AMLO, Fox y Calderón: desencanto, pleitos y las promesas incumplidas

Viernes, 08 de Febrero de 2019 00:41 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria

*Choques y debate arriba; los de abajo como espectadores
*Importa conocer los intereses en juego, esclarecer proyectos  
*Un conflicto que viene de lejos, partidos que pierden identidad
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
LOS PLEITOS DE ARRIBA se resuelven arriba, me decía un lector que había escuchado de un ciudadano de a pie. No es casual: en México históricamente la masa, la base, la gente, sólo cuenta como número y receptora de promesas durante las campañas y las votaciones; después, todo se decide en las alturas. Pero de alguna manera los debates públicos sirven para dar luces de algo más profundo. En una colaboración anterior me referí a la confrontación AMLO, Salinas, Zedillo, Peña, Echeverría. 
Por el número implícito de menciones frente a otros expresidentes (“no voy a decir nombres”, ya es locución clásica de AMLO), Felipe Calderón y Vicente Fox merecen una reflexión crítica, dados los intereses que hacen evidentes con sus acciones y lo que significan (todavía) en el espacio público.
Como portavoces del panismo, Fox y Calderón entonaron el adiós. No buscaron, por motivos diferentes, la reestructuración del partido político con el registro más antiguo, surgido en enero de 1936. Son 80 años de brega y son las horas más duras para el PAN que en las alianzas electorales de 2018 (PRD y MC) terminó por desdibujar su identidad. La mezcla derecha-izquierda no interesó al electorado nacional.
La identidad panista ya venía resquebrajada. Es significativo cómo Fox declaró en 2012 su preferencia política por el priista Enrique Peña Nieto, mientras que Calderón dejó de apoyar al PAN en 2018 para abrazar la candidatura independiente de su esposa Margarita Zavala. Ahora el matrimonio busca el registro de su propio partido, ‘Libre’.
Fox mira su personal interés y sobrevivencia política. Aunque tiene un pie en el PAN, su otro pie y -sobre todo- su boca no hablan idioma blanquiazul. Las muertes de Rafael Moreno Valle y Martha Érika Alonso, figuras emergentes en el PAN, fue lamentada por él con un genérico “luchadores por la democracia y la sociedad civil”. El logotipo del PAN, es pálida sombra. La fundación Fox pesa más.   
Fox y Calderón importan por su condición de expresidentes; se les señala como parte de quienes tejieron la desigualdad moderna.
                     
PAN CON HISTORIA
 
HAY QUE distinguir entre el PAN surgido de la sociedad civil, sin mano gubernamental, en enero de 1936, y la organización política de perfil empresarial que accedió al poder en el 2000. Fue mutación que pasó de la exigencia democrática a la cohabitación con el sistema político vía modelo económico.    
La derecha con aliento democrático tuvo en el PAN representante digno en el sistema político tradicional. Fue la primera opción de cambio político que identificó la ciudadanía con perfil social medio-alto. Después de la crisis económica de 1982, con el peso en el tobogán (600% de devaluación), la clase empresarial visualizó la necesidad de una alternativa real (su alternativa) frente al PRI. Las fisuras del sistema, en sentido político, comenzaron ahí, con la decisión empresarial de un plan B electoral, para salvaguardar estabilidad de negocios y los ceros de sus fortunas.  
Ha corrido mucha agua debajo del puente panista. Lo que comenzó como “brega de eternidad” desde la oposición, se convirtió en repetición de vicios del sistema cuando el PAN alcanzó el gobierno federal. Un hecho reconocido por los panistas autocríticos.                          
 
EL CLUB DE LA PELEA             
 
EN SU AFÁN de construir cierta oposición a la denominada Cuarta Transformación (4T), Fox y Calderón se dedican a colgarse de los dichos de AMLO que apuntan hacia ellos y armar pleito callejero con fake news incluidas (noticias falsas). 
Veamos hechos recientes de esta historia: Fox se ha defendido de la lucha de AMLO contra el huachicol diciendo: “en mi sexenio no existía esa palabra”. Curiosa defensa de sello verbal, mientras la realidad indica que por el robo de combustible, en el sexenio de Fox (2004/2005) se quiso ‘marcar’ la gasolina de Pemex con un químico, para distinguirla del combustible pirata. El entonces presidente paró todo vía controversia constitucional. Hay expediente del caso en la Suprema Corte de Justicia. 
Felipe Calderón retó (febrero 4) a un debate mañanero a López Obrador, a propósito de su participación como asesor en la empresa española Iberdrola, que distribuye energía eléctrica a grandes consorcios en México. AMLO explicó que Calderón manejó, como presidente, contratos subsidiados a Iberdrola, y que después Calderón, al terminar su mandato, se colocó como asesor de esa firma. “¿Cómo se le dice a eso: coyotaje, conflicto de interés, qué es eso?”, preguntó AMLO en su conferencia mañanera. Calderón alegó públicamente que su contrato como asesor fue en otra empresa, la estadounidense Agribirt, que luego se supo tiene el 81% de la acciones de… Iberdrola.  
La oposición de Fox y Calderón a AMLO es voluntariosa, sin propuestas, impregnada de desencanto. Hay también conciencia intranquila por promesas incumplidas desde el Poder Ejecutivo. Se entiende la resistencia a AMLO, por la biografía de choque: desafuero 2004 y conflicto poselectoral 2006. Pero la oposición que debe enfrentar la 4T necesita argumentos sólidos, que convenzan al ciudadano. Hay demasiada confusión para agregar más. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla