Neoliberales y post neoliberales. México el laboratorio del cambio en una AL que retrocede

Martes, 02 de Abril de 2019 00:28 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria/ en Ventanasur/Presente/Hora y 20 noticias

 
*Una transformación que debe evitar la desestabilización
*Mensajes tranquilizadores para los dueños del dinero
*Altas expectativas, demasiadas limitaciones en la realidad
 
Víctor M. Sámano Labastida
 
RECIENTEMENTE el politólogo francés Alain Rouquié, calificó a Andrés Manuel López Obrador como un “posneoliberal”. El mismo presidente AMLO anunció ante los asistentes a la 82 Convención Bancaria en Acapulco, Guerrero, el inicio del “posneoliberalismo”. Ya desde su toma de posesión en diciembre había declarado cancelada la política económica neoliberal aplicada desde hace 30 años; comenzaba una nueva época, que políticamente se promueve como la Cuarta Trasformación. 
No es novedad lo dicho por Rouquié, aunque cobró actualidad porque el también diplomático recibió en nuestro país el premio “Daniel Cosío Villegas” que entrega el Colegio de México. Curiosamente, el Colmex surgió de la llamada Casa de España creada por el presidente Lázaro Cárdenas para dar cabida a los intelectuales de la Península exiliados por la dictadura de Francisco Franco. Ocurre en pleno debate sobre la colonización española.
 
MUCHO MÁS QUE CONCEPTOS
HABLAR de “neoliberales” y “posneoliberales” podría parecer un juego de palabras. Incluso el lector común, el ciudadano de a pie, juzgaría ocioso ocuparse del tema porque lo que le importa es la vida diaria, lo que debe hacer para procurarse el sustento y fincar su futuro. Sin embargo, la experiencia nos indica que la lucha cotidiana por ganarse la vida no es ajena al régimen económico y político que prevalece en un país…Más aún ahora que la organización económica está globalizada.
Dijo Rouquié que AMLO es posneoliberal “lo que significa que es neoliberal porque no hay otra”.  Y explicó su punto de vista en un diálogo con  Sonia Corona, periodista de El País (Madrid): “ser posneoliberal es aceptar algunas cosas que no puede cambiar y cambiar las que puede. Es realismo político, es pragmatismo, es la diferencia entre la política interior y la política exterior. Adentro puede decir ‘la mafia me quitó la presidencia’, pero frente a Estados Unidos y el Tratado de Libre Comercio dice ‘ustedes lo aprueban, lo aprobamos nosotros y ya está'” Un complicado equilibrio.
En el reporte de la agencia EFE sobre la convención de los banqueros (23 de marzo), podemos encontrar algunas de las claves de la política lopezobradorista o posneoliberal: una reconciliación con el sector financiero, o por lo menos una señal de no confrontación.
 
DE LA CAMPAÑA AL GOBIERNO
 
DESTACA el reporte de EFE: “Lejos quedó el tenso ambiente de la convención bancaria del año pasado en la que López Obrador acudió como candidato presidencial del izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y fue recibido con muy poco entusiasmo.
“En esta ocasión –prosigue-, el ya presidente de México sí logró arrancar los sonoros aplausos de los cerca de mil asistentes de la 82 convención bancaria celebrada el 21 y 22 de marzo”. ¿Qué les dijo a los hombres del dinero? Bueno, entre otras cosas que desde la Presidencia no se promovería ninguna ley que regule o controle el cobro de comisiones bancarias…Aunque también “desató euforia con un alegato a favor de la libre competencia, que según dijo es la única forma para regular los costos de las comisiones, y al reiterar que siempre respetará la independencia del Banco de México”.
Añadió el despacho periodístico que “con su habitual tono de sermón, López Obrador instruyó a los banqueros que la intención de mantener la “estabilidad económica" no es incompatible con la “transformación” que quiere para el país”. Transformación con estabilidad. ¿Es posible?, el presidente cree que sí, “con la participación de todos”.
Un desafío complejo en un país donde construir equilibrios implica renunciar a privilegios. Es por eso que mantiene un mensaje que agita a sus simpatizantes y tranquiliza al capital.
 
CAMBIAN LOS VIENTOS
SEGÚN Francisco López Segrera, historiador y politólogo cubano, entre 1998 (Venezuela) y 2014 (Ecuador), se registra “el ascenso y consolidación” de los proyectos progresistas posneoliberales:  Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, Paraguay y Honduras.  “En estos dos últimos países –refiere-, la derecha desalojó del poder a los presidentes elegidos democráticamente mediante golpes de estado blandos, y en los demás países se produjeron o bien intentonas de golpe de estado fallidas (Venezuela, Ecuador, Bolivia) o intentos de desestabilización de diversa índole. Esto muestra que la derecha se había replegado, pero que esperaba su oportunidad para restablecer los poderes oligárquicos, como ha hecho recientemente mediante elecciones presidenciales en Argentina (2015) o un golpe de estado parlamentario en Brasil (2016)”. (Crisis del posneoliberalismo y ascenso de la nueva derecha).
Como puede observar el lector, en los países mencionados por el especialista surgieron gobiernos de muy diversas características; de la misma forma podríamos añadir que la primera gran crisis política visible del sistema neoliberal se observó en México durante 1988, cuando el movimiento encabezado por Cuauhtémoc Cárdenas echó abajo el control hegemónico del sistema administrado por el PRI; de aquel proceso surgió el liderazgo de López Obrador.
Ahora, México es un punto de referencia para saber hasta dónde es posible cambiar de modelo económico imperante sin provocar la respuesta desesperada de los beneficiarios de ese sistema. El primer paso, me parece, es que los protagonistas de esa transformación comprendan de qué se trata. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )