticos] son malos. De hecho, primero tendríamos que ser capaces de definir lo que es un ‘buen político’, algo de por sí muy discutible. Ahora bien, si aislamos elementos intangibles como el carisma, la visión, la oratoria, la campechanía u otras virtudes, podríamos quedarnos con tres componentes observables estrechamente relacionados”. ¿Cuáles serían estos componentes, la materia prima del buen político? 
“El primero se basa en los comportamientos, o en qué medida el representante se ajusta a su mandato”. AMLO ha ejecutado su carta de navegación política con firmeza: mandato del cambio.
“El segundo se basa en la competencia, o en qué medida está preparado para desempeñarlo”. Por lo que se ha visto en el primer tramo de gobierno, AMLO maneja visión de largo plazo y respuesta rápida frente a la coyuntura. Su equipo ha mostrado desequilibrios. Corre el tiempo, deben adaptarse rápido.
 “Y el tercer componente son los resultados, o en qué medida logra sus fines. Si se analizan estos tres aspectos y se tiene una visión mínimamente exigente, es fácil concluir que para los políticos hay un amplio margen de mejora.” Se trata de no sacarse de la manga a una nueva clase política. México tiene que cambiar parámetros de actuación gubernamental con los políticos existentes y la reserva civil. Se espera un vuelco para regenerar la vida pública, junto con las nociones de bienestar y convivencia. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla