La tragedia de Torreón: valores, familia, educación y gobierno en el siglo XXI

Sábado, 18 de Enero de 2020 00:53 Editor
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 Escala Crítica/Columna diaria     

*Construir un espacio público ejemplar, tarea en marcha               
*En Torreón: drama multifactorial, sin causa única
*Educación integral, no fragmentaria: debate pendiente 
 
Víctor Manuel Sámano Labastida
 
COMO eje de su discurso para enfrentar inseguridad y violencia, el presidente Andrés Manuel López Obrador habla de formación en valores. A veces el término puede parecer hueco, porque lo hemos escuchado desde hace años, e incluso ha sido un elemento para los mercaderes y para los pretextos. Pero vivimos, o debemos vivir otros tiempos. La realidad lo exige.
Dice AMLO: “Las familias, niños y jóvenes, son núcleo de convivencia y transformación. Necesitamos una respuesta cultural frente a la violencia imperante”. Es hora de tomar en cuenta rasgos estructurales de la sociedad para combatir la estela de violencia que padecemos. El Presidente busca predicar con el discurso y el ejemplo.
       
EN BUSCA DEL MOTIVO PERDIDO
 
ES PRECISO un alto en la reflexión política cuando a nivel social ocurren tragedias como la del Colegio Cervantes en Torreón (enero 13): un niño de 11 años de edad disparó, con armas de su abuelo, a una maestra y a seis personas más, para luego suicidarse. Dos muertos, seis heridos y delicadas interrogantes sobre la salud de México. Igual que un incendio paraliza todo, los hechos de Torreón se erigen desafiantes para interrogarnos sobre el futuro de nuestra sociedad.    
El impacto cultural de tragedias de este tipo obliga a repensar cómo se originan. En Monterrey (2017) ocurrió un drama similar. Las escuelas deben ser recintos de formación, no pasto de nota roja. Al observar la avalancha mediática, destaca el querer encontrar el factor detonante de la tragedia. La madre de todas las explicaciones. Así se cae en la trampa de la simplificación. 
A veces, la razón lógica obstaculiza la comprensión de un fenómeno complejo. Tragedias de este tipo no dependen de lecturas lógicas: se encuadran como sucesos complejos y multifactoriales (con varias causas posibles). El afán por la respuesta definitiva y única desvirtúa el contexto del hecho trágico. Veamos este punto con los datos disponibles.          
 
HOY ES EL DÍA
 
DE ACUERDO a entrevistas recabadas en el Colegio Cervantes, el niño agresor repitió la frase ‘hoy es el día’. Algunos comentaristas desprenden así la planeación sin piedad del asesinato, cual Joker imberbe. Esto se anuda con testimonios sobre maltratos en la escuela. Después de unir esos elementos del drama, se quiere reencontrar en la frase ‘hoy es el día’ el odio del niño a la autoridad, cual rebelde sin causa. ¿Explica algo esa frase? Para quien esto escribe, el doble hecho (asesinato y suicidio) sigue sin explicación lógica a partir de lo dicho, que no modifica el hecho desmesurado. No explica las agresiones atroces de un niño que, en los reportes escolares, aparecía como magnífico alumno. Desde esta perspectiva, hay cosas que pasaron por la mente de ese niño que simplemente nunca sabremos.    
Otros comentaristas ubican como detonantes los videojuegos y la ausencia del operativo “Mochila segura”. Se trata de factores externos que no tienen  valoración mesurada, luego de ahogado el niño en el pozo. Por supuesto que se estudia el impacto perceptivo de videojuegos en los usuarios (entre más jóvenes, se supone, más propensos a influencia). El operativo “Mochila segura” algo pudo lograr, aunque debe considerarse que las armas del abuelo facilitaron la tragedia. Por más pensamientos inquietantes que tuviera el niño, hubiera sido muy difícil que encontrara armas a su alcance. De cualquier modo, razonar a toro pasado facilita la asignación simple de responsabilidades y evita buscar explicaciones reales. En el delicado terreno de la psicología infantil, las cuestiones que parecen simples nunca son simples.
Existe también responsabilidad cultural/social por los elementos de violencia en el universo del consumo infantil y juvenil, aunque se reconoce que la influencia conductual no es mecánica ni depende de un solo estímulo. De ser así, millones de niños efectuarían actos de agresión extrema cada día. Y no ocurre así. La violencia ficcional ha sido señalada como factor negativo en el campo de la comunicación masiva, pero las investigaciones no han comprobado que el proceso estímulo-respuesta sea fatal y recurrente en los usuarios. Los mensajes no son ‘balas’ que se ‘disparan’ sobre usuarios inermes.  Claro que tampoco hay que desestimarlos.  
Existe una responsabilidad procedimental: el operativo ‘Mochila segura’, que representa mayor seguridad, sin ser infalible. ¿Por qué? Alguien alterado encuentra cauces impensables para la agresión. Se puede argumentar, como ya se hace redes sociales, que el Colegio Cervantes se equivocó al desechar en octubre de 2019 la revisión de mochilas. Gibrán Ramírez (Milenio, enero 14) cuestionó el programa mochila segura, “pues educa a los niños en la desconfianza y los prepara para adentrarse en una sociedad que criminaliza”. Además, planteó las rutas antipedagógicas y poco ortopédicas de las mochilas gigantescas que utilizan los niños en primaria y secundaria. “Hay escuelas que usan una sola libreta para todos los temas y otra libreta para tareas, con lo demás guardado en el aula. Cargan menos y fragmentan menos las ideas”. 
En suma: la urgencia de una educación integral es debate pendiente en el país. La tragedia de Torreón, que enluta a México (como tantas otras tragedias), puede tener efectos positivos, si verdaderamente queremos comprender y atender. Pero no se puede jugar con dinamita y esperar que no explote. 
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