Sigue la austeridad, pero ahora se requiere mayor inversión pública para el crecimiento

Lunes, 09 de Septiembre de 2019 12:13 Editor
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 *Entregan el proyecto de presupuesto para 2020; tres prioridades

*No se puede repartir lo que no se produce, reconoce López Obrador 
*Fue urgente la intervención con programas sociales, ahora otra etapa
Víctor M. Sámano Labastida
 
AYER fue enviado a la Cámara de Diputados el proyecto de Presupuesto del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para 2020. Tradicionalmente se confunde el “presupuesto” con los recursos que una administración tiene efectivamente, que sólo basta repartirlos; pero en realidad se trata del cálculo, planificación y formulación anticipada de los gastos e ingresos, sujeto a que se cumplan las circunstancias de ingresos…y gastos. Es por eso que a veces hay déficit o superávit.
Una característica del presupuesto público mexicano fue su alta dependencia de los recursos provenientes de la venta de petróleo crudo. Llegó a representar el 45% para tener una paulatina y obligada baja; en 2012 todavía significaba en 40% del dinero disponible.
Se recordará la traumática experiencia de 2016 al 2018 cuando el gobierno de Enrique Peña Nieto anunció recortes a los recursos públicos obligado por la caída del precio del petróleo. Para 2019, la administración de López Obrador invirtió la fórmula; decidió que Pemex se quedara con la mayor parte de sus ingresos para invertir en su rescate. Esta política seguirá hasta el 2021, esperando que para los siguientes tres años (2022-2024) una industria petrolera fortalecida permita financiar un ambicioso proyecto de desarrollo.
Si la dependencia económica respecto a Pemex en nivel federal resultó riesgosa, más lo fue para los estados cuyo presupuesto se integra con más del 80% de recursos entregados por la Federación. En el caso de Tabasco hasta el 96%. 
 
SIN MARGEN DE ERROR
 
AUNQUE en la elaboración del presupuesto del 2019 el equipo de López Obrador participó desde los primeros días en que se oficializaron los resultados de las elecciones de julio de ese año, es en el de 2020 cuando ya se podría hablar de un cálculo propio real de ingresos y egresos, a partir también de la experiencia de la distribución de recursos –y sus consecuencias- para el ciclo que está por concluir.
El presidente reiteró que no habrá nuevos impuestos y tampoco aumentará la deuda. Confía en que el financiamiento disponible saldrá “cortando de tajo la corrupción y con austeridad republicana”. Nuevamente ratifica los principios con los que inició su administración: combate a la corrupción y más austeridad. Los empresarios advierten la necesidad de una mayor inversión pública de carácter productivo; el Estado sigue siendo el motor de la economía.
Tal como lo había anunciado López Obrador, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ratificó el compromiso de un ejercicio racional, eficaz y eficiente del gasto. Aunque se supone que son las premisas de una buena administración, México tiene amargas experiencias de incumplimiento.
El gobierno de AMLO no se puede dar el lujo de equivocarse, porque las expectativas ofrecidas son muy altas y en muy corto tiempo. La llamada Cuarta Transformación y el cambio de un modelo neoliberal a uno de bienestar, requiere esfuerzos profundos.
 
CRECER CON EQUIDAD
 
SEGURAMENTE a estas horas usted ya conoce los detalles de la propuesta de Presupuesto federal 2020, que AMLO anunció daría a conocer el titular de la SHCP Herrera Gutiérrez, quien relevó a Carlos Urzúa. Previo a su visita a la Cámara de Diputados, donde Morena tiene la mayoría, confirmó que los recursos federales darían prioridad a tres rubros: bienestar social, seguridad y la industria petrolero. Algo que sucedió durante este año. También aseguró que de acuerdo a las instrucciones del Presidente no habrá nuevos impuestos, aunque sí  varios instrumentos para tener mayor recaudación.
Aunque López Obrador insiste en “cortar de tajo la corrupción” y en una efectiva “austeridad republicana”, como medidas para contar con financiamiento, reconoce que es necesario un mayor crecimiento económico con una clara política de reparto social: “porque esto significa que haya más riqueza y distribuir el ingreso. No se puede repartir riqueza, si no se produce”. (16 de agosto, 2019)
Algunos de sus críticos han señalado que el gobierno se ha tardado en abrir la cartera de inversión productiva, lo que ha tenido como resultado una parálisis en la economía; por su parte el equipo del Presidente sostiene que el apoyo a la población más vulnerable era urgente para romper la viciosa espiral del empobrecimiento. No podíamos crecer porque cada día había más pobres, y aumentaba la población con carencias básicas por el modelo de concentración de la riqueza. Se requería de una cura de shock.
Ahora bien, puede afirmarse hasta ahora que por lo menos en lo que respecta a la economía y a la estabilidad no se cumplido los más negros pronósticos: fuga de capitales, paros y huelgas, masivas protestas, violencia social (no criminal, que esa es una asignatura pendiente). Aunque es muy pronto para ver resultados, se espera que 2020 comience un lento proceso de recuperación.
AL MARGEN
CLARO, se requiere de inversión pública; secar la economía es muy riesgoso. En el proyecto de presupuesto entregado ayer deberá contemplarse esta inyección de recursos para evitar un explosivo desempleo. El documento federal tendrá que ser aprobado a más tardar el 15 de noviembre, en una votación del pleno de diputados con más del 50% de los presentes.  La mayoría de Morena asegura que pase el filtro, pero deberá ocurrir en el mayor consenso posible. ( Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla )