Un Plan Marshall para el Sureste;Tabasco requiere cambiar de modelo

Viernes, 12 de Abril de 2019 00:51 Editor
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 Escala Cr{itica/Columna diaria

 
*Frenar el saqueo de recursos, pero con proyectos productivos
*Oportunidad de construir una alternativa con Centroamérica  
* Sólo Veracruz y Chiapas entre los diez estados agropecuarios
Víctor M. Sámano Labastida
 
LAS GUERRAS ocasionan devastación. Traen como resultados desastres humanitarios, destrucción de la economía. Existen otro tipo de catástrofes silenciosas resultantes de la economía extractiva, aquella que sustrae los recursos de una región para el desarrollo de otras o para la concentración de la riqueza en el país o en el extranjero. El daño no es sólo en la producción y el reparto de los bienes, ocurre también un perjuicio cultural. Se ha dicho que el sureste, en especial Tabasco, padece estos efectos.
En esto coinciden algunos economistas y también ha sido el diagnóstico de gobernantes. En este último caso, los críticos sostienen que es una justificación ante la ineficiencia. Partiendo de una dura realidad, observamos que hay un notable atraso en estados como Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Guerrero, entre otros. Y no porque la gente sea floja, como sostiene el gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, o porque no tenga recursos; hay factores históricos.
Le decía en una colaboración anterior que por lo menos en 16 estados del país las transferencias de dinero federal componen más del 90 por ciento de su presupuesto. Una altísima y grave dependencia; esto no se debe –como quieren hacernos creer- a la “baja productividad” de sus economías, sino es en parte resultado del modelo fiscal imperante.
Trataré, amable lector, de no cansarlo con elucubraciones económico financieras –además insondables para el columnista-, sino referir un tema que ha estado en boca de candidatos, estudiosos, especialistas y ciudadanos comunes: la necesidad de un plan de rescate y reforma al desarrollo del sur sureste; otra forma de hacer las cosas. Se habla inclusive de una especie de “Plan Marshall” para la región.
 
OPORTUNIDAD ES POSIBILIDAD
QUIZÁ la propuesta del nuevo gobierno, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, sea la oportunidad histórica de hacerlo. No sólo por el paisanaje y por su origen social, sobre todo por el proyecto de otro modelo económico nacional.
Le comento que después de la devastación resultante de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Estados Unidos impulsó en 1948 un “programa de recuperación” conocido como Plan Marshall. No tenía sólo intereses humanitarios; era un esquema para evitar que los países en bancarrota arrastraran al resto y, sobre todo, para impedir que se propagara el comunismo. El objetivo fue una veintena de países. Claro, la condición implícita o explícita era que el capital estadounidense controlara los sectores estratégicos. Hay quienes niegan la eficacia del modelo estadounidense, pero…
Hablar del “Plan Marshall” remite a programas de emergencia para un desarrollo sostenido. Desde hace unos diez años o más se menciona la necesidad de reconstruir la economía –y por lo tanto de la sociedad-, para los estados afectados por la devastación petrolera y otro tipo de explotación de sus recursos naturales.
Recientemente, López Obrador y su canciller Marcelo Ebrard calificaron como “Plan Marshall” a la propuesta hecha a Estados Unidos para impulsar las economías de Centroamérica y del sureste mexicano contra la migración masiva.
TABASCO ES CENTROAMÉRICA
EL UNO de diciembre, AMLO consiguió de tres gobiernos centroamericanos el acuerdo para un Plan de Desarrollo Integral, aprovechando la asistencia de representantes de Guatemala, El Salvador y Honduras a su toma de posesión. 
La subsecretaria de Hacienda, Victoria Rodríguez Ceja, fue más allá. Afirmó que los proyectos para construir el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas, la plantación de árboles frutales y maderables, así como la modernización del tren de carga del Istmo y la reconfiguración de la refinería de Salina Cruz son parte de los compromisos de inversiones por 25 mil millones de dólares acordados entre México y Estados Unidos para frenar la migración desde Centroamérica…y también debería serlo desde el sureste hacia el centro norte, así como al extranjero.
Desde el 4 de julio del 2018, apenas pasadas las elecciones y en su primera reunión con empresarios, López Obrador se comprometió a priorizar las inversiones para el impulso agropecuario en el sur-sureste. 
Un reporte del diario Reforma (5/julio/2018) indicó: “En 2017, 63 por ciento del valor de la producción nacional se obtuvo de 10 estados, dónde sólo destaca Veracruz y Chiapas como entidades del sur, pues el resto son del norte y bajío, según datos de la Secretaría de Agricultura. El primer lugar lo ocupa Jalisco con un monto de 131 mil 231 millones de pesos, mientras que la producción de Veracruz generó un valor de 72 mil 608 millones de pesos y Chiapas sólo 37 mil 802 millones de pesos, según el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA)”. 
Entre los diez estados con mayor producción agropecuaria –sin incluir la pesca- sólo aparecen Veracruz y Chiapas. Por ahí habrá que empezar, con la ventaja (puede ser) de tener el motor energético.
 
AL MARGEN
COMO le adelantamos, un intenso y rápido cabildeo permitió que el Senado aprobara a dos de los tres candidatos propuestos por López Obrador para integrar el Consejo de Administración de Pemex. Ayer mismo el presidente de la Cámara Alta, Martí Batres, tomó protesta al tabasqueño José Eduardo Beltrán Hernández, ex secretario de Gobierno con Enrique González Pedrero, y a Juan José Paullada Figueroa; sólo fue rechazado Edmundo Sánchez. Se logró evitar repetir el caso de la Comisión Reguladora de Energía, donde en dos ocasiones rechazaron las ternas del Presidente. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )